COMO GOTAS DE AGUA

El clon humano, la fotocopia biológica del hombre, está a la vuelta de la esquina.

12 de diciembre de 1988

Se trata de un grupo muy exclusivo de científicos, repartidos en varios países alrededor del mundo. Su técnica, que pertenece a lo más sofisticado de la investigación genética, consiste en un procedimiento de gran complejidad por medio del cual el núcleo de una célula de un animal es usado para fertilizar otra y reproducirse indefinidamente. En pocas palabras, se trata de la duplicación exacta de un organismo, como si fuera por medio de una fotocopiadora. El nombre del resultado de ese proceso es "clon", el doble biológico exacto.
Las implicaciones del desarrollo de la técnica de clonación son realmente impresionantes. Algunos visionarios se imaginan un panorama del futuro en el que el "clon" del cuerpo de un individuo es mantenido en reserva, bajo congelación, para ser usado cuando sea necesario. Asi, cada vez que ese individuo requiera un órgano de repuesto por enfermedad, accidente, o simplemente como resultado de la edad, todo lo que necesitará será un transplante de sus órganos de repuesto. Como se tratará de un duplicado biológicamente exacto de sí mismo, no habrá rechazo. Pero además, el primer clon podría dar lugar a muchos otros, igualmente idénticos. ¿La puerta de la inmortalidad?
Lo más sobrecogedor es que esa técnica de clonación ha llegado a un estado en el que la reproducción del ser humano por esos medios es sólo cuestión de tiempo, puesto que ya se ha logrado en mamíferos superiores. En febrero de este año el periódico The New York Times publicó en primera página la fotografía de tres toros idénticos, en cuya reproducción no tuvo ningún papel el sexo. Desde entonces, se ha logrado "copiar" conejos y corderos y por lo menos cuatro compañías norteamericanas están trabajando con miras a comercializar masivamente animales producidos mediante esa manipulación genética. "La era de los clones ha llegado", dice uno de los pioneros del campo, Jim Robl, de la Universidad de Massachusetts. "Se trata de la culminación de las mejoras genéticas para los animales".
Las noticias sobre reproducción por medio de clones producen gran emoción en medios agropecuarios de todo el mundo, lo que no es raro si se piensa en lo que sería poder reproducir exacta e indefinidamente a la vaca campeona mundial de producción de leche, o a los mejores ejemplares de cualquier especie. Pero las implicaciones de que esa técnica pueda ser aplicada a los humanos pone los pelos de punta.
Claro que no todo resulta tan aterrador. Unos investigadores están explorando la posibilidad de usar células de embriones humanos, reproducidas clonalmente, para reparar los órganos dañados. Otros creen que al final del siglo se podrán cultivar por ese medio órganos completos en laboratorio, tal como actualmente se puede reproducir pedazos de piel. Otros desarrollos podrían tener implicaciones hasta en la regeneración de partes completas del cuerpo.
Hasta ahí, los problemas éticos, si bien hacen levantar las cejas a muchos, no llegan a la categoría de escándalo. Pero cuando se introduce el concepto, que es la lógica consecuencia de lo anterior, de la reproducción asexuada, idéntica, del ser humano completo, la controversia llega a extremos.
Algunas posibilidades no parecen, aunque sea a primera vista, inconvenientes. Entre ellas se menciona por ejemplo, que las parejas que tienen problemas genéticos podrían tener hijos mediante la "copia" del cónyuge libre del problema. Las personas estériles podrían beneficiarse también de este tipo de reproducción asexual, y hasta los solteros serían susceptibles de tener hijos sin intervención de terceros. Pero, como dice el premio Nobel Joshua Lederberg, "la clonación pone al hombre en el umbral de una perturbación genética trascendental". Por ese medio se podrían crear comunidades de personas caracterizadas por una habilidad especial o ejércitos formados por filas y filas de fotocopias de Rambo, o batallones de deficientes mentales destinados a las labores más elementales de la sociedad. Pero sobre todo, al eliminarse la interrelación genética de la pareja el resultado, ese nuevo ser humano formado por las características de sus padres, pero nuevo en el sentido estricto de la palabra, se perdería para siempre.
La técnica se basa en que hay dos tipos fundamentales de células en el cuerpo: las germinales, que son las del semen y el huevo y las somáticas que forman la sangre, los órganos y todo lo demás. Al momento de una fertilización normal, la duplicación celular produce muy pronto una acumulación llamada morula, que da paso a una masa llamada blastula o blastocito en los mamíferos. A medida que el embrión va creciendo, más y más células comienzan a seguir un determinado camino, esto es, a especializarse en la formación de tal o cual parte del organismo. La clonación parte del descubrimiento de que, aún en estados avanzados de desarrollo, y hasta en la edad adulta, las células guardan, así sea en forma latente toda la información genética necesaria para reproducir el organismo completo, no sólo la célula madre.
El proceso, por supuesto, es de una gran complejidad pero, al haberse logrado en animales superiores, nada indica que sea imposible en los humanos. Además el advenimiento de la fertilización in vitro allanó la única dificultad que podría quedar, o sea la del vehículo por el cual se pudiera llevar a término el crecimiento del embrión duplicado.
Las cuestiones éticas permanecen sin embargo, sin responder. Lo que los científicos temen, además, es que, existiendo la técnica perfeccionada, siempre habrá alguien que quiera usarla, ya sea para conseguir su propia inmortalidad, o para crear un mundo a la medida de sus sueños tenebrosos. Un científico renegado, Landrum Shettles, quien ha sido expulsado de varios laboratorios del mundo, afirma que está en capacidad de producir un clon humano hoy mismo. Las posibilidades están abiertas y el "mundo feliz" de Aldous Huxley ya no es el sueño fantástico de un escritor fatalista, sino una posibilidad casi al alcance de la mano.