CON LA SOGA AL CUELLO

Aunque no es infalible, la citología sigue siendo el único examen válido para prevenir el cáncer del cuello uterino.

14 de agosto de 1989


Un informe reciente que cuestiona la validez de la citología ha puesto en alerta a médicos y mujeres. Durante años, este examen ha sido uno de los pilares de la prevención del cáncer del cuello uterino. Sin embargo, recientes investigaciones han demostrado que en los resultados existe un alto índice de error. Según el informe, por lo menos el 20% de los resultados que indican "negativo", es decir, que no hay cáncer, son "negativos falsos" y en realidad el mal sí se está desarrollando. Hace poco, una mujer, Barbara Arbuckle, testificó ante el Congreso norteamericano que después de dos citologías que indicaban que no existía ningún peligro, recibió el diagnóstico de cáncer y, a los 23 años, se vio forzada a someterse a una histerectomía. Su cáncer habría podido ser tratado si se hubiera detectado a tiempo.

La citología, llamada también Papanicolau, por su inventor el doctor George Papanicolau, fue introducida en los años sesenta como uno de los más eficaces exámenes de detección precoz del cáncer del útero. Desde entonces, se recomendó que todas las mujeres con una vida sexual activa deben practicárselo una vez al año. Su validez fue confirmada con una disminución del 70% de las muertes causadas por este tipo de cáncer que, hasta entonces, era la mayor causa de muerte femenina. De hecho, hoy el cáncer del útero es curable en un 100% de los casos si se detecta a tiempo.

Luego de dos décadas de intensas campañas para concientizar a las mujeres sobre esta verdad, el informe y la denuncia de la señora Arbuckle caen como un baldado de agua fría en la comunidad médica. Pero si bien el margen de error es preocupante, para los especialistas el verdadero peligro no radica tanto en las equivocaciones que se cometen en el examen sino en el hecho de que las mujeres, pierdan credibilidad en la eficacia e importancia de la citología anual y dejen de practicársela. La opinión generalizada es que, a pesar de los, errores en los resultados, la citología es el único método que existe para prevenir el cáncer cervical. Es más, a diferencia de los otros exámenes para detectar el cáncer, el Papanicolau puede detectar lesiones precancerosas.

Si todavía mueren millones de mujeres en el mundo como consecuencia de este tipo de cáncer, señalan los especialistas, no es por culpa de los resultados "negativos falsos". Estos inciden sólo en una mínima parte. El factor principal es que todavía muchísimas mujeres no se someten anualmente a este examen.

La pregunta es ¿por qué un examen que durante décadas ha sido considerado como eficaz, presenta ahora un alto margen de error? La respuesta es paradójica. Dado que es un examen que se ha generalizado, los laboratorios deben analizar, cada vez, más muestras. Y como en los accidentes aéreos, se trata de una "falla humana". Al practicar la citología el médico remueve células de las paredes del cuello del útero y las coloca en una plaqueta de vidrio, que es enviada a un laboratorio. El citotecnólogo debe, entonces, analizar miles de células de cada muestra para buscar anormalidades en su forma, tamaño o número. Si encuentra alguna irregularidad, la muestra es enviada a un patólogo para que la revise y confirme el resultado. A diferencia de la mayoría de los exámenes médicos en los que la muestra es leída por una máquina, la citología es leída en el microscopio por el ojo humano. Y como errar es humano, la Sociedad Americana de Citología ha recomendado que los laboratorios analicen solamente un máximo de 80 muestras al día.

Sin embargo, esta no es la única causa. El Colegio Americano de Obstetras asegura que la mitad de los errores se cometen desde el momento mismo de tomar la muestra, cuando esta no es practicada por manos expertas. Y señala, además, que muchos laboratorios cuando ven que las muestras son deficientes, no las devuelven a los médicos para que sean tomadas nuevamente. Pero incluso cuando estas son devueltas, las cosas se complican. Por razones que los especialistas aún no logran entender, una segunda citología tomada pocas semanas después de la primera, dará como resultado un "negativo falso" más o menos en el 60% de los casos. La teoría más aceptada afirma que, una vez tomada la muestra, las células anormales son removidas y no vuelven a reaparecer sino unas seis semanas más tarde. Por eso, si la paciente se toma otra muestra antes de transcurrido este tiempo, en la segunda parecerá que las células anormales han desaparecido. Por ello, la recomendación general es esperar por lo menos dos meses antes de hacer una segunda citología.

