EL CONDON AL ATAQUE

En plena Navidad los bogotanos fueron sorprendidos con las vallas de la campaña contra el sida.

21 de enero de 1991

Nadie podría creer que una palabra de seis letras ha cuestionado a publicistas, gobernantes, científicos y hasta los miembros de la Iglesia. Pero de lo único que sí están todos convencidos, es de que ese es el único producto seguro contra el sida: el condón. Sin embargo, en las campañas institucionales de prevención contra esta enfermedad nadie se atreve a nombrarlo.

Los españoles, por ejemplo, haciendo alusión al mencionado cauchito decidieron decir "Póntelo, pónselo", lo que llevó a una acalorada polémica en los sectores puritanos. En los Estados Unidos se ha preferido hacer publicidad testimonial, atacando directamente la drogadicción, el homosexualismo y la promiscuidad. En una de las vallas aparece la foto de un hombre acompañado por su familia, quien afirma: "Yo creía que tenía que salir con otras mujeres para pasar un buen rato hasta que me di cuenta que estaba arriesgando a mi familia. Es que el sida está allí". Los italianos siguieron esta misma linea presentando a una mujer que confiesa que está sola porque "él no dejó de inyectarse droga y por eso lo dejé". Los alemanes, más directos, colocaron afiches en el metro con una fotografía donde aparece un llavero transparente con un condón dentro y la siguiente leyenda: "En caso de emergencia, rómpase".
... En Bogotá, no fueron menos sutiles. Decidieron romper no el llavéro de los alemanes, sino la cuestionada palabrita: "Con Don protector no da sida".

Esta ingeniosa frase, que lleva implicita la discutida palabrita, va dirigida al público adulto sin herir susceptibilidades mojigatas ni escandalizar a los niños. Mientras miran al arquero, los adultos entienden perfectamente el mensaje. El dibujo, que no es otra cosa que un condón uniformado, aparece en quince vallas ubicadas en diferentes sectores de Bogotá.

Esta llamativa campaña no tuvo, sin embargo, publicistas de por medio. La realizaron los mismos funcionarios de la Secretaría de Salud del Distrito, quienes de paso aprovecharon para echarle un "cepillazo" al partido político del Alcalde, eligiendo que el fondo de la valla llevara el color rojo. Como la idea era crear un personaje simpático que se convirtiera en símbolo de la campaña de prevención contra el sida -como en el caso de Pitín, el logotipo de la campaña de vacunación-, decidieron crear un futbolista con un uniforme que no se identificara con ningún equipo de fútbol del país. El resultado fue un arquero -don protector y una campaña positiva, seria y atractiva que no ha pasado inadvertida para los transeúntes bogotanos.

Con la idea sobre el papel, lo único que hacía falta para lanzarla en esta Navidad era dinero. Una vez más la recursividad de los funcionarios se puso en práctica. Para evitarse paga alrededor de 500 mil pesos por la instalación de cada valla, decidieron utilizar las mismas que se habían colocado para la Constituyente. Pero como tampoco tenían dinero para pagar la impresión, convocaron a diferente empresas en busca de patrocinio. Uno de los laboratorios que producen condones, inmediatamente aceptó la propuesta a cambio de que en la valla pareciera una cajita con su producto. La idea es lograr la vinculación a la campaña contra el sida de diferentes empresas para poder financiar sus costos.

Diez años después de la aparición del sida, la Organización Mundial de la Salud estima que el número de personas seropositivas asintomáticas en el mundo, fluctúa entre 5 y 10 millones. Pero mientras que en Europa y Estados Unidos las campaña en los medios de comunicación y lugares públicos se iniciaron hace años, en Latinoamérica, solamente Brasil y México llevan la delantera. En Colombia, aunque el primer caso de sida se notificó en 1983, es la primera vez que se lanza en las vallas públicas y por iniciativa de la Secretaría de Salud de Bogotá. Según Luis Alfredo Baena, Secretario de Salud del Distrito, este año se reportaron 1.691 casos de personas que ya presentan síntomas. Y como por cada caso de paciente infectado se estima que hay 12 personas más afectadas se calcula que este año el número de pacientes aumentó aproximadamente en 20 mil, solamente en Bogotá.
Pero las vallas son sólo el comienzo de la campaña. El propósito es realizar tres, en varios frentes: una de prevención, dirigida a enseñarles a los bogotanos a tener una sexualidad responsable, sin promiscuidad. Para hacerla más efectiva, en 14 centros de salud y policlínicos se hará completamente gratis la prueba del VIH y se suministrará información sobre los posibles contagios. Además, en todos los prostíbulos se va a exigir el uso obligatorio del condón. Otra, que saldrá el año entrante, buscará la captación de pacientes, a quienes se informará sobre la conducta que deben seguir para evitar el contagio a otras personas. Una vez detectados, se lanzará la tercera, sobre tratamiento paliativo, es decir, la forma como el paciente con sida puede llevar su enfermedad. En esta última participarán trabajadores sociales, sicólogos y médicos. Y a pesar de que se sabe que los grupos de alto riesgo lo constituyen homosexuales y bisexuales, drogadictos, prostitutas, hemofílicos e hijos de madres infectadas que adquieren la enfermedad por transmisión sexual, también, son muchas las personas que la han adquirido por el uso de agujas infectadas y por transfusión de sangre.

Lo cierto es que el objetivo inicial de esta campaña cachaca es concientizar a los colombianos sobre el uso del controvertido cauchito, que hasta ahora es la única arma segura para prevenir el contagio de la enfermedad por contacto sexual. Y al parecer, las vallas han logrado romper el mito, porque el famoso preservativo se ha convertido en tema de conversación en las reuniones de despedida de año y otra vez el temor al sida ha vuelto a estar sobre el tapete.