¡ OJO AL PARCHE !

Los especialistas empiezan a cuestionar la seguridad de los materiales utilizados en las cirugías estética y correctiva.

11 de septiembre de 1989

Es comun oír decir que a los seres humanos hoy en día se les termina de hacer a mano. La cirugía plástica, los implantes,las correcciones de defectos por medio de intervenciones quirúrgicas son procedimientos ampliamente utilizados para mejorar el producto. Pero patólogos y otros expertos están cuestionando la seguridad a largo plazo de,los materiales y dispositivos que se implantan en el cuerpo humano por razones médicas y cosméticas.
Aunque estos materiales se han probado y generalmente son considerados bio-compatibles, ha surgido evidencia que sugiere que muchos metales,plásticos, gelatinas, cauchos y combinaciones de materiales convertidos en dispositivos implantables pueden producir efectos crónicos y potencialmente nocivos en el tejido de algunos pacientes. Las víctimas pueden sufrir inflamación permanente, infecciones, coágulos, erosión ósea, enfermedades del tejido conectivo y, en casos raros, cáncer, dependiendo de los materiales y de su localización en el cuerpo.
Aunque el grado de riesgo aun no se conoce, muchos médicos sostienen que son más los beneficios que los potenciales riesgos de daño a largo plazo. Sin embargo, algunos expertos piden cautela, especialmente con aquellos pacientes que se someten a implantes por razones estéticas a temprana edad. Esta advertencia se ha intensificado en la medida en que algunas investigaciones han demostrado que la tasa de complicaciones en personas que han recibido implantes es alarmantemente alta. Segun la más reciente investigación sobre el tema, adelantada por la Universidad de California en Los Angeles, más del 15% de los dispositivos utilizados por los neurocirujanos para drenar fluidos, 25% de los marcapasos y 40% de los implantes en los senos han fallado. También se discute si el riesgo de cáncer aumenta en personas con implantes.
Por su parte, los laboratorios que fabrican los dispositivos y producen los materiales aseguran que permanentemente están revisando y monitoreando la forma como reaccionan los tejidos humanos frente a los materiales de los implantes, con el objeto de perfeccionarlos y de minimizar los riesgos. Además, agregan, la mayoría de las personas toleran los implantes por un considerable número de años y derivan enormes ventajas que no se pueden desconocer. Los beneficios superan a los riesgos, aseguran. Sin embargo, no desconocen que cuando los implantes se realizan en personas jóvenes, los riesgos a largo plazo se incrementan.
Las nuevas preocupaciones han surgido, en parte, de reportes aislados sobre daños a largo plazo asociados con implantes y, en parte, de los resultados de nuevas investigaciones sobre la interacción que se produce entre el tejido humano y los materiales del implante.
Probablemente el punto más candente y preocupante es el que se refiere al cáncer. Recientemente se han estudiado 160 casos de cáncer asociados con implantes y se ha descubierto que el tiempo que necesita la enfermedad para desarrollarse depende de los materiales utilizados. Aunque los resultados no han sido significativos desde el punto de vista estadístico, los períodos latentes de cáncer relacionado con la silicona están por debajo de los seis años, y los de tumores asociados con el titanio no superan los tres años. De ahí que haya crecido la preocupación sobre ciertas aleaciones de cobalto y titanio que puedan signifcar riesgos de cáncer para cientos de miles de personas en el mundo que tienen implantes en las articulaciones. Los metales se corroen y liberan partículas de metal que viajan a través del cuerpo, con posibilidades de causar cáncer u otro tipo de daños en lugares lejanos de los mismos implantes.
El número de casos de implantes en las articulaciones asociados con cáncer es bajo (la Academia Americana de Cirugías Ortopédicas solo ha reportado ocho casos de tumores cercanos a los implantes de articulaciones en la última década, entre cerca de tres millones de implantes realizados). De ahí que muchos médicos piensen que el riesgo comprobado hasta ahora es mínimo y que no hay suficiente evidencia para demostrar la relación entre la ocurrencia de tumores y la presencia de ciertos materiales en los implantes.
Sin embargo, las preocupaciones surgen de una mejor comprensión de la forma como los materiales de los implantes reaccionan frente al sistema inmunológico, pues hoy se reconoce que esos materiales no son tan inertes como alguna vez se pensó. El organismo ataca a los objetos extraños que lo invaden y esos materiales no son biológicamente inertes cuando entran en contacto con multitud de moléculas orgánicas.
Cuando se implanta un material, las proteínas que se encuentran en los tejidos humanos se adhieren a la superficie del dispositivo implantado y después de varias horas, aunque dependiendo del tipo de material utilizado, las interacciones entre las partículas cargadas y los campos magnéticos ocurren entre la superficie de los implantes y las proteínas. La interacción es lo suficientemente energética para alterar la forma de las proteínas que se han adherido al implante, de tal forma que estas exponen partes que atraen otras proteínas que círculan y que están diseñadas pare reconocer dónde hay problemas. Unas de ellas inician coágulos de sangre y cubren el implante con gruesas capas de tejido cicatrizado llamado fibrina.
Al mismo tiempo, un sistema de 18 proteínas, llamado complemento, es activado en forma de una aguda respuesta inflamatoria a la cirugía. El área del implante se enrojece, se inflama y produce dolor. Entonces los macrófagos, células excavadoras, raspan la fibrina que recubre el implante, produciendo peróxido y otras formas destructivas de oxígeno. Eventualmente, los macrófagos se comunican y activan otras proteínas especializadas presentes en la inflamación y la inmunidad. De acuerdo con algunas investigaciones, a lo largo de los años la reacción del cuerpo a un implante puede causar significativos problemas de salud en algunos pacientes.
La inflamación crónica,segun algunos expertos, puede literalmente comerse el hueso. Algunos pacientes sufren de fiebres intermitentes crónicas. Los implantes también se pueden infectar con bacterias muchos años después de la cirugía. Por otra parte, muchas mujeres que reciben implantes en el seno desarrollan nudos duros, resultado de la cicatrización, que tienen que ser disueltos a mano. La silicona utilizada en estos implantes algunas veces se filtra y llega hasta los nudos linfáticos y otros tejidos.
Además, los médicos advierten que resulta difícil detectar cáncer de mama en las mujeres con implantes, porque estos ocultan los tumores pequeños. Algunos estudios han revelado que cuando las mujeres con implantes desarrollan cáncer, su prognosis es peor que la de aquellas que no tienen, probablemente porque es más fácil detectar tumores en mujeres que no tienen implantes.
En lo que se refiere a implantes de venas y arterias, los materiales utilizados -dacrón, orlón, rayón, nylon- producen coágulos, lo mismo que las válvulas del corazón. Pero hay un campo en el que se producen muy pocos problemas: los ojos. La implantación de lentes resulta casi ciento por ciento exitosa, porque el ojo no tiene macrófagos y otras células que se encuentran donde hay inflamación.
En resumen, los médicos aconsejan que antes de decidir cualquier implante, especialmente aquellos que se hacen por razones cosméticas, es conveniente considerar los posibles riesgos, pues los implantes, como se ha demostrado no son inocuos ni inertes. Para quienes actualmente tienen implantes, el consejo es conservar la cabeza fría y hacerse chequeos regularmente, pues los problemas pueden ser tratados con antibióticos, analgésicos y anti-inflamatorios.