AGUA Y ACEITE

Nuevo líquido que se solidifica instantaneamente podría remplazar a los piñones.

24 de octubre de 1988

No se sabe por qué funciona. Todo lo que se conoce es que ese líquido, cuando recibe una corriente eléctrica, se vuelve espeso, como aceitoso. Y eso es bueno para la industria del automóvil.
Muy poco es lo que se conoce sobre los líquidos electroreológicos, descubiertos desde los años 40. Generalmente se componen de un fluído no conductor, como el kerosene, en el que se mezclan partículas muy finas de un sólido, por ejemplo vidrio en polvo. Aunque nadie puede explicar exactamente cómo, cuando se aplica electricidad el líquido se vuelve grueso. Cada partícula parece adquirir una carga negativa y una positiva, lo que hace que todas ellas se enlacen entre sí, de modo análogo a limaduras de hierro en un imán. Otros factores, como la consistencia y la hidrodinámica del fluído exageran ese efecto, con lo que aparece la semejanza con un aceite sumamente grueso.
Esos fluídos parecen el sueño de un constructor de automóviles. Las aplicaciones, principalmente en el motor y en la transmisión, parecen obvias, pues podrían eliminar buena parte de la piñonería.
Sin embargo, la primera dificultad es que para poder darle uso práctico a la propiedad del líquido, es necesaria la presencia de una instalación electrónica de gran precisión, que provea la corriente exacta en el momento adecuado. El otro problema es que las mezclas electroreológicas tradicionalmente han tenido alguna cantidad de agua, y cualquier carga eléctrica es suficiente para evaporar ese crucial ingrediente.
Esos problemas pueden estar a punto de solucionarse, de la mano del físico norteamericano Frank Filisko. :"El truco es seleccionar cuidadosamente los ingredientes", dice. "Usualmente se trata de materiales extremadamente comunes". El fluído de Filisko está hecho de silicatos de aluminio -los mismos elementos usados para evitar que la sal se solidifique- y aceite mineral. Tan importante como los componentes es la corriente eléctrica que les aplica. Con una simple batería y un microcomputador, el físico ha desarrollado un sistema que puede disparar cargas de 1.000 voltios en cuestión de milisegundos, lo que hace que el líquido gane y pierda espesor en cuestión de instantes.
El prototipo funciona tan bien que los grandes constructores de automóviles ya le han echado el ojo. Filisko firmó recientemente un contrato con Chrysler que permite a la gigante de Detroit desarrollar un nuevo tipo de transmisión basado en este fluído. El novedoso clutch consistirá en dos "tarros", uno dentro del otro separados por el líquido electroreológico. Mientras el externo gire, transmitirá la fuerza al interno -conectado a las ruedas- mediante el líquido, que se encontrará casi sólido por efecto de la carga eléctrica. Al eliminarse la corriente eléctrica, el fluído queda completamente líquido, con lo que se desconecta el motor de las ruedas.
Si el sistema tiene éxito, las posibilidades industriales de su aplicación son muchísimas. Válvulas hidráulicas, amortiguadores, robótica, industria pesada. Lo único que extraña a su inventor es que hayan pasado tantos años sin que se hubiera encontrado aplicación a los líquidos electroreológicos. Hoy en cambio, dice, "no hay límites para su uso".