CORRIENDO LIMITES

El descubrimiento de dos quasars demuestra que aún no se sabe exactamente cuál es el límite del universo en la discusión sobre el tamaño .

18 de enero de 1988

En la edad del universo confluyen científicos y filósofos que se devanan los sesos tratando de descifrar lo indescifrable. Pero al margen de las teorías, lo único concreto que se tiene son los límites de universo observable que, de todas maneras, hace sentir a los hombres "como briznas de hierba".

Pero aún esos límites son elusivos, pues cada vez que se inventa un método para escudriñar más certeramente las profundidades del espacio, todas las teorías deben reexaminarse.

Eso es lo que se puso en evidencia la semana pasada cuando un equipo de astrónomos británicos y norteamericanos anunciaron que habían descubierto dos cuerpos celestes mucho más lejanos que los conocidos hasta ahora. El descubrimiento de los dos quasars, uno de los cuales está a 12 mil millones de años luz de distancia de la Tierra, refuerza la teoría de que el tamaño del universo está lejos, muy lejos de haberse siquiera vislumbrado.

La edad y el tamaño del universo son dos conceptos íntimamente relacionados. Hasta ahora la creencia más generalizada es que el universo se formó a partir del Big Bang o gran explosión que habria ocurrido entre 15 y 20 mil millones de años atrás. La luz de uno de los quasars descubiertos, viajando a 180 mil kilómetros por segundo, tardó 12 mil millones de años en llegar a la tierra, por lo que puede deducirse que la fuente se encuentra "cerca" a los límites, de tiempo y espacio, que se conocen del universo. Esto es, apareció poco después del Big Bang.

Los quasars, descubiertos por primera vez en 1963, juegan según se cree un importante papel en la formación de las galaxias, pero su naturaleza misma permanece en el misterio.
Lo único seguro es que debido a su extrema distancia de la tierra, su luz debe ser extraordinariamente intensa para haber llegado hasta ella. De acuerdo, con la teoría más aceptada los quasars son el resultado de las corrientes masivas de energía liberadas por los "Huecos negros" que se cree son el origen de las galaxias.
El grupo que descubrió los últimos quasars, dirigido por el doctor Stephen J. Warren de la Universidad de Cambridge, usó los telescopios del Observatorio Anglo-australiano en ese último país y el de Cerro Tololo en Chile, conocido hace algunos meses por que allí se descubrió la "Supernova Shelton". Pero el éxito fue realmente resultado de la aplicación de nuevas técnicas de análisis que permitieron escudriñar a través de los cientos de miles de imágenes que un telescopio deposita sobre una sola placa fotográfica.

"Se créía que los quasars relativamente cercanos eran tan escasos como los extremadamente lejanos, mientras los situados a distancias intermedias eran relativamente abundantes" dijo a The New York Times el doctor Patrick Osmer, el participante norteamericano del programa. -"Pero ahora la evidencia sugiere que los quasars son igualmente abundantes en las distancias extremas". La medición de las distancias astronómicas se basa en la tendencia al rojo del color de la luz emitida por el cuerpo cuya distancia se determina. De acuerdo con una teoría aceptada generalmente, el universo se expande indefinidamente a partir de la gran explosión que lo originó y mientras más lejano está un objeto de la Tierra mayor es la velocidad con que se aleja. Los científicos usan la comparación con el rojo tanto para determinar una y otra circunstancia.

Esa tendencia al rojo se mide en grados, de acuerdo con una escala señalada convencionalmente. El doctor Osmer afirma que "Hasta ahora, parecía haber un lírnite hacia el rojo de 3.5, pero con los nuevos procedimientos hemos podido detectar seis quasars con grado de 4. Con los nuevos equipos, podríamos detectar objetos de más de S, si es que existen". Por consiguiente, según Osmer en el próximo futuro habrá que modificar dramáticamente los estimados en cuanto a edad y tamaño del universo .

Semejante maravilla fue posible gracias a un aparato que usa un rayo láser para medir la intensidad de cada punto de luz, en placas fotográficas de 1.20 metros cuadrados de superficie que cubren un área bastante amplia del cielo. Las mediciones son alimentadas a un computador que las analiza y determina cuáles pueden provenir de un quasar. Armados con esos indicios, los astrónomos se enfocan en determinados sectores del firmamento en donde la pesca es más propicia. Hoy, se "capturaron" dos quasars mañana, quién sabe. --