SOCIOLOGÍA

Vivir el presente

El año nuevo es una época para reflexionar sobre el pasado y planear el futuro. Sin embargo, los expertos recomiendan seguir una tendencia que cada vez adquiere más fuerza y que es más efectiva: vivir el día a día.

26 de diciembre de 2009

Año nuevo, vida nueva. Esta es quizá la frase más popular por estos días. El fin de año es para muchos la oportunidad para hacer borrón y cuenta nueva, y cambiar hábitos con los que no estaban contentos. Sin embargo, varias de esas promesas se quedan en simples anhelos que se repiten año tras año. "A pesar de que todos deseamos, e incluso necesitamos, hacer cambios en nuestras vidas, pocos pueden desprenderse de viejos hábitos. Esto genera frustración y, en algunos casos, impide seguir adelante", dice Ronald Alexander, sicoterapeuta de la Universidad de California.

Aunque para muchos la salida está en hacer promesas menos utópicas o en incrementar la fuerza de voluntad, para algunos expertos existe una solución más innovadora: vivir en el presente. Esta idea, que en inglés se conoce como el mindfulness, algo así como la atención plena, consiste en centrarse en el presente de forma activa y reflexiva. Esta técnica, que encuentra su raíz en el budismo y que en sicología se conoce como el "aquí y ahora", se practica a través de una especie de meditación, parecida al yoga, en la que la respiración es clave como herramienta para enfocar todos sus pensamientos en una sola actividad, y de esta forma incrementa la productividad.

Aunque parece un tema puramente metafísico, el poder del ahora, como lo llamó el escritor alemán Eckhart Tolle, es cada vez más popular en varios países, y algunos estudios han demostrado su utilidad en ámbitos como la educación o la salud física y emocional. En un artículo publicado por Psychology Today, las personas conscientes del presente son más comprensivas y seguras, debido a que desarrollan mejor su autoestima y aceptan mejor sus debilidades. Así mismo, quienes viven el ahora son capaces de escuchar comentarios negativos sin sentirse amenazados y pelean menos con sus parejas porque son más flexibles y viven menos a la defensiva.

La mayoría de las preocupaciones -dice la publicación- surge por pensar en el futuro. El sello de la depresión y la ansiedad es el catastrofismo, es decir, pensar en lo que no ha ocurrido aún. Al elevar la conciencia en el presente, la preocupación por el porvenir desaparece. "La impaciencia y el deseo de sentir la tranquilidad de saber lo que nos espera puede hacer que nos sintamos más frustrados y ceder ante la duda cuando no se logran los objetivos", dijo Alexander a SEMANA

Según Susan Bauer-Wu, doctora en sicología neuroinmunológica, hoy día la gente vive muy ocupada y pasa más tiempo en planear proyectos futuros, que en disfrutar o mejorar lo que está sucediendo en el momento. "La atención plena en el presente ayuda a la persona a darse cuenta de lo que realmente tiene control y lo que no. Cuando esto sucede, es posible apreciar mejor las cualidades positivas de la vida y, por ende, tomar mejores decisiones", explicó Bauer-Wu a esta revista.

La doctora Bauer-Wu, quien además es miembro del Instituto de Cáncer de la Universidad de Evory, ha visto los beneficios del mindfulness en el ámbito de la salud. Según cuenta, la mayoría de sus pacientes de cáncer cuando se enteran que tienen esta enfermedad, se atormentan con preguntas como: "¿Qué puedo hacer para prevenirlo?" o "¿sí voy a vivir lo suficiente para ver a mis hijos crecer?" Aunque es normal que las personas y los familiares se planteen esta serie de inquietudes, el problema es que muchas veces la gente queda atrapada en estos pensamientos, en lamentarse sobre hechos del pasado o en fantasear con actividades futuras.

Esto, dice la experta, es la principal fuente de la ansiedad y el estrés. "La preocupación hace que el organismo produzca sustancias químicas llamadas hormonas del estrés, que generan un desequilibrio en el cuerpo y alteran las funciones inmunológicas, lo que conduce a problemas cardiovasculares o de metabolismo", explicó la experta.

Varias entidades se han dado cuenta de las bondades de la atención plena como herramienta para aliviar dolores crónicos, así como tratamiento en personas adictas a las drogas o con desórdenes alimenticios. En Estados Unidos, el Instituto Nacional de Salud ha entregado más de 50 importantes subsidios para explorar los efectos favorables de vivir el presente.

Otro de los que han experimentado las ventajas de vivir el presente es Luis Delgado Pastor, doctor en sicología clínica e investigador de la Universidad de Granada, quien realizó un estudio entre 25 profesores de secundaria que fueron sometidos a un entrenamiento de atención plena. Durante 10 semanas, los docentes realizaron trabajo de meditación y ejercicios de autorregulación emocional. Al cabo de este tiempo, los profesores fueron comparados con otros 12 que no habían recibido tratamiento alguno, y los resultados mostraron que los primeros tenían mejorías en la atención y en el rendimiento, así como una disminución en los índices de depresión y de ansiedad.

A pesar de las bondades del presente, hay quienes se oponen a la idea de dejar el pasado atrás y abandonar los planes del futuro. Según Fernando Fergusson, presidente de la Sociedad Colombiana de Sicología, el comportamiento de las personas funciona en relación con las consecuencias de los actos, por lo que es casi imposible desligarlo del pasado y del futuro. "Desde el punto de vista sicológico, el futuro no es otra cosa que el producto de nuestro comportamiento en el aquí y el ahora. Lo mismo ocurre con el pasado. Si recordamos una conducta que tuvo una consecuencia negativa, es probable que no se vuelva a repetir", dice Fergusson.

Los seguidores del mainfulness no dicen expresamente que pensar en el pasado o en el futuro sea malo. El problema -dicen ellos- es cuando este pensamiento es negativo, que se vuelve repetitivo e impide que la persona sea productiva. "Irnos al pasado sólo será útil cuando saquemos un provecho de ello, así como el futuro es funcional cuando se hace una planificación real. Lo malo es que por lo general la mente se va a recuerdos innecesarios y pensamos en un porvenir lleno de quimeras y de propósitos irreales", dijo Delgado a esta revista.

Por eso, antes de ponerse un yugo en su espalda con promesas que quizá no vaya a cumplir, mejor ponga atención en lo que hace, pues, como dicen los expertos, la recompensa a sus actos llegará tarde o temprano.