CIRUGIA PRENATAL

Intervenciones quirúrgicas en fetos abren la posibilidad de corregir anormalidades y salvar vidas antes del nacimiento.

19 de septiembre de 1988

La era de la cirugía prenatal comenzó apenas en 1.981, y a pesar de que lleva tan corto tiempo practicándose, los médicos que la adelantan han hecho recientemente impresionantes descubrimientos: las operaciones no dejan cicatrices. "Esto abre posibilidades fascinantes", ha dicho el doctor Mark I. Evans en Detroit. Y Agrega: "Algunos síndromes severos con considerable desarreglo de la estructura ósea del rostro, pueden ser susceptibles de corrección en la vida fetal. Ser capaces de hacer eso sin dejar cicatrices es algo que asombra a la mente humana".

Dados los resultados de las intervenciones en fetos, algunos investigadores estudian la bioquimica de las heridas que sanan sin dejar huella. Si descubren cómo es que el feto sana sin dejar cicatrices, probablemente se develarán algunos de los secretos que atormentan a los médicos con respecto a las heridas de los adultos. Se están dando pasos de gigante hacia la cirugía plástica prenatal y aunque la historia de las intervenciones en fetos es corta, no por eso deja de ser prometedora.

Sin embargo, antes de que los médicos intenten la cirugia plástica del feto, se ha obrado con cautela, pues se necesita mucha más experiencia en defectos más serios del feto. De ahi que la mayoría de las intervenciones se haya hecho en fetos con problemas tan graves que seguramente desembocarían en la muerte antes o después del nacimiento. Pero los médicos confian en la factibilidad de la cirugia plástica del feto para corregir graves deformidades. "Aún no hacemos cirugía cosmética en fetos, pero probablemente se hará en menos de una década", afirma el doctor Michael Harrison de la Universidad de California en San Francisco.

El doctor Harrison, el único cirujano norteamericano que ha hecho operaciones en fetos humanos, ha practicado 12 intervenciones. Las operaciones se han realizado en fetos con una variedad de enfermedades, incluyendo obstrucción de los tractos urinarios e hidrocefalia, enfermedad que consiste en que el fluido de la espina dorsal se acumula en el cráneo, lo cual daña el cerebro. También ha intervenido en hernias diafragmáticas, que hacen que los órganos abdominales presionen el pecho, comprimiendo los pulmones.

Muchos cirujanos se han abstenido de operar fetos, porque no han tenido experiencia previa con animales. Por el contrario, el doctor Harrison ha experimentado con ellos. De ahi pasó a practicar la cirugia en casos en los cuales el feto habría muerto de todas maneras. Harrison y su equipo han practicado cirugia en más de mil fetos de ovejas y 100 de micos. De ahi llegaron a la conclusión de que podian anestesiar a una mujer embarazada y al feto, remover el feto del útero de la madre, operarlo y luego volverlo a poner en su sitio para que el embarazo continuara. "Antes de realizar la primera intervención en un feto humano hace siete años, establecimos criterios muy importantes. Decidimos que sino intervendríamos en aquellos casos en los cuales el feto estaba, de todas maneras, condenado a morir", afirma el doctor Harrison. Para hacerlo, sin embargo, se ponia en peligro la vida de la madre. Por eso, el doctor Harrison juzgó conveniente no ofrecer cirugía fetal a una familia, sino hasta que no probara el procedimiento en micos, de tal manera que el resultado fuera un bebé sano y una madre sana con posibilidades de tener otros hijos, todo dentro del menor riesgo posible.

LOS EXITOS
La cirugía fetal ha probado ser exitosa en fetos con los tractos urinarios obstruidos. Los médicos habían intentado antes corregir esta anomalia insertando un tubo a través del abdomen de la madre y luego en el feto para drenar la orina fetal, pero con frecuencia los tubos se caian o se obstruían. La obstrucción de los tractos urinarios comúnmente causa la muerte del feto, pues impide el desarrollo de los pulmones. La orina fetal es el principal componente del liquido amniótico que rodea el feto. Normalmente, el feto "respira" este fluido hasta los pulmones. Si el tracto urinario está bloqueado, el feto no produce el fluido y sin él los pulmones no se desarrollan. El doctor Harrison ha hecho seis operaciones de este tipo.
Toma 30 minutos operar el feto y cerca de dos horas operar a la madre.
Los resultados de las seis operaciones han sido positivos: las madres se han recuperado satisfactoriamente y el problema de la obstrucción ha demostrado ser reversible.

Actualmente, Harrison y otros investigadores están estudiando la curación de las heridas fetales y la posibilidad de la cirugía cráneo-facial antes del nacimiento. Este tipo de cirugía podría corregir un defecto relativamente frecuente, el labio partido, que se presenta, según las estadisticas, en uno de cada 600 ó 700 nacimientos.
La condición puede detectarse antes del nacimiento por medio de ultrasonido. Generalmente, los bebés con esta anormalidad son intervenidos después del nacimiento, pero es inevitable que quede una cicatriz, y la cara del niño no se desarrolla normalmente, porque la cicatriz impide su crecimiento.

Otros bebés nacen con anormalidades faciales heredadas. En el sindrome de Apert, por ejemplo, los bebés tienen frentes altas y pronunciadas, caras planas y ojos tan espaciados que, a veces, parecen tenerlos a los lados. Estos bebés con frecuencia tienen un surco horizontal sobre sus ojos. Estas deformidades "no son una amenaza contra la vida, pero ciertamente disminuyen la calidad de su vida. Ellas pueden ser corregibles en la vida fetal y si podemos hacerlo sin dejar cicatrices, se nos abren posibilidades fascinantes", afirma el doctor Evans, de la Universidad de Wayne en Detroit.

En las investigaciones y experimentos con ratones se ha descubierto que, en casos de labios partidos, las cicatrices que deja la operación no se detectan ni con microscopio. Por eso algunos investigadores están estudiando por qué los fetos no forman cicatrices, con la esperanza de encontrar un tratamiento para prevenir cierto tipo de cicatrizaciones en los adultos. Cuando se cura una herida en los adultos, lo que sucede es que se produce una proteina, el colágeno, que forma el tejido de la cicatriz.
Otro pequeño componente de las heridas es otra sustancia, la gliocosaminoglican. En las investigaciones, los estudiosos han descubierto en heridas de fetos de conejos, que casi no hay colágeno. En su lugar, producen glicosaminoglican en cantidades muy superiores al colágeno.

También se ha encontrado que las heridas fetales no se inflaman ni se contraen. La contracción, mediante la cual los bordes de una herida se juntan, constituye un problema particular para los quemados. Los médicos aún no han podido saber cómo controlar la contracción, pero ya tienen un modelo en los fetos intervenidos que no presentan huella de cicatrices y cuyas heridas no se contraen. En otros experimentos, los investigadores han herido fetos de conejo y han agregado una hormona, el factor beta de transformación del crecimiento, que produce un adulto cuando están sanando sus heridas.
"De repente, el feto produjo colágeno como un loco y la herida se llenó con células inflamatorias", dijo uno de los investigadores. Para ellos esto significaba que se puede imitar el proceso de curación de las heridas de un feto en adultos, mediante el bloqueo de las acciones de la hormona.

El campo que se abre a la cirugía fetal es inmenso y en pocos años la cirugia cosmética no sólo será una esperanza para gordos y vanidosos, sino para millones de madres embarazadas con problemas en sus bebés por nacer y para adultos quemados y con serios problemas de cicatrización. Las investigaciones no se detienen y la esperanza, como se dice comúnmente, es lo último que se pierde. --