EL ORO ROJO

El mercado de sangre ha pasado de la venta clandestina a negocio institucional

24 de noviembre de 1986

El viacrucis de los médicos y de los enfermos que llegan a las salas de urgencias de los diferentes hospitales y clínicas del país, comienza en el momento en que se solicita al banco de sangre de la institución, determinada cantidad de tan común pero escaso líquido. La emergencia de sangre que existe en los bancos es permanente. Sólo disminuye cuando las donaciones se hacen bajo presión, como sucede en los Seguros Sociales donde a cada paciente que va a ser operado, exceptuando a las maternas y a los que llegan por urgencias, se le exige llevar por lo menos dos donantes de sangre, para evitar riesgos si se presenta una emergencia durante la operación, ya que en muchas ocasiones los enfermos se mueren no por descuido del médico sino por falta de sangre o de alguno de sus componentes.
La mayoría de los afiliados al Seguro Social que va a ser operado se pregunta con extrañeza y disgusto, el porqué de ese requisito: llevar dos donantes. Pero nadie sabe por las que tienen que pasar los médicos en caso de emergencia y más cuando la sangre que se necesita es de una clasificación poco común. "Los bancos de sangre del país no funcionan como deberían porque no hay sangre, y desafortunadamente la única manera de conseguirla es presionando a la gente para que done", afirmó a SEMANA el doctor Rafael Vivas Pereira, jefe del banco de sangre del hospital San Pedro Claver, de Bogotá, y agrega que "dicha exigencia desafortunadamente se tiene que hacer y está respaldada por el acuerdo 158 y 192, de 1980 y 1982, respectivamente, decretados por un consejo donde forman parte los ministros de Trabajo y de Salud, donde el ISS podrá exigir a los beneficiarios que personas allegadas al paciente hagan una contribución en sangre para cubrir sus necesidades específicas".
SANGRE, UN NEGOCIONON
Lo que no sabe la gente es que hay otra que se hace rica a costa de la compraventa de sangre. Son bancos privados y por demás, muy bien dotados, donde gente necesitada va y vende la sangre como si se tratara de cualquier cosa. Debido a la escasez de la sangre en las diferentes instituciones, los especuladores aprovechan dicha situación para vender cada bolsa de 500 centímetros cúbicos a precios exorbitantes. Si la sangre es de un tipo común (la O positivo es la más usual), solamente cuesta cuatro mil pesos. Pero si está clasificada dentro de un grupo difícil de conseguir (la O negativo es casi imposible, al igual que todas las negativas), cuesta 15 mil pesos cada una, y es tan buen negocio, que en Bogotá hay por lo menos 24 "bancos de sangre" privados que se dedican al "contrabando" del líquido rojo en todos los grupos.
"Hay que reglamentar los bancos de sangre y hay que acabar con la compraventa de ésta, porque la vida no se compra ni se vende, eso es antihumano y antiético", afirmó a SEMANA el doctor Carlos Sánchez David, subdirector de salud del ISS. "Por eso la importancia de hacer campañas educativas continuas, para que la gente se solidarice y entienda que donar sangre no es malo; es más, que lo entienda como una necesidad. No es una solicitud caprichosa, porque la sangre la produce cada uno, y no se haría esa petición si no existiera la urgencia que existe", agregó.
De acuerdo con un estudio que se hizo a raíz de las necesidades hospitalarias en 1984, se estimó que la sangre solicitada en el Instituto de Seguros Sociales de la seccional de Cundinamarca y el Distrito Especial en dicho año fue de 11 mil 725 unidades (bolsas de 500 centímetros cúbicos) de las cuales solamente se pudieron suministrar 8 mil 39. La que pudo captar el ISS llegó a un total de 6 mil 80 y la que suministró la Cruz Roja colombiana fue de 1.959 unidades, lo que revela que hubo un déficit del 48.2% de sangre, que por más esfuerzos y con las pocas campañas para que la gente donara sangre, no se pudo conseguir lo que realmente se necesitaba y a causa de esto muchas vidas se perdieron.
GOTA A GOTA
A diferencia de lo que cualquier persona pueda pensar sobre la "donación obligatoria" de sangre, los mismos donantes se concientizan del problema cuando lo van a hacer y lo hacen con el mayor gusto, además con la satisfacción y la conciencia de que esa actitud va a salvar a por lo menos una persona.
