Terapia

Viaje arterial

La terapia endovascular permite corregir infinidad de problemas en las arterias sin necesidad de cirugía.

30 de mayo de 2004

Sobre el fondo blanco de la pantalla, un cordoncillo negro oscila al ritmo frenético del corazón. Radiólogos, cirujanos y anestesiólogos siguen expectantes el avance del pequeño 'cordón'. La imagen revela el interior del cuerpo humano y aquel hilo es un catéter con un dispositivo que navega por el sistema arterial, guiado y seguido desde afuera por los especialistas. Este procedimiento se llama terapia endovascular y les ha salvado la vida a muchos pacientes que podrían morir si se someten a una intervención más complicada.

A los puntos más recónditos del cuerpo humano se ha logrado viajar: a las más complejas arterias, a las carótidas, a las ilíacas, al corazón y al mismo cerebro. Sin embargo, una de las arterias más importantes, la aorta descendente, pese a estar en el camino de las anteriores era un sitio de difícil acceso. "Su ubicación y tamaño convirtieron a la aorta en una de las más complejas para este tipo de intervenciones", indicó Carlos Alberto González, radiólogo intervencionista del Centro Médico Imbanaco de Cali.

González y su equipo se encargaron de investigar cómo penetrar la aorta descendente para poder curar la ruptura de las capas arteriales, conocida como disección y los aneurismas, protuberancias anormales de la arteria, cuyo rompimiento total significa la muerte. Estos son los problemas más frecuentes de la aorta descendente, encargada de irrigar el 90 por ciento de la parte inferior de cuerpo. Hace unos 10 años de cada 100 pacientes que eran operados por estos problemas, 70 morían y un alto porcentaje quedaba incapacitado de por vida.

La intervención comienza con una incisión de cuatro centímetros en la femoral a la altura de la ingle. El objetivo es transportar un cable a través de sistema arterial desde la pierna

-atravesando la región abdominal y la zona torácica- hasta la cúspide de la aorta descendente donde se encuentra la lesión.

González se especializó en España y a su regreso a Colombia conformó un grupo de especialistas que hoy es pionero en Colombia en la corrección de los problemas de aorta descendente. Hace un año corrigió la primera disección en José Duque, un conductor de 67 años cuya operación fue descartada por el alto riego. Desde entonces ya son 14 los pacientes que se han beneficiado con el novedoso procedimiento, a quienes se les evitó la cirugía convencional abierta para la cual, como en el caso de Duque, estaban desahuciados.

Los avances del equipo dirigido por González han ido más allá. Por primera vez en Colombia lograron colocar el stent en un caso de urgencia. Atef Youssef Santabay, un ciudadano de origen libanés, llegó con el 90 por ciento de la aorta rota, como consecuencia de una accidente de tránsito cuando su vehículo se estrelló contra un tren cañero.

Todos los pacientes sometidos al procedimiento requieren un estudio previo sobre su estado físico, las estructuras de la arteria y la ubicación precisa del problema. En el caso de Santabay por su situación crítica, cerca de 30 fracturas en todo el cuerpo y con la aorta a punto de romperse, los especialistas debieron actuar de emergencia. Portando como salvoconducto su experiencia y la pericia de sus manos, viajaron a través del sistema arterial con un catéter y salvaron la vida del paciente.

Cali es una de las pocas ciudades del país que desde el año pasado cuenta con esta nueva técnica de radiología intervencionista, uno de los mayores avances de la ciencia médica en los últimos cinco años. Desde entonces cerca de media docena de pacientes afectados por aneurismas y disecciones de la aorta descendente suman ya los primeros éxitos de este importante logro médico.