MAMA VIEJA

La edad límite para tener un hijo sobrepasa la barrera de los 40.

1 de enero de 1990

Hoy la ciencia considera que aun a los 40 años una mujer sana puede esperar un embarazo y un parto normales si recibe atención médica regular y adecuada. Madres cuarentonas como Ursula Andrews, Diana Ross y Mia Farrow ya no son casos excepcionales. Las pacientes de las salas de parto son cada vez mayores.
Gracias a los avances médicos, en las dos últimas decadas la mujer ha ganado cerca de 10 años para su función reproductiva. Si en épocas de las abuelas, la mayoria de las mujeres completaba su familia antes de los 30 años y hace poco tiempo las voces de alerta señalaban que la decisión de un embarazo no se debia dilatar más alla de los 35, hoy los limites máximos establecidos por la comunidad médica están en 38 años para el primer hijo y 43 para el último.

Los matrimonios tardios, una carrera profesional, la búsqueda de estabilidad económica o un segundo matrimonio son factores que con frecuencia retrasan la procreación. Una creciente proporción de mujeres tiene su familia al final de la treintena. El respaldo para este cambio en la vida femenina son los nuevos métodos de diagnóstico, que reducen riesgos tanto para la madre como para el hijo. Recientes investigaciones establecer que la mortalidad infantil no aumenta significativamente en hijos de mujeres mayores y los investigadores coinciden al señalar que una mujer mayor sana no está más predispuesta a complicaciones que una joven.

Pero si bajo condiciones ideales el efecto de la edad en un embarazo exitoso es menor de lo que se pensaba en otros casos no es aconsejable por que los años no vienen solos. Una mujer mayor que va a tener su primer bebé enfrenta un mayor riesgo de toxemia, un potencialmente peligroso aumento de la presion que, si bien tiene tratamiento, representa un riesgo. Problemas de salud --hipertensión, enfermedades del corazón, obesidad y diabetes--interfieren en el desarrollo normal de un embarazo. Asi que la decisión requiere un magnifico estado de salud.

En esta planificación la naturaleza no siempre contribuye. Con la edad disminuye la fertilidad en la mujer.
Y, con mas frecuencia de la esperada, una pareja mayor que decide tener su primer hijo se encuentra con un problema de infertilidad, que se hubiera hecho evidente si lo hubiera intentado antes, y que demanda un nuevo lapso antes de lograr la concepción. En opinión del médico gineco-obstetra Oscar Lombana, aunque en términos generales se hable de una edad limite de 38 años, es importante tener en cuenta el fenotipo de cada paciente. "A esa edad puede haber mujeres con un organismo envejecido o antecedentes de alteraciones geneticas en las que no se aconseja un embarazo, mientras otras, con un organismo joven y sano, pueden tranquilamente pensar en tener hijos".

Uno de los mayores temores en la decisión de la maternidad tardía es el Sindrome de Down o mongolismo.
Hace unos años se estableció médicamente que después de cierta edad aumentaba el riesgo estadístico de tener hijos con alguna anormalidad genética o cromosómica. Después de los 35 años la posibilidad es de 1 entre 475, y a los 40 de 9 en 1.000. Aunque es sin duda un riesgo de consideración, no es abrumadoramente elevado. Este temor puede ser despejado actualmente gracias a la amniocentesis, un examen que permite analizar las células del feto y que se recomienda casi rutinariamente para las embarazadas mayores. Por otra parte, los nuevos conocimientos sobre genética y sobre el manejo temprano del embarazo permiten minimizar el riesgo de anormalidades.

La cesárea es también frecuente en estos casos, aunque algunos especialistas cuestionan su necesidad médica y señalan que ese aumento significativo de la cesárea en mujeres mayores refleja el pesimismo que todavía existe sobre los embarazos tardios.

Mirando hacia el futuro, no es aventurado asegurar que, con el perfeccionamiento de las técnicas de la fertilización in vitro, se pueda pensar incluso en ser madre a los 45. La posibilidad de la donación de ovulos abre no sólo un nuevo camino en la lucha contra la infertilidad, sino que hace posible que una mujer mayor pueda ser madre sin el riesgo de un hijo con malformaciones genéticas. Un tratamiento a base de hormonas permite una adecuada preparación del útero para la maternidad.

En el aspecto sicológico, retardar el nacimiento de los hijos tiene también puntos a favor y en contra. Por una parte, las parejas son más maduras, estables y seguras en su decisión. Pero, por otra, estando más establecidas en una vida independiente, pueden ser menos tolerantes y flexibles a las exigencias de un bebé. Y ni qué decir sobre el difícil trance de los hijos adolescentes. Lidiar quinceañeros puede ser una tarea dificil para aquellos cincuentones que no dispongan de una mentalidad joven.-