LA PINTA ES LO DE MENOS

Recientes descubrimientos revelan que tras la obesidad hay anormalidades bioquímicas.

4 de abril de 1988

Durante muchos años se creyó que la obesidad era, simple y sencillamente, el resultado de comer en exceso. También se intentaban explicaciones sicológicas para quienes lo hacían: frustraciones, angustias, stress. Sin embargo, recientes investigaciones han dado al traste con esa vieja tesis y le confieren razón al doctor Jules Hirsch, un profesor de la Universidad Rockefeller de Nueva York, quien ha venido sosteniendo desde hace más de 20 años que la gente gorda es diferente de la flaca.
Los nuevos estudios demuestran que, efectivamente los obesos son hioquímicamente diferentes. Durante todos estos años el doctor Hirsch ha insistido en que la obesidad es innata, es decir, que algunas personas nacen condenadas a la gordura. Pero mientras él jamás habia descubierto evidencia para probar su hipótesis sus ideas fueron ampliamente difundidas cuando publicó el editorial de The New England Journal of Medicine, y reveló los resultados de los estudios.
El doctor Hirsch cree que la gente que es obesa tiende a ello por mandato de su cuerpo, el cual de alguna manera conduce a la persona a comer razón por la cual se produce la gordura y es tan difícil adelgazar. Pero el doctor Hirsch advierte que no se trata de que las personas obesas lo sean porque se abandonen a su suerte. La obesidad es claramente un detrimento social y un serio problema de salud, afirma. Y se la asocia con problemas como la diabetes, la alta presión sanguínea y los dolores y lesiones en la columna vertebral.
Durante muchos años, dice el doctor Hirsch, ha prevalecido la filosofía de que la gente se engorda, porque come para satisfacer ciertas necesidades sicológicas insatisfechas. Es decir, que comen porque están bajo la presión del stress o porque son infelices.
Otra creencia común es la de que la gente gorda come más, porque gusta más de la comida. Según esta teoría, los obesos serían, en unos casos, "hedonísticamente conducidos" a comer, o tan perezosos como para quemar muy pocas calorías. "Pero desde que yo me meti en este campo de las investigaciones, dice Hirsch, me propuse encontrar algunas causas de anormalidad bioquímica o celular que explicaran la razón de la gordura ".
Los estudios más recientes, realizados sobre la base de las teorías del doctor Hirsch, demuestran que muchas personas se vuelven obesas porque sus organismos queman más despacio las calorías y no necesariamente porque comen demasiado. Los descubrimientos demuestran que esta explicación fisiológica de la obesidad se da en grupos familiares, entre cuyos miembros se heredan bajos ritmos de metabolismo, el proceso por medio del cual el cuerpo transforma los alimentos en energía, y que eso es lo que explica su anormal aumento de peso.
Las investigaciones, hechas con niños y adultos durante más de un año revelaron que aquellas personas con metabolismos más bajos estaban mucho más propensas a adquirir sobre-peso. Los alimentos que el cuerpo no transformaba en energía son almacenados como grasas.
Los estudios no descartaron la posibilidad de que algunas personas con metabolismos normales ganen peso, sencillamente porque comen demasiado. Los expertos definen la obesidad como un peso corporal que está por lo menos un 20% por encima del peso ideal de cada cuerpo. En los nuevos estudios muchos de los sujetos investigados tenían sobre-pesos incluso superiores. Los investigadores, sin embargo, piensan que sus resultados pueden aplicarse tanto a personas con un sobre-peso moderado, como a aquellas que son efectivamente obesas.
Durante décadas los expertos habían estado discutiendo sobre si la obesidad era un problema de exceso de comida o de bajo metabolismo. El doctor Hirsch dice: "Las personas obesas nacen con un handicap. Como cualquier persona con otro tipo de handicap, el obeso tiene que aprender a convivir con el suyo. El ejercicio y la disminución de la comida pueden ayudar a luchar contra la obesidad, pero la batalla es inevitablemente constante y difícil". Se, ha demostrado, por primera vez, que las bajas tasas de metabolismo son determinantes en la obesidad. Para comenzar, los obesos tienen metabolismos bajos. El sentimiento general de que los obesos comen mucho ha distorsionado las investigaciones sobre el problema.
Para estudiar la relación entre calorías quemadas y obesidad, los investigadores midieron cuantas calorías perdían en períodos de 24 horas 95 de los sujetos de la investigación, cuyo peso era en promedio de 100 kilos. Como los pacientes de la investigación permanecían en un pequeño cuarto durante los períodos de medición, las calorías que quemaban tenían poco que ver con un ejercicio consciente, y estaban más relacionadas con movimientos involuntarios o inconscientes.
Los investigadores hicieron seguimiento de los pacientes durante 2 años y descubrieron que aquellos que ganaron más peso, en la primera prueba, quemaron 80 calorías menos por día de lo que era normal para el tamaño de sus pesos. El hecho de que no se estuvieran quemando esas 80 calorías los llevaría a una ganancia de peso de 5 kilos al año. Y en experimentos similares los investigadores volvieron a comprobar que aquellos con los metabolismos más bajos eran los más propensos a engordar.
Otro de los factores que descubrieron fue la presencia de la misma condición entre los miembros de una misma familia, lo cual vino a ratificar resultados de estudios previos que mostraban que la tendencia a convertirse en obesos es hereditaria. Y así lo pudieron demostrar con estudios sobre bebés en los cuales se probó que los hijos de madres obesas eran efectivamente más gordos en relación con los hijos de mujeres delgadas.
¿Qué significa todo esto? Que algunas personas están programadas por sus genes para acumular grasas, en vez de quemarlas. Para este tipo de personas el doctor Hirsch recomienda no entregarse a drásticas dietas, pero en cambio, vigilar permanentemente lo que comen y hacer ejercicio regularmente. La mejor manera de perder peso y ahuyentar los kilos es hacer cambios graduales en el estilo de vida, y luego mantener esos cambios.
El doctor Hirsch aconseja llevar una especie de diario de alimentos, que les permita a los obesos darse cuenta de lo que están comiendo. También sugiere que las personas con tendencia a la obesidad incrementen el ejercicio, por ejemplo subiendo escaleras en lugar de tomar el ascensor, o parqueando el carro lejos de sus casas y oficinas y caminando distancias extras .
También deben realizar una reducción crónica y duradera de las cantidades de alimentos que ingieren. Por ejemplo, podrían renunciar a los postres o limitarse a una sola tajada de pan. Aquellas dietas raras y drásticas como las liquidas, que se recomiendan con entusiasmo, son notoriamente inútiles a largo plazo. Las personas que pierden peso con estas dietas, rápidamente recuperan su peso inicial.
En conclusión, el doctor Hirsch dice que "no quiero desilusionar a las personas que quieren rebajar de peso. Lo único que les digo claramente es que tendrán que pagar por eso. Para mantener un peso normal durante el resto de sus vidas tendrán que estar permanentemente en guardia".