César Rincón, de torero a ganadero

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César Rincón, de torero a ganadero

Entre Sasaima y Albán, Cundinamarca, está Las Ventas del Espíritu Santo, la finca donde César Rincón cría la ganadería del mismo nombre, y que es una de las mejores del país.

Foto: Guillermo Torres / Guillermo Torres

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César Rincón, de torero a ganadero

Antes de enviarlos en un camión para las corridas, Rincón va a diferentes partes de su finca a traer a los animales. Lo acompañan varios trabajadores y una yunta de bueyes con que le ayudan a traer a los toros desde los potreros.

Foto: Guillermo Torres / Guillermo Torres

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César Rincón, de torero a ganadero

A Juan José, el hijo del maestro, no le gusta mucho el tema de la ganadería, aunque gracias a su padre lo conoce bien y está pendiente de lo que pasa durante el proceso de embarque de los toros.

Foto: Gullermo Torres /

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César Rincón, de torero a ganadero

El proceso de embarque de los toros de lidia es más lento que el del ganado tradicional. En el camión, cada animal tiene su compartimiento y llevarlo hasta allí requiere paciencia debido a la bravura del toro.

Foto: Guillermo Torres / Guillermo Torres

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César Rincón, de torero a ganadero

Rincón pasa cerca de la mitad del año en Colombia, mientras en Europa pasa la temporada fría. Gran parte del tiempo que está en el país lo dedica a los animales y al desempeño de su ganadería en las corridas que van de diciembre a febrero.

Foto: Guillermo Torres / Guillermo Torres

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César Rincón, de torero a ganadero

Para embarcar a cada toro no se puede hace como con un bovino común. Cada toro tiene su propio compartimiento en el camión. Para que el animal llegue al vehículo, se lleva de uno; el animal camina por una serie de corrales que se van abriendo sucesivamente hasta que sube al transporte.

Foto: Guillermo Torres / Guillermo Torres

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Las Ventas del Espíritu Santo tiene una pequeña plaza para las tientas. Al lado, uno de varios depósitos de agua con que cuenta la finca, rica en recursos hídricos.

Foto: Gullermo Torres /

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César Rincón, de torero a ganadero

En cuanto se entra a la casa, un capote recibe al visitante. No está colgado ni enmarcado y es un recuerdo que la relación de Rincón con los toros sigue viva y no se quedó en el pasado.

Foto: Guillermo Torres / Guillermo Torres

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