Razones de peso

Detrás de esos momentos difíciles que lo hacen claudicar de su dieta, hay razones cientíticas de peso.

24 de diciembre de 1990

Si usted ha sido el discípulo perfecto de su dietista durante toda la semana pero al sexto día deben sacarlo en camisa de fuerza del "Palacio del Colesterol", no es que tenga voluntad de plastilina. Lo que sucede es que su organismo aún no se acostumbra a sus nuevos hábitos alimentarios.
Tal vez usted sea de aquellos que se resisten a comer postre durante la comida con unos amigos pero de regreso a casa se premia con un paquete de papas fritas que lleva en la guantera. O quizás ha conseguido bajar los kilos programados en el plazo que se fijó pero, cuando ya ha conseguido el peso ideal por el que tanto ha luchado, decide premiarse guardando en el cajón del escritorio un paquete de deliciosas galletas. Si estas situaciones le son familiares, lo más seguro es que sus hábitos alimentarios le estén jugando una mala pasada y estén en pie de guerra contra su férrea decisión de adelgazar.
Según los expertos, adelgazar es una guerra que se gana a base de pequeñas batallas. Usted no tiene que morir de inanición; lo único que tiene que hacer es modificar algunos hábitos alimentarios. Y son esos pequeños cambios los que hacen la diferencia entre el peso que usted tiene y el que sueña tener. Hay muchas razones científicas detrás de esos momentos difíciles que lo hacen claudicar de su dieta.

No aguantar hambre
La gente que está siempre tratando de no comer tiene más problemas para controlar el apetito -y el peso- que la gente que simplemente escucha los dictados de su organismo y no vive en lucha constante contra las punzadas del hambre.
Aquellos que se someten a una dieta basándose solamente en circunstancias externas son llamados por los sicólogos "comedores reprimidos". Esta gente piensa primero en calorías antes de pensar en su hambre. Sin embargo, los estudios muestran que los comedores reprimidos son dados a las bebidas sin calorías pero sucumben fácilmente ante una tentación. En comparación, los no reprimidos ignoran la información sobre calorías y simplemente comen los alimentos permitidos hasta sentirse satisfechos.
La gente que vive obsesionada con perder peso, sigue los mensajes de su cerebro (el cual dice: "usted está demasiado gordo"), a pesar de que las señales del organismo pueden naturalmente balancear lo que ellos elijan comer.
Los estudios también muestran que estos comedores reprimidos -quienes están siempre tratando de no comer- siempre claudicarán cuando estén deprimidos o bajo estrés.

Ojos que no ven...
Alguna gente responde a la señal de comida con una repentina secreción de insulina en su organismo: la insulina puede aumentar el apetito. Los investigadores han encontrado que cierta gente -usualmente aquellos comedores reprimidos- realmente empiezan a segregar insulina a la primera señal de comida.
Un aumento en la insulina es malo para los vigilantes del peso por dos razones: primero, la insulina puede inducir al hambre. Segundo, el organismo necesita insulina para convertir calorías en grasa almacenada. Entonces, si la insulina está presente en la corriente sanguínea cuando los alimentos son ingeridos hay más probabilidades de que las calorías consumidas sean almacenadas como grasa corporal a que sean quemadas.
El apetito es parte de la química corporal. Controlar el apetito, dicen los investigadores, no es simplemente un asunto de fuerza de voluntad. Usted debe no solamente mirar que come, debe mirar también qué tentaciones tiene a su alrededor. Si usted no ve ese paquete de galletas en el cajón de su escritorio, puede fácilmente olvidarse de ellas.

Premio al esfuerzo personal
Si usted ha perdido una gran cantidad de kilos y desea mantener su nuevo peso, debe continuar comiendo menos que una persona de su misma talla que nunca ha sido gorda.
No es su imaginación, si usted cree que engorda más pronto que su amigo que pesa lo mismo que usted ahora. La gente que ha reducido algunos kilos realmente necesita menos calorías para mantener ese peso más bajo. Por eso menos del 20 por ciento de quienes han experimentado una considerable pérdida de peso logran mantenerlo.
El éxito de quienes hacen dietas a largo término es que deben cambiar lo patrones alimentarios que tenían antes de que entraran en un programa de reducción de peso. La gente puede perder peso fácilmente, pero debe tener expectativas realistas acerca de cuánto pueden perder y lo que significará mantenerlo.

No puedo vivir sin él...
No se necesita ser un dulzómano para apetecer el dulce. Cuando usted está pasando hambre, el organismo la lleva a dirigirse expresamente hacia la comida alta en calorías. Eso se debe a que hay más fibras nerviosas sensitivas al dulce que para cualquier otra clase de sabores: salado, amargo o ácido.
Los investigadores han encontrado que el gusto por los dulces puede ser algo con lo que se nace. Los experimentos muestran que los recién nacidos, quienes no han probado más que el sabor de la leche materna, sonríen después de que una sustancia dulce es colocada en su boca.
Los experimentos también muestran que cuando se está hambriento, se prefieren los alimentos dulces y engordadores. Los sicólogos sospechan que heredamos esta preferencia de nuestros ancestros, quienes estaban siempre buscando comida porque necesitaban la energía inmediata proveniente de alimentos altos en calorías. Esta inclinación "natural" hacia los carbohidratos es un mensaje del organismo que debe ser tenido en cuenta. Porque combinados con proteínas mitigan el hambre por largos períodos y proveen energía por más tiempo. Entre un sánduche de pollo o un dulce, ambos tienen aproximadamente el mismo número de calorías, el pan y el pollo probablemente atenúen su apetito por más tiempo.

