...DIVINO TESORO

Crecen las expectativas de vida para los hombres. Se pusieron las pilas y cambiaron sus hábitos.

13 de noviembre de 1989

Aparentemente en esto de la vejez los hombres llevan la delantera. Para la mujer, las arrugas son una desgracia, las canas son vergonzosas y los gordos ni hablar. En cambio, los hombres arrugados son interesantes, los canosos divinos y los gorditos... normales. Sin embargo, a la larga, el llamado sexo débil sale ganando. La mujer vive en promedio 78 años, mientras que el hombre sólo 71.

Pero como el paso de los años trajo no solamente la revolución femenina, sino los gimnasios, las dietas y el retin -A, las cosas empiezan a cambiar.
Los expertos aseguran que la diferencia en el promedio de vida de ambos sexos no se debe tanto a diferencias sexuales sino más bien a diferencias en el estilo de vida. Y resulta que todo parece indicar que ellos empiezan a preocuparse por vivir más. Hace un tiempo era mal visto que un hombre se pasara horas en frente a un espejo aplicándose cremas contra las arrugas, haciéndose masajes en la calva y comiendo ensaladas o tomando soda en vez de whisky. Ahora los gimnasios se llenan de hombres rebajando la barriga y sacando músculo, en los réstaurantes se cuidan de ordenar platos que tengan mucho colesterol y no pocos han convertido el minoxidil en un artículo de primera necesidad.

Lo de las dietas es importante. El doctor Roy Walfors, de la Universidad de California en Los Angeles, autor de la "Dieta de los 120 años", asegura que el proceso de envejecimiento se puede reducir a la mitad desde el momento en que se empieza a vivir sanamente. El ritmo de envejecimiento es diferente para cada individuo, pero los especialistas aseguran que se dobla aproximadamente cada ocho años. Para el doctor Walfors, la clave para no envejecer mucho consiste en una buena nutrición: una dieta alta en nutrientes y baja en calorías. Para lograrlo hay que olvidarse de los postres, evitar productos lácteos con un alto contenido de grasas (queso, leche y mantequilla) y las carnes rosas, comer muchas frutas y pescado, legumbres y pollo. "La idea es reducir el peso gradualmente. Más o menos el 10 ó 25% del peso en un periodo de cuatro a seis años". De esta manera se reducen las enfermedades relacionadas con las dietas superrápidas y, ademas, una dieta baja en calorías parece que ayuda a vivir más, como lo han demostrado experimentos realizados con ratas. Como si fuera poco, se mejora la calidad de vida durante la vejez.

Pero en medio de todas las nuevas recomendaciones para vivir más y mejor, se sigue buscando una razón que explique por qué las personas envejecen. Algo que no tenga nada que ver con los genes, la enfermedad o la suerte. Entre las muchas teorías que se han formulado recientemente, en Estados Unidos hay una en particular que atrae la atención de los especialistas. Aunque el doctor Denham Harman, de la Universidad de Nebraska formuló su teoría hace 35 años, sólo hasta ahora es reconocida por sus colegas. Según Harman, los radicales libres (los derivados químicos altamente reactivos generados cuando el cuerpo utiliza oxigeno) son "electrones no apareados destinados a aparearse". Y generalmente lo hacen con las toxinas presentes en el organismo. En este proceso se produce una oxidación que le hace daño a las membranas de las células y acaba atacando el propio sistema metabólico.
De acuerdo con su teoria, estos radicales se pueden aparear con varias enfermedades, incluyendo el cáncer y las relacionadas con el corazón. Además de ser los posibles causantes de problemas tan graves, pueden también ser los responsables de las odiosas arrugas, pues suprimen la producción de colágeno, que es el elemento que le da elasticidad a la piel.
La buena noticia es que estos radicales libres no sólo pueden ser controlados por medio de las vitaminas A, C y E, y las sustancias antioxidantes, como el selenio, sino que también los ejercicios moderados, las técnicas para reducir el estrés y un medio ambiente libre de toxinas (cigarrillos, alcohol y rayos X) disminuyen los efectos dañinos de los radicales. El doctor Harman explica la mayor longevidad de las mujeres por el segundo cromosoma X, que contiene el embrión de estas que, de alguna manera, "actúa como un antioxidante, razón por lo cual el llamado sexo débil sale ganando".

Y respecto al sexo también ellas salen ganando. Las investigaciones demuestran que los hombres alcanzan la cumbre de su sexualidad a los 18 años, mientras que ellas lo hacen a los 40. Sin embargo, hay un consuelo: aunque a los 40 años es más difícil para los hombres alcanzar la erección, pueden prolongarla más tiempo. Para aquellos con dificultades en su desempeño se recomienda mejorar la dieta y abandonar los vicios: la nicotina puede disminuir el flujo de sangre, lo mismo que el colesterol alto, y el alcohol puede disminuir el nivel de testosterona y con ello aminorar el apetito sexual. Así que para mejorar la vida sexual, llevar una vida sana es una buena receta.

Y para las personas viejas, o quienes están en el proceso de envejecer, hay esperanza con un posible antídoto. Se trata del DHEA (dehidroepiandrosterona) la hormona de mayor concentración en la sangre de los jóvenes. A los 25 años esta alcanza su cima y luego empieza a declinar, y a los 80 sólo queda el 5% del nivel inicial. Los científicos se fijaron en esta hormona porque reduce la obesidad, aparentemente ayuda a prevenir el cáncer y a proteger el organismo de virus. Sin embargo, todavía falta mucho por investigar, pero pinta que por ahí puede ser la cosa.

Y de esto los hombres son quienes van a sacar la mejor tajada. Porque tienen primero que alcanzar a las mujeres y en gran parte también porque mientras que ellos mejoran su estilo de vida, las mujeres lo empeoran, pues hoy en día fuman, beben y sufren el mismo estrés por el trabajo.
Así, pues, todo parece indicar que ahora no solamente los hombres seguirán siendo más atractivos cuando viejos, sino que lo serán por más tiempo.