Henry Leonardo Ruiz, 29 años, contó a SEMANA que "cada seis meses dono sangre porque me parece que la gente necesita; siento que hago un servicio a la comunidad y me siento feliz de hacerlo. En este momento estoy donando sangre para un familiar que está hospitalizado". Para Leonor Alfonso, otra donante, preguntada por esta revista en el banco de sangre de la San Pedro Claver, el asunto era distinto: buscaba sangre O negativo para hacerle una transfusión a su bebé recién nacido. "Y yo estoy dispuesta a dar mi sangre a cambio de la que necesita mi hijo", dijo. El donante tiene que llenar un cuestionario con datos personales que incluye un interrogatorio sobre su pasado médico. De esa manera es posible saber si la sangre que llega al banco es óptima o no. Pero aquí no para el proceso: una vez el donante ha llenado el cuestionario, se le hace una muestra para la clasificación. Para ello le pinchan el dedo con el fin de que salga una sola gota que "habla", ya que por medio de esta, se mide la cantidad de hemoglobina y hematocrito que tiene la sangre. Luego se toma la tensión y el peso, y se averigua la talla del paciente para saber si realmente puede o no donar. El siguiente paso es la donación: se puede hacer cada tres meses sin deterioro para la salud. Una vez se tiene la sangre, esta pasa al laboratorio donde le hacen las pruebas de sífilis, hepatitis y otras y en algunas zonas del país se hace la prueba del Mal de Chagas.
Si en dado caso, la sangre que se le ha sacado a algún donante presenta síntomas de hepatitis, se le llama para que se presente en el banco de sangre de los Seguros Sociales con el único fin de darle la asistencia médica que necesite, sea o no afiliado al Seguro. La sangre que llega finalmente, después de haber sido analizada, sufre un proceso de separación, "ya que no todos los pacientes necesitan la sangre completa. Algunos solamente necesitan el plasma, otros requieren plaquetas, otros los crioprecipitados, y precisamente son esos los componentes que más se necesitan en un momento de urgencias, y si no hay sangre, es imposible atender la urgencia", afirmó el doctor Vivas Pereira. Infortunadamente todo ese proceso tiene un costo muy alto para las instituciones, ya que algunos de los elementos con que se trabaja son importados. Un ejemplo sencillo son las bolsas especiales donde se recoge la sangre. Estas son fabricadas con un material grueso que permite que quede hermética, y cada bolsa tiene un costo neto de 900 pesos con la aguja y el tubo. Además, la hechura de pruebas cruzadas para la clasificación de cada persona llega a los 400 pesos y las pruebas que se hacen para detectar algún tipo de virus tienen un costo aproximado de 200 pesos porque para hacerlas se necesitan materiales de trabajo que no se fabrican en el país.
Así, en sólo materiales, cada prueba cuesta mil quinientos pesos. Y hay que pensar que para dotar a un banco de sangre, no solamente se necesita la propia sangre; también es indispensable tener una nevera especial que mantenga las bolsas a una temperatura de 4 grados. Se requiere de una centrífuga para hacer las separaciones y un sinnúmero de pequeños objetos indispensables en cualquier laboratorio clínico.
Por todo lo anterior y por la falta de una buena campaña que concientice a la gente de la necesidad de donar sangre, no sólo para los hospitales o clinicas con pocos recursos, sino para cualquier banco de sangre oficial, los Seguros Sociales tomaron la iniciativa de invertir 70 millones de pesos en un nuevo proyecto de banco de sangre para la San Pedro Claver, que a partir del próximo año empezará a funcionar. Además se propone desarrollar una campaña publicitaria para que no obliguen a los enfermos a llevar dos donantes como requisito indispensable para la cirugía.
Y aunque parezca increíble, debido a que las instituciones no están bien dotadas ni preparadas para un caso de exceso de donantes, hace pocos días la Fundación Santafé, en Bogotá, tuvo que devolver a varios donantes de sangre O negativo, ya que la cantidad de bolsas e implementos importados no era suficiente. Así, las entidades hospitalarias y los colombianos en general se tienen que ir preparando para contribuir a una causa común: la sangre, que curiosamente cada cuerpo la produce pero en caso de emergencia resulta ser un producto tan raro como la criptonita.