MADRE NO HAY SINO UNA

El aislamiento de las llamadas células madre, una esperanza para los enfermos de cáncer.

3 de octubre de 1988

La ciencia médica está a punto de lograr uno de sus hitos más importantes de los últimos tiempos: aislar las células madre de la sangre, aquellas de las que provienen, en últimas, todos los componentes del vital líquido y del sistema inmunológico del organismo. Las implicaciones de la nueva técnica son tan grandes como la dificultad que ha representado desarrollarla.

La búsqueda de esas células (llamadas en inglés stem celis) tiene ya tres décadas de duración, con el objetivo de separarlas de la médula ósea para poderlas usar en forma enteramente pura. Los científicos creen que el estudio de esas células en su forma aislada, podría revelar lo que aún se desconoce sobre la manera como se producen los diversos tipos de células que conforman la sangre y el sistema inmunológico. Pero aun mas trascendental que eso, las células troncales o stem podrían ser usadas en aplicaciones de gran importancia, como el tratamiento de diversos desórdenes de la sangre y el trasplante de médula ósea, que actualmente se usa para enfrentar diversas formas de cáncer.
Como si lo anterior fuera poco, esas células podrian ser valiosas en el desarrollo de terapias genéticas para tratar enfermedades de esa naturaleza, que en el presente son absolutamente incurables.

Con el uso de las células stem, los científicos esperan eliminar o reducir en gran proporción algunos de los peligrosos efectos laterales del trasplante de médula ósea, y en especial la complicación que consiste en que las células trasplantadas atacan a las del paciente.

La médula ósea es la fuente tanto de los glóbulos rojos como de las varias clases de glóbulos blancos, que cumplen varias funciones, entre las cuales está la protección contra la invasión de virus y de otras causas de enfermedades. Todas ellas provienen, a través de diferentes etapas de su desarrollo, de las células troncales o stem. Estas, sin embargo, son solamente un centésimo del 1% de las células de la médula.

El éxito en su aislamiento ha sido obtenido por el equipo de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, que se encuentra en la fase de experimentación con ratones.

Las cifras son demoledoras: el equipo investigador informó a la revista Science que solamente 80 ó 100 células fueron necesarias para repoblar permanentemente la médula ósea del animal y para dar origen a todos los componentes de su sangre.
En contraste, habrían sido necesarias de 200 mil a 300 mil células de médula para obtener el mismo resultado.

La importancia del trabajo se hace más ostensible si se tiene en cuenta que en el presente es necesario recogerunos 750 cemimetros cúbicos de médula ósea para un trasplante humano.
Los resultados de los investigadores parecen indicar que podría ser posible obtener iguales logros con sólo un millón de células stern. Pero la cifra no es lo que parece: un millón de esas células cabria en la cabeza de un alfiler, y aún sobraría espacio.

La investigación tropieza, sin embargo, con un problema complicado: la determinación de cuáles son las células troncales o stem. Nadie sabe aún que son esas dichosas células ni mucho menos definir con precisión sus funciones. Por ese problema de indefinición es que la búsqueda de la célula troncal ha sido llamada "El Santo Grial" de la hematología.

Los experimentos para aislar las células troncales se valen de anticuerpos monocionales, para identificar ciertas sustancias situadas en la superficie de la célula. Uno de ellos, designado con la clave CD-34, se usó en los experimentos realizados en Seattie (Estados Unidos) con macacos. Por ese camino, los investigadores creen que están cerca de lograr su objetivo. Quien desarrolló ese anticuerpo, el doctor Curt Civin, de la Universidad de Johns Hopkins, declaró a The New York Times que su institución comenzará próximamente investigaciones clinicas destinadas a probar la utilidad de las células identificadas por medio del CD-34 en la reconstitución de la médula ósea.

Los estudios se harán sobre pacientes de cáncer cuya médula ha sido destruida por las drogas o la radiación usada en el tratamiento de su enfermedad. Se tomarán muestras de su médula para aplicar las técnicas de purificación e identificación -desarrolladas con la ayuda del anticuerpo CD-34-para luego reimplantar las células aisladas, en el organismo del paciente. De tener éxito esas pruebas, se abriria una nueva esperanza para los afectados por varias formas de cáncer, asi como para quienes, por razón de su trabajo, están expuestos a radiaciones extremas, que destruyen la capacidad generadora de la médula.

Aunque la experimentación con la médula ósea tiene ya muchos años encima, lo más importante está aún por venir, pero todo parece indicar que no será necesario esperar demasiado para ver los resultados. --