¿AMENAZA EN EL ESPACIO?

En medio de controversia, el gobierno norteamericano planea la construcción de reactores en el espacio.

14 de diciembre de 1987

El gobierno de los Estados Unidos está adelantando planes para colocar en el espacio reactores y motores nucleares, tanto para usos civiles como militares. Ello, según las opiniones oficiales, será esencial para poner en funcionamiento armamento anti-misiles y para facilitar futuras misiones científicas, incluyendo estaciones espaciales en Marte y la Luna.
Sin embargo, a medida que el plan obtiene mayor difusión, arrecian las protestas por parte de grupos particulares que sostienen que la tecnología nuclear es tan peligrosa como para mantenerla proscrita del espacio.
Las autoridades norteamericanas aseguran que tales reactores nucleares son más poderosos y compactos que la fuente usual de la energía espacial: las células solares. Por lo pronto, y a pesar de las críticas, el gobierno de los Estados Unidos ya ha firmado un multimillonario contacto con la compañía General Electric, para la construcción de un prototipo de reactor espacial. Tres agencias, el Departamento de Energía, el Departamento de Defensa y la Administración de la Aeronáutica Nacional y el Espacio, están patrocinando el proyecto.
El gobierno norteamericano también está considerando la construcción de cohetes espaciales con motores nucleares, que se consideran más económicos y eficientes que los actuales. El Laboratorio Nacional de Los Alamos, en Nuevo México, recientemente comenzó a estudiar esta posibilidad para la Fuerza Aérea, que no descarta la puesta en funcionamiento, no muy remota, de remolques nucleares espaciales, que lleven materiales de órbitas cercanas a la Tierra a lugares distantes en el espacio.
Algunos expertos temen que reactores nucleares y motores orbitando sobre las cabezas de la humanidad representen un temible peligro, por el riesgo de que hagan inesperadas reentradas a la atmósfera terrestre. Su funcionamiento seguro es muy difícil, por la falta de gravedad y las temperaturas extremas del espacio.
Las autoridades norteamericanas, concientes de la preocupación que estos proyectos espaciales producen en el público, han afirmado que la seguridad será la prioridad número uno en el diseño de aparatos nucleares para uso espacial, porque de lo contrario, el Congreso de los Estados Unidos tampoco estaría dispuesto a aprobar su financiación.
A. David Rossin, quien recientemente renunció como secretario de energía asistente para la Energía Nuclear, afirmó en un simposio sobre el tema, realizado a comienzos del año, que el accidente de los reactores en la Isla de Tres Millas en Pensilvania, y Chernobyl, en la Unión Soviética, unido al desastre del "shuttle" del año pasado, "ha desilusionado y vuelto escéptico al público sobre el tema de la energía nuclear en el espacio".
Durante años, a pesar de los peligros, ambas superpotencias han enviado reactores nucleares al espacio, entre ellas, la URSS con relativa frecuencia. Los rusos han enviado 31 satélites espías nuclearmente activados que utilizan poderosos radares para la vigilancia militar. Dos de ellos han reentrado inesperadamente en la atmósfera, y llovido partículas radioactivas sobre el planeta.
En 1965, en su primer experimento de ese tipo, los Estados Unidos colocaron un reactor en órbita circular cercana al polo. El reactor trabajo durante 43 días y luego falló, por un error de un controlador terrestre. Se espera que reingrese a la atmósfera en 4.000 años, luego de que la mayoría de su radioactividad se haya agotado.
El gran interés de Occidente en los reactores espaciales se debe a que pueden generar una gran cantidad de energía. Los páneles solares sobre lo satélites, compuestos por cientos y miles de pequeñas células solares, con frecuencia generan menos de un kilovatio de energía eléctrica. Esto es escasamente suficiente para activar una tostadora o un secador manual, pero suficiente para los sensibles circuitos electrónicos de muchos satélites.
En contraste, las estaciones láser para sistemas automisiles podrían requerir tanta electricidad en el espacio como requieren en la Tierra las ciudades pequeñas. Estaciones en Marte y la Luna también requerirían vastas cantidades de energía para exploración, manufacturación, experimentos científicos y sostenimiento de la vida.
Construir reactores seguros y efcientes es más fácil ahora de lo que fue hace algunas décadas, debido a las nuevas técnicas y materiales, de acuerdo con científicos norteamericanos. El principal esfuerzo en los Estados Unidos es el de desarrollar un reactor multi-misión de 100 kilovatios, que pudiera caber en la sección de carga del "shuttle". Utilizaría generadores termoeléctricos para transformar el calor del reactor en energía eléctrica.
La compañía General Electric está a punto de terminar un modelo útil del sistema para 1991 ó 1992, y los vuelos de prueba están programados para comenzar a mediados de 1990. El contrato de GE de cinco años para diseñar, construir y dirigir experimentos terrestres del reactor nuclear, totalizará los US$350 millones.
Mientras un satélite con páneles solares puede generar cerca de un kilovatio de electricidad, el reactor nuclear generará cerca de 100 kilovatios, y aún más energía que esta será necesaria para otras aplicaciones espaciales, incluyendo los sistemas antimisiles.
En el laboratorio de Los Alamos en Nuevo México, los científicos norteamericanos no se han limitado al diseño de reactores nucleares en el campo de la investigación de la propulsión nuclear. Esta es una tecnología cuyo desarrollo fue abandonado hace más de una década. En los cincuentas y sesentas, los Estados Unidos invirtieron cientos de millones de dólares en el perfeccionamiento de la propulsión nuclear espacial, siendo el objetivo la construcción de enormes motores para cohetes y misiles. Se pretendía crear un reactor que calentara un propulsor tal como el hidrógeno líquido.
Pero a pesar de algunos éxitos en las pruebas terrestres, especialmente con un tipo de reactor llamado Rover, un cohete impulsado nuclearmente jamás despegó del suelo y el trabajo fue abandonado a comienzos de los años setenta.
Hoy en Los Alamos se están desempolvando estos experimentos, y reconsiderando la posibilidad de construir motores nucleares. Estos nuevos trabajos están patrocinados por el Laboratorio de Astronáutica de la Fuerza Aérea de la Base Aérea Edwards, de California, que está patrocinando trabajos similares en otros laboratorios norteamericanos. La Fuerza Aérea dice que desea utilizar estos motores nucleares para transportar materiales y divisas de "shuttles" puestos en órbita a lugares más distantes del universo.
Por lo pronto, la discusión está abierta. ¿Tiene el gobierno norteamericano la autoridad moral para llenar el espacio de reactores nucleares?