A HORMONASO LIMPIO

Un nuevo estudio muestra que los niveles altos de testosterona juegan un papel importante en la agresividad masculina.

27 de agosto de 1990

Al parecer, cuando los hombres son dominantes e intensamente competitivos se trata simplemente de otro caso de hormonas "rabiosas". Según revelan nuevas investigaciones, aquellos hombres que tienden siempre a dominar en una situación social, bien sea en el patio de una carcel, en el comedor familiar o una sala de juntas, generalmente tienen mas altos niveles de testosterona que sus congéneres.

En el pasado, numerosos estudios habían establecido una estrecha relación entre la hormona sexual masculina y los comportamientos agresivos.
También se ha visto que las personas con altos niveles de esta hormona presentan una marcada tendencia a los excesos, una historia de delincuencia que incluye ataques violentos, uso de drogas duras y una inusualmente temprana iniciación de la actividad sexual. De hecho, los altos niveles de testosterona habían sido identificados en grupos específicos de prisioneros o pacientes hospitalizados en centros siquiatricos.
Pero la parte novedosa de la investigación es papel que juega la testosterona en aquellos hombres que buscan dominar en los campos normales de la vida. Segun el doctor Robert Rose, de la Universidad de Minnesota, las hormonas crean una propension hacia ciertos comportamientos y la testosterona parece estar más fuertemente relacionada con la competitividad y el ser dominante"
La evidencia mas reciente -y también mas contundente proviene de un estudio adelantado con 1.706 hombres, entre los 40 y los 70 años, quienes fueron sometidos a pruebas de sangre y examenes sicológicos. Segun los resultados, aquellos que tenían niveles más altos de testosterona presentaban un perfil de personalidad que los investigadores describieron como "dominante con algun comportamiento agresivo" . El perfil que logramos es el de un hombre que intenta influenciar y controlar a las otras personas, que expresa sus opiniones con vehemencia, que da rienda suelta a su ira y domina las ¿Interacciones sociales?. El estudio, significativo por la cantidad de personas que involucra, es también el primero que estudia hombres de todos las clases y condiciones y no solamente poblaciones seleccionadas.

Sin embargo, los científicos alertan sobre el riesgo de poner demasiado énfasis en la importancia de las hormonas en los comportamientos humanos. Señalan que existen ademas muchos otros factores externos -desde las experiencias infantiles hasta el estatus socialque influyen a la hora de formar un comportamiento. Mientras en los animales, comportamientos como el apareamiento y la agresión están estrechamente relacionados con las hormonas, en los humanos las hormonas solo ponen el escenario, mientras los factores sociales determinan la forma en que ellos se expresan", señala el doctor Rose.

La prueba para esta afirmación, proviene de recientes estudios que demuestran cómo en los hombres con altos niveles de testosterona que proceden de un estrato socioeconómico bajo existe una mayor tendencia a las peleas callejeras, las relaciones familiares conflictivas y las actuaciones violentas, mientras que en los hombres de estratos socioeconómicos altos el despliegue del poder y la actitud personal dominante es mucho más sutil . Evidentemente, la razón radica en que hombres con mayor educación, tienen diferentes salidas para sus impulsos de dominio pueden manejar un carro a gran velocidad en lugar de robarlo, por ejemploy su impulso puede ser canalizado hacia el liderazgo.
Pero un alto nivel de testosterona no siempre es una garantla de éxito. Paradójicamente,. los investigadores han descubierto que mientras muchos hornbres que se destacan dentro de la sociedad como "dominantes" logran ascender a posiciones de mando, para otros, esta misma caracteristica representa un obstáculo para el triunfo. Algunos científicos creen que muchos hombres con altos niveles de testosterona son demasiado impacientes y agresivos para encontrar en su vida posiciones de responsabilidad.
Aquellos hombres con éxito en el mundo de los negocios saben utilizar la maquinaria del poder social, pero muchos hombres con altos niveles de testosterona, pueden no ser lo suficientemente pacientes y dóciles para aprender esa habilidad. Entonces quedan fuera, convertidos en fanfarrones, arrogantes y egoístas. Por otra parte, la agresividad puede no ser la condición más apropiada para ascender en organizaciones donde la cooperación y el consenso tienen un gran valor.

Los investigadores tambien han en contrado que existe una estrecha relación entre hormonas y vocación.
Un estudio comparativo demostró que hombres con profesiones como el sacerdocio, la medicina o la docencia, tienen niveles mas bajos de testosterona que aquellos que son actores, futbolistas o bomberos. Ahora tratan de determinar si los abogados que litigan presentan niveles mas altos que aquellos que no lo hacen.
Pero mientras la mayoría de los estudios se han enfocado en buscar la influencia de la testosterona en ciertas características de comportamiento, otros estudios sugieren la relación contraria: que la hormona puede ser sensible a las alzas y bajas de la competitividad. Quienes sostienen esta tesis se basan en mediciones realizadas de los niveles de testosterona en deportistas, las cuales muestran significativas fluctuaciones -en rangos de entre un 20 y un 30%, que reflejan sus triunfos o derrotas. Estos cambios producidos en el organismo, no implican siempre un deporte que requiera gran esfuerzo físico, ya que se encontró que las mismas fluctuaciones de la hormona se producían en los competidores de un juego de ajedrez. Pero quienes sostienen la tesis contraria, aseguran que el papel que juega la testosterona en la competencia deportiva puede ser analoga en la competencia social.

"Esto no significa que las personas sin un alto nivel de testosterona no puedan ser dominantes o agresivas", señala el doctor Rose. Y aunque el estudio se refiere solamente al sexo masculino, los investigadores estan de acuerdo en que otros factores pueden hacer a las mujeres tan competitivas como los hombres, a pesar de existir una afortunada desigualdad en materia de testosterona