TRATAMIENTO

La sospechosa de siempre

Un nuevo estudio realizado en Gran Bretaña confirma que la terapia de reemplazo hormonal podría aumentar el riesgo de cáncer de seno.

18 de agosto de 2003

El tema de la terapia de reemplazo hormonal y su riesgo para la salud de las mujeres parece ser tema de nunca acabar. La semana pasada la revista The Lancet publicó un estudio inglés que ratifica los resultados que ya se habían obtenido en Estados Unidos: tomar terapia combinada, es decir, una mezcla entre estrógenos y progestágeno, aumenta el riesgo de cáncer invasivo de seno.

El estudio aparece justo un mes después de que otro realizado en Estados Unidos concluyera que en mujeres bajo este régimen la terapia combinada provoca tumores más agresivos, que se detectan en etapas avanzadas, haciendo más difícil su tratamiento, que en los que que no tomaban hormonas.

El nuevo trabajo, dirigido por la doctora Valerie Beral, de la Universidad de Oxford, contó con la participación de un millón de mujeres británicas. Como el riesgo de cáncer aumenta con la edad, Beral calculaba que al cabo de 10 años habría cinco casos adicionales por cada 1.000 usuarias de estrógenos y 19 por cada 1.000 de la fórmula combinada. Pero los resultados rebasaron sus expectativas. Hubo 20.000 casos adicionales de cáncer, 15.000 de ellos relacionados con la terapia combinada y los restantes 5.000 a la terapia de estrógenos. Un punto interesante y reconfortante, en opinión de algunos expertos, es que cuando las mujeres dejaron de tomar estas pastillas el riesgo disminuyó. En efecto, cinco años después de abandonar la terapia las mujeres enfrentaban el mismo riesgo que aquellas que nunca habían tomado las hormonas. Pero otros piensan que mientras más se tome mayor será el riesgo.

La terapia hormonal se usa en el mundo para aliviar los incómodos síntomas de la menopausia, como las ráfagas de calor, la resequedad vaginal y la sudoración nocturna, entre otros. Durante años y sin tener soporte científico, los médicos recomendaron su uso durante un tiempo prolongado, confiados en que las hormonas podrían tener un efecto protector del corazón y del seno, así como de la función cerebral. Pero en el último año varios estudios han llegado a una misma conclusión, que no coincide para nada con esas expectativas: la terapia hormonal no sólo no protege sino que aumenta el riesgo de estas enfermedades. "La niebla se está despejando en la medida en que estudios que emplean diferentes metodologías llegan a la misma conclusión", dice Rowan Chlebowsky, experto de la Universidad de California, en Los Angeles.

El estudio no encontró evidencia sobre temas como que es mucho más seguro tener un parche hormonal que tomar las pastillas, ni sobre la cantidad que se ingiere, ni sobre la marca de las hormonas y si se toman diariamente o en ciclos. El tema de cuántas tomar y hasta cuándo sólo se resolverá en un año, cuando esté listo un trabajo que analiza esos asunto en particular.