Investigación

Pequeños y celosos

Un estudio mostró que el tamaño sí importa a la hora de competir románticamente por una mujer.

20 de marzo de 2008

Los hombres de baja estatura son más celosos que los altos. A esta conclusión llegaron investigadores de las universidades de Groningen, Holanda y Valencia, España, que adelantaron un estudio entre 549 hombres y mujeres sobre su nivel de inseguridad frente a otros competidores románticos. Los que se mostraron más nerviosos al lado de otros rivales atractivos y adinerados fueron los más bajitos. Los expertos notaron que esa inseguridad iba cediendo en la medida en que el participante registraba una talla más alta. Para los científicos esto concuerda con las principios evolutivos, pues las mujeres prefieren hombres que provean seguridad y por ello los más altos son los preferidos de ellas. El estudio fue publicado en Evolution and Human Behavior.
 
"Hackers" del corazón
Los piratas informáticos que logran infiltrarse en los sistemas bancarios y organizaciones parecen no tener límites. Un científico probó recientemente que estos personajes también podrían violar aparatos que funcionan de manera inalámbrica en el cuerpo de muchos pacientes, como los marcapasos y defibriladores. Se calcula que hoy más de tres millones de personas tienen uno de estos implantes en el mundo para que su corazón siga latiendo. Quien alertó a las autoridades fue Yoshi Khono, de la Universidad de Washington y quien en 2003 demostró que el software utilizado en las máquinas de votación de Estados Unidos podía ser fácilmente manipulado. Utilizando un defibrilador en un pedazo de tocino, esta vez Khono y su equipo probaron que podían sacar información médica de un supuesto paciente, su condición médica, fecha de nacimiento y otros datos que se incluyen en estos equipos para uso de personal especializado en caso de emergencia. También lograron reprogramarlo o hacer que dejara de funcionar. Aunque hasta el momento no se conocen casos de que algún hacker haya tenido acceso a estos aparatos, los expertos señalaron la importancia de proteger la salud del paciente teniendo en cuenta que estos aparatos cada vez son más sofisticados y más utilizados en medicina. Por eso propusieron que estos aparatos contaran con un sistema que alerte al paciente cuando el implante esté siendo vulnerado, así como un código de acceso secreto a la información contenida en su interior.
 
Arruina-Éxtasis
Uno de los problemas que los médicos enfrentan cuando hay una sobredosis de éxtasis es que no hay manera de sacarla del organismo y por lo tanto sólo pueden atender los efectos secundarios que causa, entre los que están alteraciones cardiovasculares y en el sistema nervioso central. La semana pasada, científicos del centro de abuso de drogas y alcohol de la Universidad e Arkansas anunciaron que habían descubierto una manera para lograr que la sustancia sea eliminada del cuerpo. Esto se lograría con un anticuerpo que se une a este compuesto y lo recoge del torrente sanguíneo con lo cual se previene que la sustancia llegue a los tejidos del corazón o del cerebro. El experimento ha funcionado sólo en ratas pero se espera que en poco tiempo sea aplicada en seres humanos.
 
El gen de la eterna juventud
Un grupo de judíos centroeuropeos (esquenazi) de 70 años en promedio, cuya historia de longevidad era un rasgo característico familiar, ayudó a los científicos a descifrar un misterio: el de Matusalén. Los expertos encontraron que este grupo tenía una mutación en un gen que ya antes había probado alargar la vida de gusanos, moscas y ratones. Se trata de una variación genética que hace que las células respondan menos a la IGF1, una hormona que secreta el hígado, clave en el crecimiento. En estudios en animales, cuando la hormona se bloqueaba, éstos lograban vivir entre 30 y 40 por ciento más y sin enfermedades. El caso de los humanos es más complejo y se cree que en la longevidad participan además de éste otros factores genéticos que aún falta identificar. En este caso, el grupo de judíos fue comparado con un grupo de control integrado también por judíos esquenazis que no tenían una historia de longevidad. Pero, y ese es el problema de estudios con miembros de la tercera edad, el grupo de control falleció hace 30 años, por lo que tuvieron que observar a sus hijos y nietos. Lo importante es que se está empezando a desvelar el misterio. “Esta es la punta del iceberg”, dijo a ‘Scientific American’ uno de los coautores de la investigación que fue publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences. El grupo seguirá estudiando cuál es el coctel genético que hace que algunos alcancen a vivir hasta más de 100 años.