JUSTOS POR PECADORES

Investigaciones recientes revelan que los bebés expuestos a los efectos de la cocaína consumida por la madre, sufren algún tipo de daño físico o neurológico.

10 de octubre de 1988

Todavía no terminan de conocerse los estragos que el consumo de cocaína causa en los seres humanos. Pero cada día se tiene más evidencia de que, efectivamente, la cocaína es nociva para la salud. Y lo peor es que, en muchas ocasiones, justos pagan por pecadores. Es el caso de los bebés de mujeres que la consumen.

Los primeros estudios detallados sobre el tema sugieren que el cada vez más extensivo consumo de la droga está causando una epidemia de niños afectados, muchos de los cuales tendrán problemas el resto de sus vidas. Las más recientes investigaciones han encontrado un amplio espectro de efectos negativos que pueden resultar de la exposición del feto a la cocaína. Estos incluyen crecimiento reI tardado en la matriz y anormalidades neurológicas leves. Pero también se dan casos en los cuales se pierde el intestino delgado y se producen daños cerebrales más severos. La letanía de amenazas para los recién nacidos es larga y creciente.

Los bebés expuestos a la cocaína están más propensos a morir antes del nacimiento o a nacer prematuramente. Tienden a ser anormalmente pequeños y por lo general tienen cabezas y cerebros más chicos de lo normal. Enfrentan riesgos mayores de deformidades de los órganos genitales y urinarios, incluyendo malformaciones del riñón que pueden llevar a infecciones mortales. Los bebés expuestos a la cocaína enfrentan posibilidades diez veces mayores de la llamada muerte en la cuna, la repentina e inexplicable muerte que generalmente sigue a episodios en los cuales los bebés paran de respirar por períodos anormalmente largos. Problemas más serios producidos por el consumo de cocaina de la madre, tales como paros cerebrales, son relativamente raros. Pero los investigadores afirman que otros problemas como el crecimiento prenatal retardado y las anormalidades neurológicas leves, pueden afectar a la mayoría de los bebés expuestos a la droga.

Sin embargo, los investigadores dejan una lucecita de esperanza: han descubierto que una variedad de técnicas puede contribuir a minimizar las dificultades de comportamiento y movimiento que afligen a la mayoría de los bebés expuestos al efecto de la cocaína .

Los estudios adelantados hasta el momento revelan que los peores efectos en bebés por nacer ocurren durante los tres primeros meses de gestación, cuando se están formando los órganos, y con frecuencia antes de que la mujer se dé cuenta de que está en cinta. Aun si la mujer suspende el consumo de droga una vez que sabe que está embarazada, y si solamente la consume intermitentemente, su bebé puede sufrir problemas fisicos o de comportamiento. De hecho, la investigación sugiere que un solo pase de cocaína durante la preñez puede causar daño fetal permanente.

Mientras una dósis personal de cocaína es metabolizada por el organismo de un adulto en un periodo de 24 horas, un feto queda expuesto a sus efectos durante cuatro o cinco días.

La cocaína, que es soluble en la grasa, atraviesa la placenta donde el cuerpo del bebé convierte una parte considerable de la droga en norcocaina, una sustancia soluble en el agua que permanece en la matriz y que es aún más potente que la cocaína. La norcocaína es expulsada en el liquido amniótico, que aspira el bebé, reexponiéndose a la droga (ver recuadro). Como resultado, los investigadores creen que ningún bebé expuesto a la cocaina puede escapar del todo a sus efectos nocivos.

Durante la presentación de la investigación frente a cientificos expertos en el tema, un médico relató el caso de una pareja consumidora de cocaina. La pareja consumia desde hacia años y con cierta frecuencia la droga, pero cuando la mujer supo que estaba embarazada decidió suspender el consumo. Cuando habia cumplido 9 meses de embarazo, el marido la sorprendió con un regalo de cumpleaños: 5 gramos de cocaina.
La mujer rompió la abstinencia de droga. Como consecuencia, se adelantó el parto y su hijo nació con limitaciones motrices en su pierna y brazo derechos. También sufrió una parálisis temporal del cerebro justo antes de nacer, lo cual le dejó una lesión permanente. El médico contó el caso para alertar sobre lo que puede significar el consumo de una madre en su hijo por nacer. Y explicó que la parálisis temporal del cerebro se genera porque la cocaina produce una repentina elevación de la presión sanguínea. El ritmo del corazón del bebé aumenta dramáticamente y permanece así durante horas. Un corte de la circulación hacia el intestino puede causar su atrofia, haciendo imposible que el bebé pueda digerir la comida después del nacimiento.

