VERDE, QUE TE QUIERO VERDE

Ser vegetariano no es tan saludable como lo pintan.

3 de julio de 1989

Mientras los orientalistas y algunos excéntricos no se cansan de proclamar las bondades de ser vegetariano, y no logran ver en un jugoso bistec algo más que un "trozo de cadáver", los nutricionistas tienen serios reparos sobre este tipo de régimen. Y la razón es de peso: la premisa de salud que lleva a una persona a adoptar una dieta vegetariana no siempre se cumple; así que, además de complicarse la vida, puede resultar peligroso.

La dieta vegetariana incluye todos los alimentos de origen vegetal, en lo posible los menos procesados, y excluye todos aquellos productos y sustancias considerados tóxicos, como el alcohol y los químicos. Sin embargo, en la práctica resulta sumamente complejo conseguir un equilibrio saludable. De hecho, los perjuicios que puede traer este tipo de régimen derivan de la falta de conocimiento y prudencia con que muchas personas lo realizan. Antes de iniciar una dieta no-cárnica es preciso saber que para garantizar la salud es necesario diversificar la alimentación. Y que, si bien es cierto que la carne no es indispensable para la nutrición, también lo es el hecho que no puede simplemente abandonarse su consumo sin compensarla en la dieta. El secreto está en lograr cubrir con productos vegetales las necesidades nutritivas del organismo y, a no ser que usted sea un experto nutricionista, esto es casi un imposible.

Según los especialistas, una dieta equilibrada debe contener: 50% de hidratos de carbono, 20% de grasas, 30% de proteínas, y pequeñas pero imprescindibles cantidades de minerales y vitaminas. Los dos primeros se encuentran fácilmente en frutas, verduras, legumbres y cereales. Pero no sucede lo mismo con las proteinas.
Ellas, que son el material que forma las células, no son aportadas por los vegetales en la cantidad y calidad requeridas por el organismo, señala la nutricionista Natalia de Atuesta.
"Las protéínas animales son absorbidas más rápidamente por el organismo", afirma. Para lograr remplazarlas, es indispensable combinar adecuadamente las proteínas vegetales: cereales y legumbres, o legumbres y semillas. La soya, por ejemplo, es una de las fuentes más ricas de proteínas.

Otra grave deficiencia del régimen vegetariano es el insuficiente aporte de vitamina B12, calcio y hierro. Los estudios han demostrado que tales carencias pueden dar origen a anemias perniciosas y graves alteraciones del sistema nervioso, especialmente en niños o mujeres. Aunque el calcio y el hierro se pueden obtener a partir de la soya y los vegetales verdes o en la levadura de cerveza, en el caso de la vitamina B12 el problema surge porque sus fuentes son de origen animal.
Muchos vegetarianos obvian estas deficiencias incorporando a la dieta leche y huevos. Según la especialista, un menú lacto-ovo-vegetariano puede ser considerado como satisfactorio en materia de nutrición.

Cada día la dieta vegetariana cobra más adeptos. De una parte, los últimos estudios señalan que la alimentación desempeña un papel preventivo fundamental en diversos tipos de cáncer. Concretamente, en el caso de cáncer del colon e intestino, se aconseja seguir una dieta rica en fibra vegetal y con un contenido bajo de alimentos refinados. Por otra, una dieta vegetariana mantiene el sistema cardiovascular en buenas condiciones y es recomendada para evitar el sobrepeso, siempre que su práctica vaya unida a otros hábitos saludables como dejar de fumar, evitar el alcohol y hacer ejercicio. La verdad es que entre más alimentos se excluyan de la dieta, más difícil se hace cubrir correctamente las necesidades del organismo. Por ello, la recomendación general es que quien desee apuntarse a esta alternativa alimentaria debe consultar antes con un buen nutricionista, con el fin de asegurarse una adecuada provisión de todos los componentes esenciales. De lo contrario, los perjuicios serán más altos que los beneficios. -