Pero aparte de las fallas en la toma de la muestra o en su lectura, existe otro factor que también puede interferir en su eficacia. Los patólogos aseguran que el mejor momento para tomar el examen es cuando la mujer está en la mitad de su ciclo y no ha tenido un lavado vaginal en las últimas 24 horas. Sin embargo, pocos médicos advierten esto a sus pacientes.

Cada uno de estos problemas (exámenes inadecuados, fallas de laboratorios o técnicos sobrecargados de trabajo) puede ser solucionado. No obstante, se estima que siempre habrá por lo menos un 10% de resultados "negativos falsos". Lo que significa que se dejará de detectar un cáncer de cada 10. Pero es precisamente por esa posibilidad de un resultado equivocado que los médicos hacen énfasis en recomendar a todas las mujeres que se sometan al examen una vez al año. El cáncer cervical toma generalmente de 5 a 15 años en desarrollarse así que si se obtiene un "negativo falso" en un año y al siguiente es positivo, no habrá mayor peligro. Por ello, tanto los ginecólogos como las campañas de la Liga Colombiana de Lucha contra el Cáncer recomiendan que cualquier mujer mayor de 18 años y sexualmente activa se haga la citología una vez al año. No hacerlo es jugar a la ruleta rusa.-

Colombia: sólo 1 de cada 10

Sólo un 10% de las mujeres colombianas se practican la citología anual. Según datos del Instituto Nacional de Cancerología, en Colombia la tasa de mortalidad entre mujeres de 35 a 64 años por cáncer del cuello uterino es de 20 por cada 100 mil. Estas cifras resultan alarmantes si se tiene en cuenta que el cáncer de cuello uterino puede detectarse en forma precoz, es decir, antes que se desarrolle, a través de una simple citología.

La doctora Margarita Ronderos, jefe del Departamento de Epidemiología del Instituto, señala que la causa de este problema es la inaccesibilidad de la mujer a los servicios de salud. Es por ello que dentro del Plan Nacional de Salud Básica se está ideando un programa, que se iniciará en enero del año entrante, para hacerle frente a esta amenaza. Este programa establece una nueva norma para el país, que ya ha sido probada en otros países, según la cual toda mujer con vida sexual activa y regular debe hacerse una citología inicial y otra al año siguiente y luego cada tres años mientras tenga una vida sexual activa. Las dos citologías anuales iniciales permiten obviar la posibilidad de los resultados negativos falsos.
Posteriormente, el seguimiento cada tres años reduce los costos del programa y en nada pone en peligro la prevención si se tiene en cuenta que aún una sola citología en la vida reduce en siete veces el riesgo de desarrollar el cáncer cervical. Paralelo a la nueva norma, el programa incluye la creación de una infraestructura adecuada, porque uno de los problemas actuales es que a pesar del bajo cubrimiento, no existen suficientes laboratorios para la lectura de las muestras, ni existen programas de atención secundaria para realizar las biopsias a las pacientes cuyo examen ha dado un resultado "positivo". El programa que establece esta nueva rutina de exámenes contará con una activa campaña de promoción y se realizará a través de los Servicios Seccionales de Salud y el Seguro Social. Sin embargo, la parte más importante de todo este proyecto es la concientización de la mujer, porque de nada valen los esfuerzos gubernamentales y los avances de la ciencia en la lucha contra el cáncer si un examen que permite prevenirlo, o controlar a tiempo su desarrollo con un sencillo tratamiento, en caso de que salga positivo, deja de hacerse por negligencia o ignorancia.