Estetica

Quién dijo que no son vanidosos

El auge de las cirugías estéticas masculinas no tiene como única causa la vanidad. La competencia laboral y los beneficios sicológicos también han ayudado.

8 de febrero de 2004

Las cirugias esteticas ya no sólo hacen parte del afán de las mujeres por ocultar los efectos de la gravedad o de un puñado de homosexuales en busca de un toque de feminismo. Ahora los hombres han roto el tabú y están incursionando en esta nueva tendencia.

Los retoques son procedimientos tan sencillos como arreglo de párpados y papadas, hasta otros tan complejos como elongaciones del pene, implantes en el pecho y en los glúteos, liposucciones y lipectomías (eliminar la grasa del abdomen). Pero en estas cuestiones estéticas, la vanidad no es la única motivación.

Resulta que los hombres un poco mayores pero con más experiencia en el campo laboral se dieron cuenta de que jóvenes con menos experiencia pero con mejor aspecto estaban desplazándolos. Y así, una cantidad cada vez mayor de hombres emprendieron una cruzada en pro de la apariencia.

Y ese mismo empeño que ahora los señores le ponen a verse bien ha desembocado en un cambio de mentalidad. "Los hombres contemporáneos han abierto más sus mentes en cuanto a la parte estética se refiere. Ya no es un misterio que ellos quieran verse bonitos porque no es un tabú querer verse bien", dice la doctora Alida Santamaría, médica estética de la Seccional Central de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica.

A diferencia de las cirugías estéticas en las mujeres, las técnicas que se utilizan con los hombres son diferentes, aunque los procedimientos sean los mismos. Los hombres tienen la piel más gruesa y con más grasa, sus rasgos son más fuertes y sus facciones, más pronunciadas. "Es obvio que en los hombres las técnicas sean diferentes. Si eso no fuera así, al final se terminarían feminizando, y ese no es el objetivo", dice.

Como consecuencia de la necesidad de evitar que a un hombre le queden rasgos femeninos después de una cirugía estética, las técnicas han avanzado tanto que cada vez se hacen menos perceptibles los cambios. Ahora se hacen pequeñas transformaciones que mejoran el aspecto, cirugías pequeñas y poco notorias que dan la ventaja de que poca gente las nota, lo que se traduce en beneficios estéticos más grandes.

Otros beneficios son los sicológicos. "Los hombres se empiezan a cuidar más la imagen y cultivan el amor propio. Hay estudios que demuestran que la gente bonita tiene más posibilidades de triunfar en el campo laboral y eso los hace sentir exitosos. Luego de una cirugía, ellos se dejan de sentir afectados por la competencia en el trabajo", explica.

Según Manuel Solano, vicepresidente de la Seccional Central de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, entidad que reúne a los cirujanos de Cundinamarca, Tolima, Huila y Meta, el año pasado el porcentaje mensual de hombres operados era cerca del 30 por ciento, alrededor de 300 casos. "Eso sin contar a los otorrinos, los oftalmólogos, los cirujanos ilegales y al resto del país", afirma. El mayor porcentaje de operaciones se lo llevó la nariz, luego siguieron los párpados, liposucciones, rejuvenecimientos, eliminación de arrugas e implantes de pelo.

Acerca de los peligros que eventualmente podría correr alguien en el momento de hacerse una cirugía, la doctora Santamaría dice que son los mismos de cualquier intervención. "La única advertencia es que la cirugía la realice un médico de la Sociedad y en un sitio autorizado".

Y es que ni los años son un impedimento. A partir de los 17 los jóvenes entran al mundo de la estética. Las rinoplastias y los implantes pectorales se ponen de moda a esa edad. A los 20 deciden operarse los párpados y después de los 30 se hacen rejuvenecimientos faciales, se quitan las arrugas y se reducen la papada. De ahí en adelante cualquier retoque no estaría de más.

Si el porcentaje de hombres que se hacen cirugías sigue aumentando, dentro de poco ya la gente no podrá decir que los hombres no son vanidosos, o que al menos no lo son tanto como las mujeres.