LA NUEVA "T"

Un nuevo y más efectivo dispositivo intrauterino, el "T380A" de cobre, sale en enero al mercado.

28 de diciembre de 1987


Aunque los dispositivos intrauterinos se convirtieron en uno de los métodos anticonceptivos más utilizados durante los años 70, sus inventores no tenían muy claro la forma como interactuaban con el cuerpo.

Esa ignorancia, según los médicos, contribuyó a las desastrosas experiencias de cientos de miles de mujeres que se volvieron estériles y tuvieron otra clase de problemas. Centenares de demandas por esta causa fueron sacando del mercado, uno tras otro diferentes dispositivos, y fueron el origen de la quiebra de la que fuera compañía líder, la A.H. Robins. Pero las investigaciones continúan y aún la compañía Robins intenta reorganizarse.

Cuando el "escudo Dalkon", el dispositivo de Robins, salió en 1970, prevalecía la hipótesis de que el aparatico irritaba las paredes del útero. La irritación creaba una inflamación esterilizante, que los médicos consideraban como una forma relativamente exenta de riesgos para impedir que en la matriz se desarrollara el óvulo fertilizado. "Esa era la hipótesis, pero nunca hubo evidencia real de ello" dijo el doctor Wayne Barton, director del Centro de investigación biomédica del Consejo de Población, una organización sin ánimo de lucro que ha venido financiando investigaciones sobre los dispositivos intrauterinos.

Actualmente, cuando se va a lanzar un nuevo dispositivo, el "T380A" de cobre, el proceso anticonceptivo desarrollado por estos aparatos se está viendo como algo más sofisticado y los riesgos derivados de su uso se están comprendiendo mejor. El dispositivo, cualquiera que sea, crea una inflamación esterilizante, pero ésta parece jugar un papel secundario en la anticoncepción. En su lugar, hay importantes pruebas que sugieren que son muy pocos los embriones que alcanzan el útero de las usuarias de esos dispositivos.

Las nuevas investigaciones revelan un complejo mundo donde la reacción del organismo de quienes usan dispositivos intrauterinos, es la secreción en el útero de fluidos hostiles al semen. Además, estos fluidos parecen interactuar con los de las trompas de Falopio, afectar los huevos e inhibir los primeros pasos del desarrollo en aquellos casos donde ocurre la concepción. Este efecto anticonceptivo es, en apariencia, especialmente fuerte con los dispositivos que "sueltan" cobre en los fluidos, como el T380, o los que liberan hormonas, como el que tiene forma de "T".

El "escudo Dalkon" y el "T380A" comparten un problema de diseño que los críticos de los dispositivos señalan como lo que los hace peligrosos: un hilo que sale del dispositivo, que está en el medio estéril del útero, y llega hasta la vagina. El hilo de 9 centímetros le permite a la usuaria tener la seguridad de que el dispositivo no ha sido expulsado y le ayuda al médico en su remoción. Pero también puede ser un conducto de infección.

Sin embargo, en el caso del "escudo Dalkon", el hilo era hecho de finísimos filamentos de nylon envueltos también en nylon. De acuerdo con testimonios de expertos que han pesado en los pleitos multimillonarios contra el "escudo Dalkon"? el hilo compuesto de múltiples filamentos lleva bacterias y virus transmitidos sexualmente al útero de las mujeres que lo utilizan.

El "T380A de cobre", como los primeros diseños en forma de "T" y otros dispositivos (que la experiencia ha demostrado que son más seguros que el "escudo Dalkon"), tienen un hilo simple de polietileno. Los estudios indican que las bacterias vaginales y los virus transmitidos por contacto sexual no pueden encontrar protección de las defensas del cuerpo dentro del filamento y que, por consiguiente, el hilo no es un camino para llevar infecciones al útero.

El dispositivo plástico libre de droga, desarrollado en los años 60, parecía ofrecer un conveniente sistema de control natal con mínimos efectos colaterales en el cuerpo, razón por la cual las autoridades norteamericanas de salud no vieron necesidad de establecer regulaciones para su utilización. Así fue como la compañía Robins compró los derechos del "escudo Dalkon" a su inventor, el doctor Hugh Davis y a sus asociados, y empezó a comercializarlo sin que se le exigiera realizar ni una sola prueba para verificar su seguridad.

Sin embargo, aún antes de que Robins entrara en el mercado, una investigación, patrocinada por el Consejo de Población en Chile indicaba que la adición de cobre al dispositivo le aumentaba su efectividad. La investigación condujo a la creación de los dispositivos "Cobre 7" y "T" de cobre. Pero los investigadores aún no saben con exactitud cómo es que el cobre aumenta el efecto anticonceptivo de los dispositivos. Hay evidencia, sin embargo, de que mata los espermatozoides.

Inclusive, los investigadores han logrado examinar algunos óvulos extraídos de las trompas de Falopio de mujeres que usaban dispositivos con cobre y creen que el metal también acelera su tránsito a través de la trompa, minimizando el tiempo en que la concepción puede ocurrir o inhibiendo su entrada. De ahí que se esté dando tanta acogida a la nueva "T380A" que, además, cuenta con una innovación: que también lleva cobre en la barrita vertical que forma la "T", lo que, de acuerdo con algunas pruebas, incrementa su efectividad.--