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CURIOSIDAD

¿Resuelven el misterio del Yeti?

Un investigador cree haber dado con la identidad del enigmático ser gracias a las nuevas técnicas de ADN.

17 de octubre de 2013

Un profesor de genética en la Universidad de Oxford (Inglaterra) podría haber resuelto el misterio de la misteriosa criatura de los Himalayas conocida como el Yeti. Tras aplicar las últimas técnicas de análisis de ADN a supuestos restos orgánicos, principalmente cabello, Bryan Sykes afirma que una de esas muestras arrojó una coincidencia del cien por ciento con una mandíbula de un oso polar encontrado en Noruega que tiene entre 40.000 y 120.000 años de antigüedad.

La comparación se hizo con dos criaturas no identificados de esa región y una base de datos de genomas de animales. Tom Gilbert, profesor de paleogenómica del Museo Natural de Historia de Dinamarca, dice que la conclusión de Sykes es una “explicación razonable” para los avistamientos del Yeti.

Sykes dice que lo más probable es que los animales sean híbridos, cruces entre osos polares y osos pardos, especies con un estrecho parentesco que se aparean si sus territorios se solapan. "Es un resultado excitante y completamente inesperado que nos ha sorprendido a todos", aseguró Sykes al diario The Independent.

«No creo que esto implique que hay osos polares prehistóricos rondando por el Himalaya. Pero podría significar que hay una subespecie de oso pardo, descendiente del oso que fue el ancestro del oso polar. O que se ha producido un cruce más reciente entre el oso pardo y el descendiente el oso polar», explicó el experto en genética.

Buena prueba de la fascinación que ejerce el Yeti o Bigfoot es que Sykes recopilará sus hallazgos en un libro que saldrá publicado la próxima primavera, bajo el título "The Yeti Enigma: A DNA Detective Story" ("El enigma del Yeti: una historia de detectives de ADN"). Además, sus investigaciones han dado pie a un documental, "Bigfoot Files" ("Los archivos Bigfoot"), que Channel 4 emitirá en tres capítulos.

El experto afirmó que “los estudiosos de esta criatura y otros entusiastas parecen creer que la ciencia los rechaza, pero esta no acepta o rechaza nada, todo lo que hace es examinar la evidencia y eso es lo que hago”.

Seis décadas

La fascinación por el Yeti, o "Yetimanía", comenzó en 1951, cuando una expedición al Everest regresó con una serie de fotografías que mostraban las huellas impresas sobre la nieve de un pie de proporciones gigantescas. Desde entonces, comenzaron las especulaciones y en el imaginario colectivo se formó el retrato de una criatura enorme, peluda y de ligero parecido con el ser humano que ronda la región del Himalaya de Nepal y Tibet.

Sykes ha trabajado por más de un año y medio. Su premisa era clara: aunque resultaba improbable confirmar la existencia del Yeti, y se habían llevado diversos estudios con anterioridad, valía la pena aplicar las técnicas más punteras en análisis genético.

"Es un área de investigación en la cual cualquier académico serio se aventura con cierto grado de inquietud", admitía entonces el profesor. "Es un campo lleno de informes excéntricos y engañosos".

Como muestra, la comunidad científica acogió con escepticismo la publicación de un estudio en febrero en una revista creada específicamente para divulgarlo y que pretendía establecer que el Yeti descendía de un cruce entre machos de esta especie y hembras de Homo Sapiens. El estudio fue rechazado por otras publicaciones científicas y algunas voces apuntaron a una posible contaminación en las muestras estudiadas.

El hallazgo de Sykes, en cambio, matizado por todas las cautelas necesarias, podría suponer el fin de un misterio de seis décadas que comenzó con una fotografía de una huella en la nieve de la escurridiza criatura tomada por el montañista Eric Shipton en la base del Everest en 1951.

Con AP.