El hábito si hace al gordo
Los hábitos de comida se desarrollan en la infancia. Alguna gente come demasiado porque es lo que siempre ha hecho. Los niños aprenden a comer todo lo que está servido en el plato, incluso aunque no quieran o no les guste. Esto enseña a prestar más atención a las señales externas que a lo que pide el organismo.
Para muchos adultos, comer mientras se ve televisión es un reflejo automático. Pero este hábito puede cambiarse, por ser una respuesta condicionada. Los investigadores han sido capaces de enseñarle a las ratas a comer cuando suene la señal convenida. Entonces puede ser que apenas encienda el televisor usted no pueda evitar pensar en el refrigerador. Hay muchas formas de romper los hábitos, pero el primer paso es ser consciente de lo que usted está haciendo.

Endulzar el estrés
La comida es a menudo usada como un pacificador. Quienes cuidan niños frecuentemente utilizan la comida para tranquilizarlos, aunque sepan que lloran por otras razones diferentes al hambre. Usted puede haber aprendido desde muy temprano en su vida a neutralizar el estrés con la comida. Los investigadores han encontrado que las ratas hacen esto en forma natural. Esto podría explicar por qué mientras usted espera solo en el bar o en un restaurante, no se puede apartar de la canasta del pan o la del maní.

Toque de queda...
Los científicos piensan que el organismo tiene su propio control para mantener el peso en un punto establecido. Quienes tratan de bajar su peso deben luchar contra la naturaleza.
Estar más delgados de lo que los médicos consideran como normal en las tablas de salud, significa pelear contra esas señales fisiológicas. Cuando usted empieza una dieta, disminuyendo el número de calorías que come, el organismo reacciona bajando la tasa del metabolismo, que es la que quema calorías. Esto hace posible que aunque usted ayune mucho pierda muy poco peso. Por eso lo más dificil es salir de aquellas últimas libras.
El hambre que usted siente cuando ya está alcanzando su meta no está en su imaginación. Es causada por la química del cuerpo. Los científicos han comprobado que aunque usted pierda la grasa almacenada en las células grasas, nunca perderá las células. Estas, vacías, continúan enviando señales químicas al cerebro que aumentan el apetito. Esto explicará porqué razón cuando se ha conseguido bajar de peso se puede tener la misma dificultad para mantenerlo.
La idea es que para perder peso y conservarse en ese punto, usted debe al mismo tiempo reducir su ingestión de calorías y aumentar su metabolismo, lo cual puede hacerse con ejercicio. El ejercicio tambien añade el beneficio de aumentar la rata en la cual usted quema calorías por varias horas después de haberlo realizado.
Las investigaciones muestran que cuando usted está en su peso normal, puede a veces comer exageradamente y su peso acelerará su mecanismo de quema de calorías para compensar. Este mecanismo de compensación es lo que explica por qué algunas personas, que nunca rechazan un ponqué con helado y crema de leche, mantienen invariable su envidiable figura.

Aprender a probar
Los investigadores han encontrado que cuando se trata de comida todos somos neófobos. Sin embargo, el gusto por los nuevos alimentos es algo que se aprende con la experiencia. Hace veinte años, mucha gente pensaba que el kumis era solamente leche cortada y hoy es una de las bebidas más populares. De acuerdo con los sicólogos, todos los sabores nuevos son naturalmente rechazados; no obstante, la experiencia es la llave para adquirir nuevos sabores. Esto explica cómo mucha gente ha llegado a preferir el café sin azúcar o los productos dietéticos. Es sólo cuestión de probar y con el tiempo le sacará el gusto a los alimentos que son menos engordadores.-

Perder peso
¿cómo lo hizo?
Una encuesta reciente, realizada por la revista norteamericana American Health, preguntó a un millar de personas -que habían perdido una cantidad significante de kilos- cuál fue la forma como lo consiguieron. Sus respuestas fueron sorprendentemente simples:

Eliminando "bocaditos" y postres 42%
Comiendo menos de todo 37%
Haciendo más ejercicio 32%
Cortando las grasas 32%
Dejando de comer en la noche 29%
Comiendo más frutas y vegetales 20%
Empezando a contar calorías 19%
Consumiendo menos carnes rojas 17%
Utilizando alimentos y bebidas bajos
en calorías 12%
Siguiendo una dieta bajo control médico 11%
Comiendo más fibra y comidas bajas en
calorías 10%
Uniéndose a un grupo de perder peso 9%
Utilizando una dieta especial 3%
Siguiendo un libro de dieta 1%