epidemia

Ojo, es con todos

El capítulo de Colombia del informe mundial sobre el sida muestra que continúan creciendo los infectados. Y que no es un asunto sólo de homosexuales, bisexuales o prostitutas.

12 de febrero de 2006

Francisco Caicedo*, 23 años, pertenece a esa generación de universitarios que le sacan el cuerpo a las estadísticas, a los informes y a todo lo relacionado con encuestas. A pesar de ser estudiante de economía y de vivir entre libros de finanzas y porcentajes, las cifras le fastidian. Pero desde cuando le dieron la noticia de que está infectado por el virus del sida, las cosas han cambiado. "Es el mismo cuento de siempre, uno no se interesa por las cosas hasta que uno es el protagonista", dice Francisco tratando de explicar por qué debe alarmar a todos los colombianos el informe del programa conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), presentado esta semana. El dato más relevante demuestra que si bien el 83 por ciento de los casos se presenta entre los hombres, el sida ha tenido un incremento considerable en las mujeres. Según este mismo informe, el comportamiento de la epidemia en Colombia ha cambiado si se le compara con la década de los 90. El número de mujeres infectadas en la costa Caribe y en el noreste del país ha aumentado considerablemente y, la mayoría de ellas ha adquirido el VIH de su esposo o novio que mantenía relaciones sexuales sin protección con otros hombres. Francisco pertenece a este grupo de novios y cree que la mejor terapia para la enfermedad es hablar sin tapujos con las personas que lo rodean, con sus amigos de universidad en quienes es más común el bisexualismo. "Aunque no soy de las personas que hacen campañas o que mantienen el símbolo del sida en la camisa, sí trato de hablar sobre la facilidad con que uno se puede infectar". Hasta hace dos años, Francisco vivía con su novia, pero desde cuando le dieron la noticia de su enfermedad, prefirió alejarse de ella porque "no me sentía capaz de confesarle que un hombre me había transmitido el sida". "Ahora es muy común que las personas sean bisexuales sin reconocerlo", afirma Edison Arboleda, presidente de la Corporación El Otro, en Medellín, "un hombre puede tener relaciones sexuales con otro hombre o con un travesti y a las dos horas va y se acuesta con la novia". El problema, concluye Arboleda, no radica sólo en la persona con quien se tenga sexo, sino en el compromiso con la utilización del condón. El primero de diciembre, Día mundial de la lucha contra el sida, el Ministerio de la Protección Social lanza una nueva campaña denominada 'Tú lo tienes, tú lo usas' y dirigida a cuatro sectores de la sociedad: mujeres casadas, hombres que se relacionan con hombres, adolescentes y a la comunidad en general. Según Ricardo Luque, asesor de la Dirección Nacional de Salud Pública, se pretenden dos objetivos: "Primero, decirle a la sociedad que no basta con tener y mostrar el condón, sino que lo importante es utilizarlo, y segundo, luchar contra la estigmatización que tienen las personas infectadas". Luque explicó a SEMANA que, si bien la campaña no menciona a los homosexuales y los bisexuales, éstos se incluyen entre los "hombres que tienen sexo (sic) con otros hombres" y deja de hacerse explícito porque muchos de ellos no se consideran ni lo uno ni lo otro. El fenómeno del bisexualismo en Colombia explica, en gran parte, el cambio del patrón predominante de transmisión del homosexual hacia el heterosexual. Un cambio que se hace más evidente en Santander, Norte de Santander y en los departamentos de la Costa Atlántica, donde el número de nuevas infecciones en mujeres jóvenes ha aumen tado a mayor velocidad que en los hombres de la misma edad. A Francisco Caicedo, que se encuentra dentro de ese rango de edad (15-24 años), ya no le interesa si lo catalogan como gay o si los hombres tienen mayor riesgo de adquirir el virus que las mujeres, "eso es lo de menos -dice-, yo sé que cada año sacan nuevas cifras, que siete millones de infectados, que cuatro, que seis... pero a nadie le llegan esos números. Todos solemos pensar que los del sida son los otros, los gays o las prostitutas. El problema ahora es que el del sida soy yo. Yo estoy en las cifras y no quiero que mis amigos lo estén". *La fuente pidió reservar su verdadero nombre.