Dentro de los efectos más preocupantes de la exposición del feto a la droga, los médicos señalan el deterioro del desarrollo del sistema nervioso. Esto puede interferir con la habilidad de un niño para aprender e interactuar normalmente con las demas personas y su medio ambiente. Estos problemas pueden derivar en pobres relaciones con los padres y pueden conducir, finalmente, a fracasos en la escuela y, lo que es más grave, en la vida. Pero estos son los problemas que pueden disminuirse con el tiempo y que los investigadores dicen que pueden reducirse al minimo, si los padres aprenden a manejar a sus hijos con este tipo de problemas. Los más graves son los que probablemente no tienen cura: los daños cerebrales permanentes.
Los científicos explican que los bebés expuestos a la cocaína nacen con frecuencia con "un sistema nervioso muy frágil y que se puede sobrecargar fácilmente". Tienden a ser hipersensitivos e irritables, hasta el punto de que pueden llorar desconsoladamente a la menor provocación. Un sonido imprevisto o un cambio repentino de posición, aun hablarle o mirarlo pueden desencadenar un llanto interminable.

Otros bebés expuestos a la droga sin embargo, pueden entrar en un profundo sueño, hasta el punto de que permanecen dormidos el 90% del tiempo y se muestran ajenos a cualquier estímulo externo. Pueden permanecer dormidos aun cuando se los cambie, se les hable o se les estimule fisicamente.

Los problemas neurológicos pueden durar meses, alterando seriamente las relaciones madre-hijo. Inclusive se han presentado casos de madres que, desesperadas porque sus hijos permanecen aletargados, llegan hasta golpearlos para buscar que reaccionen. "El bebé tiende a rechazar a la madre y se vuelve muy irrilable cuando ella trata de satisfacer sus necesidades", afirma uno de los investigadores. "La madre, entonces, se resiente, porque su bebé no responde u sus atenciones", agrega.

También se ven con frecuencia problemas motrices que impiden que los niños exploren sus cuerpos y objetos que los rodean y que interfieren en el gateo y la caminada. Los estudios indican, según lo revela The New York Times, que los bebés expuestos a la cocaína son 40 veces más propensos a sufrir retardos en su desarrollo motriz que los niños normales no expuestos a la cocaína antes del nacimiento.

Los médicos sostienen, sin embargo, que los padres pueden aprender a reconocer síntomas de todos estos problemas desde muy temprano, de tal manera que pueden contribuir a calmar y a obtener respuestas de sus bebés. También pueden aprender a alzarlos y a moverlos. "Les enseñamos cómo estimular a sus bebés sin sobre-estimularlos y cómo reconocer en ciertos signos exteriores, que su sistema nervioso está sobrecargado" afirma un psicólogo especialista en estos temas. Los bebés expuestos a la cocaína antes del nacimiento necesitan mucho cuidado para mantener el control de su hiperexcitable sistema nervioso. Y es muy importante no dejarlos llorar. Con frecuencia las madres creen que si alzan al bebé cuando éste llora, lo están maleducando. Lo que puede ser cierto para bebés normales, puedo no serlo para los bebés expuestos a los efectos de la cocaína. Hay que alzarlos y hacer lo que sea necesario para calmarlos.

Los estudiosos del fenómeno han descubierto que durante los cuatro primeros meses de vida, estos bebés tienden a ser muy rigidos, tiesos. Parecen preferir las posiciones como si estuvieran parados, apoyados en sus talones, porque aparentemente no son capaces de distensionar sus cuerpitos en la cuna. Pero debe procurarse que estos niños no estén parados hasta que no estén listos para hacerlo por sus propios medios, aunque tampoco debe dejárseles acosíados por mucho rato. Como son tan rigidos, se cansan y se enervan. Los padres pueden ayudar si los alzan y los sostienen sobre la cadera, separando sus dos piernas y permitiendo que relajen su cuerpo en la parte de los hombros.

Hay posibilidades, pues, de ayudar a niños expuestos a la cocaína antes de nacer. Pero todavía falta mucha investigación y seguimiento de esos bebés, para poder afirmar que los daños que causa la exposición a la droga no son irreversibles. --