CARRERA DE OBSTACULOS

Se estudia por que algunos tumores, se vuelven resistentes a la quimioterapia.

5 de diciembre de 1988

Uno de los problemas más serios de los tratamientos contra el cáncer es el que tiene que ver con la tendencia de ciertos tumores a volverse resistentes a la quimioterapia. Las células cancerosas han probado ser altamente adaptables, desarrollan formas de bloquear el efecto de las drogas utilizadas para matarlas y es esto lo que determina que muchos cánceres progresen, a pesar del tratamiento. Sin embargo, hay luces de esperanza.
Investigaciones recientes han abierto trocha en ese sentido. Una de ellas señala la forma como las células cancerosas se vuelven resistentes a ciertos componentes usados en la quimioterapia. Otra sugiere que una droga utilizada para tratar enfermedades del corazón, puede evitar que se cree esa resistencia.
Los descubrimientos recientes sugieren dos líneas para atacar el problema. Un método consiste en bloquear la capacidad de las células cancerosas a resistir a las drogas. El otro busca fortalecer primero a las células normales, para luego enfilar baterías con las células del tumor, con fuertes dosis de quimioterapia.
El doctor John S. Lazo de la Universidad de Pittsburgh, en artículo reciente en una revista científica, afirma que él y algunos colegas descubrieron la forma como algunas células cancerosas bloquean el efecto de la droga cisplatin, ampliamente usada para el tratamiento del cáncer en los ovarios, testículos y algunas formas de cáncer del pulmón.
La droga, un compuesto que contiene platino, trabaja adhiriéndose fuertemente al DNA -el material genético de las células- y matando la célula. Una vez que las células se vuelven resístentes al cisplatin, también se vuelven resistentes a cualquier otra droga que opere en forma similar en relación con el ADN.
Los descubrimientos revelan que las células del tumor se vuelven resistentes, produciendo grandes cantidades de una proteína normal de la célula, la metalotíoneina. La proteína se adhiere a los componentes de metal del cisplatin, aparentemente evitando que éste mate las células cancerosas. Para probar esta hipótesis, los investigadores forzaron a las células que normalmente no fabrican la metalotioneína a fabricarla. Las células se volvieron resistentes a la droga.
Los científicos piensan que sería posible suministrar a los pacientes de cáncer drogas para vencer la resistencia, cambiando los genes de la metalotioneína en tumores. O podrían emplear la estrategia contraria, encontrando formas de estimular las células sanas para que se vuelvan aún más resistentes a la quimioterapia, produciendo más metalotioneína.
Una forma diferente de resistencia constituye una especie de "bomba" molecular, cuyas células se desarrollan para expulsar ciertas sustancias. En particular, estas "bombas" parecen trabajar en el bloqueo de tres clases de drogas anticancerosas.
El proceso de "bombeo molecular", probablemente se desarrolló en forma natural en los seres humanos, como una forma de protección contra las plantas venenosas, según han afirmado algunos investigadores. Las toxinas de las plantas tienden a acumularse en el hígado, riñón y colon, así que estos órganos tienen buen número de ese tipo de moléculas.
Desafortunadamente, las tres clases de drogas anticancerosas se derivan de plantas, y los cánceres que ocurren en estos órganos ponen en marcha la resistencia al tratamiento de quimioterapia. Por eso la idea es usar algo que desactive la "bomba". Algunos investigadores han encontrado que el verapamil y la quinidina, drogas que toman pacientes del corazón, desactivan las "bombas" de células cancerosas en el laboratorio. El problema, sin embargo, es que esas drogas son peligrosas en grandes dosis. Por eso, otros investigadores estudian componentes menos tóxicos.
Recientemente, el doctor Sidney Salmon del Centro de Cáncer en Tucson, Arizona, suministró verapamil con tres drogas anticáncer a siete pacientes cuyos linfomas se habían vuelto resistentes a las drogas. Cuatro de ellos respondieron al tratamiento. Pero, los expertos señalan que esos casos no son suficientes para ser concluyentes, entre otras razones porque hay otros estudios del Instituto de Cáncer en Boston que no muestran resultados positivos con dosis de verapamil que los pacientes puedan tolerar.
Pero hay una luz en el camino. Y esta luz es la que les permite ser optimistas a los médicos. Si se logra entender la resistencia del cáncer a las drogas, muchos de los tratamientos con quimioterapia no fracasarán. Ya no se trabajará tan empíricamente, casi que por prueba y error, sino sobre bases sólidamente fundamentadas.