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Un cambio en el diseño de los patines: con una sola hilera de ruedas revoluciona este deporte.

4 de junio de 1990

Lo extraño es que a nadie se le hubiera ocurrido antes. Bastó un pequeño cambio en el diseño de los patines para que se produjera una verdadera revolución en ese deporte. Ejecutivos, amas de casa, niños, adolescentes y parejas de novios empiezan a dejar arrinconadas sus bicicletas y sus monopatines para practicar en los parques el patinaje de gran velocidad. Es el boom del blading. Patines de bota, similares a los de la modalidad sobre hielo, que en vez de cuchilla tienen una sola hilera de ruedas. Pero el éxito no se debe solo a la novedad, al indiscutible atractivo de alcanzar una mayor velocidad de carrera y de poder realizar una mayor variedad de giros que con los patines tradicionales. Según los especialistas, en términos de trabajo cardiovascular y de fuerza muscular, esta nueva modalidad de patinaje se constituye en el ejercicio ideal.
A pesar de lo novedosa, la idea no es original. El primer diseño de patines, realizado en el siglo XVIII, constaba de una sola rueda. Este incómodo diseño sobrevivió durante un siglo, hasta cuando un norteamericano introdujo el patín convencional, con dos hileras de ruedas, a lado y lado. Ahora el diseño de una hilera de ruedas regresa. Con moderna tecnología y materiales ultralivianos, los novedosos patines -"rollerblades"- son tres veces más rápidos, ligeros y mejor maniobrables que los modelos convencionales.
El auge del blading comenzó hace poco más de un año. Quienes lo practican aseguran que como ejercicio esta modalidad es superior al patinaje tradicional, el ciclismo o el atletismo. Como en el patinaje sobre hielo, el gran atractivo del blading son el ritmo y la velocidad. Pero estas condiciones lo convierten también en un completo deporte: el balanceo de los brazos, el cuerpo oscilante mientras se logra impulso con las piernas obligan al patinador a una perfecta sincronización y a una demanda de mayor fuerza muscular que en otras actividades deportivas. Hace diez años, cuando los fabricantes sacaron los primeros modelos, pensaron que sus clientes se encontrarían exclusivamente entre los jugadores de hockey y esquiadores, que podrían utilizarlos para practicar giros en sus entrenamientos fuera de temporada. Pero al mismo tiempo que los entrenadores de otras disciplinas empezaron a recomendar la práctica a sus pupilos para fortalecer las piernas, los amantes del patinaje tradicional, los afiebrados del monopatín e incluso los fieles aficionados al ciclismo empezaron a encontrar en los patines de ruedas "inline" mejores resultados en la búsqueda de un excelente estado físico y la indiscutible emoción de la velocidad con plena libertad de movimientos. Como en el caso del monopatín, la práctica del blading empieza a convertirse en verdadero furor.-