CUADROS CLINICOS

A través del estudio de las obras de arte, los especialistas diagnostican los males que sufrieron los grandes pintores.

15 de octubre de 1990

El nuevo pasa tiempo de los médicos parece ser el de estudiar el arte con ojo clínico. A Van Gogh, por ejemplo, le han diagnosticado 152 enfermedades diferentes a través del análisis de sus cuadros y sus cartas personales. Esta clase de ejercicio profesional ha permitido a los especialistas descubir también que Monet sufría de cataratas, que las figuras paranoicas de Goya reflejan su angustia acerca de su progresiva sordera, ha hecho pensar a algunos que El Greco padecía de astigmatismo, que Corot era víctima de la artritis rematoidea y que Degas tenía problemas en los músculos oculares.
Los médicos son entrenados observadores y es en pequeños detalles, que pasan inadvertidos para el resto de los estudiosos del arte, donde encuentran las pistas para el diagnóstico de las enfermedades en los artistas, o incluso de sus modelos. Pero más que amor al arte o simple curiosidad científica, los especialistas estudian el arte como una forma de descubrir la historia natural de las enfermedades y su prevalencia, e inclusive en una audaz aproximación intentan determinar cuál era la enfermedad del artista y trazan su progresión mediante el estudio de reveladores detalles de su trabajo, como la elección del color o un cambio en las perspectivas y el tema.
Esta clase de estudios se conoce con el nombre de "Diagnóstico de lienzos". Algunos investigadores han tratado de identificar grupos de desórdenes genéticos en antiguas culturas, mediante el examen de sus pinturas. El genetista Víctor McKusick, de la Escuela de Medicina John Hopkins, de Baltimore, y una autoridad en desórdenes hereditarios, ha encontrado muchas enfermedades genéticas representadas con impresionante precisión anatómica en el arte de las culturas centroamericanas y egipcias.
Entre las múltiples enfermedades que le han diagnosticado a Van Gogh, la última de ellas, el vértigo de meniere, se encuentran también tumores cerebrales, esquizofrenia y epilepsia. Ahora un especialista sostiene que el pintor holandés sufrió envenenamiento por digital, planta que en su época se usaba para el tratamiento de la epilepsia, y que en dosis exageradas puede causar "visión amarilla". El especialista sostiene que esto explicarla la predilección del artista por los tonos amarillos brillantes. Ese último de bate sobre la enfermedad del pintor es sólo un ejemplo de un ejercicio continuado que algunos médicos amantes del arte suelen practicar. Recientemente, dos médicos y un estudioso del arte señalaban que en el cuadro "Muchacha con mandolina", de Camille Corot, la joven música parecía sufría artritis rematoidea Ellos se inclinan a pensar que Corot pintó la mano torcida porque estaba obsesionado con esa enfermedad, ya que él sufría de gota, una condición artrítica.
Algunas veces, un cambio de estilo, es visto por los médicos como un signo inequívoco de enfermedad. Algunos expertos están todavía tratando de aclarar de una vez por todas las diferencias entre lo que es estilo y las consecuencias de una deficiencia física. En 1913 por ejemplo, un médico francés sugirió que El Greco pintaba sus alargadas figuras porque sufría de un tipo de astigmatismo que hace ver las figuras de esa forma. El doctor James Ravin, un oftalmólogo de Ohio, quien ha estudiado las enfermedades oculares de famosos artistas sostiene que, sin lentes correctivos, los astigmáticos ven el mundo desdibujado y borroso y que no existe evidencia de que hubiera lentes que corrigieran este defecto en el siglo XVI, cuando El Greco vivió. Otros señalan, sin embargo, que imágenes de rayos X tomadas sobre las pinturas de El Greco muestran que debajo de las figuras pintadas hay trazos de una composición más naturales. Lo cual indica que el pintor deliberadamente escogió alargar las imágenes cuando aplicó la pintura para darles una sensación etérea.
Sin embargo, los médicos sostienen que sus diagnósticos "por lienzo" tienen un piso seguro. El doctor Ravis asegura que al estudiar el trabajo de Monet bajo la luz de la documentación médica actual le ha permitido seguir el progreso de sus cataratas y determinar cómo la nubosidad progresiva de la vista afectó el trabajo artístico del gran impresionista francés. "Usted puede verlo en la evolución en su serie de lirios donde se aprecia un gradual cambio.
Los colores llegan a ser cada vez más amarillo-castaño, que es la zona de color que la gente con cataratas ve, mientras pierde su habilidad para apreciar los violetas y azules. En 1922, Monet estaba casi ciego. Podía ver luces y sombras pero no formas ni colores. Posteriormente el artista se sometió a una cirugía en el ojo derecho que le devolvió su habilidad para ver los colores y, en los últimos cuatro años de su vida, completó su serie y volvió a pintar en violetas y azules" .
El doctor Ravin también cree que el arte de Degas fue afectado por una enfermedad ocular que según el especialista lo llevó a perder parte de la vista.
"El tenía visión periférica pero no visión central" . La enfermedad comenzó cuando el artista tenía 35 años y aumentó progresivamente en los años siguientes. "Si usted mira sus primeras pinturas, encuentra que hay precisión y muchos detalles. Sin embargo, sus trabajos posteriores no muestran nada de eso y generalmente se tiende a apreciarlo como un relajamiento de su estilo. El cambió a la escultura en los años posteriores, fue tal vez una forma de sustituir la falta de visión por un trabajo más táctil" .
Por cada ocasión en que los médicos diagnostican un lienzo o una pieza escultórica, aparece siempre un historiador o un crítico de arte para protestar, señalando que los especialistas de la medicina con frecuencia dejan de lado el contexto general de la obra. Pero el método no sólo sirve para diagnosticar las enfermedades que padecieron grandes figuras de la historia del arte o sus modelos. "Actualmente, muchos compradores acostumbran buscar opiniones médicas para entender el arte moderno -señala el doctor Richard Brilliant, un historiador de la Universidad de Columbia-, al menos para asegurarse que quien pintó ese cuadro incomprensible no sufría disturbios mentales"