EL GOLPE AVISA

Un satélite ruso averiado podría causar una tragedia al caer en la tierra.

19 de septiembre de 1988

Es un consejo que puede salvarle -la vida. Si usted se cuenta entre el grupo de los más pesimistas, lo mejor es que no salga de su casa en septiembre. Aparte de los peligros corrientes de la vida moderna, el mes que viene traerá una amenaza más.

Esta vez, el riesgo viene del espacio, como Superman. Se trata, nada menos, de un satélite soviético de espionaje, caído en desuso, y que responde al nombre de Cosmos 1900. Si los cálculos de los expertos se cumplen, el aparato debería entrar en la atmósfera terrestre y caer en algún punto de la superficie del planeta en los primeros días del próximo mes.

El problema, claro está, no tiene que ver con que le caiga a alguien encima. Por más gente que haya en el mundo, es muy dudoso pensar que uno se puede morir de un "cosmonazo" La dificultad radica en que el satélite soviético puede llegar a la Tierra con buena parte del combustible radioactivo que utilizaba. En total, se calcula que el Cosmos 1900 contiene unos 45 kilos de uranio 235, suficientes para contaminar un área de varias decenas de kilómetros.

Claro que todavía no hay nada seguro. A comienzos del mes, se vivió una especie de histeria en Francia cuando algunos medios de prensa aseguraron que el país galo estaba en la trayectoría del satélite. Ahora, la tranquilidad ha vuelto, ya que tanto soviéticos como norteamericanos han asegurado que la probabilidad de que eso suceda es de una en mil. Según las informaciones publicadas la semana pasada, lo más probable es que el Cosmos 1900 desaparezca sin que nadie se dé cuenta.

Lamentablemente este susto no fue el primero, ni será el último. Todo parece indicar que las alarmas de este tipo se aumentarán en los años siguientes, a medida que el número de satélites en desuso aumente. Hay que recordar que el primero de éstos, el Sputnik, se puso en órbita en 1959 y que a partir de esa fecha el espacio se ha visto invadido por decenas de estos artefactos utilizados tanto para fines militares como comerciales.

Con anterioridad al Cosmos 1900 el episodio más reciente se vivió en 1978 cuando otro satélite soviético, el Cosmos 954, cayó en el norte de Canadá, en un paraje deshabitado. En esa oportunidad quedó en evidencia que en el caso de un satélite que entra a la atmósfera es muy dificil predecir con la debida anticipación la hora, el sitio del impacto y la cantidad de residuos.

Ante esas incógnitas, lo más fácil parece ser instituir un método que asegure la eliminación del petigro. La primera alternativa es la hasta ahora adoptada por los soviéticos. Según Moscú, el Cosmos 1900 tiene dos mecanismos de seguridad que minimizan el riesgo de un impacto. El primero es un reactor que se debería prender automáticamente cuando el satélile llegue a una órbita muy baja. Una vez prendido el propulsor, el aparato se situaria a unos 800 kilómetros de la tierra, suficientes para alejar el peligro durante varios siglos.

Si ese primer dispositivo falla, el Cosmos 1900 tiene otro que lo debería dividir en tres pedazos al entrar a la atmósfera, con lo cual la posibilidad de que sea destruido totalmente por la fricción, se incrementa.

No obstante, tales mecanismos no solucionan el problema de raiz. Por más medidas de seguridad, todavía sigue siendo posible que el satélite con su carga radioactiva, se estrelle contra la superficie terrestre.

Ante ese hecho no falta quién proponga la eliminación del uranio como fuente de energía. Sin embargo, los especialistas señalan que no hay más alternativa. Tanto los Viking como el Voyager 2, actualmente en dirección a Neptuno, se alimentan de este combustible y todos los proyectos existentes contemplan la utilización de generadores nucleares.

Un poco mas factible es la incorporación de cohetes que le permitan, ya sea a los satélites o a otros desechos espaciales, volver a la Tierra en condiciones controladas.

Claro que, todavía hay que pensar en la basura espacial que ya se encuentra en órbita. Las superpotencias dedican tiempo y dinero a seguir la ruta de los objetos que circundan la Tierra, incluidos los que no sirven para nada.

Por eso, hay propuestas para que la URSS y los Estados Unidos reúnan esfuerzos para establecer un servicio de limpieza, utilizando los transbordadores espaciales.

Todos esos obstáculos han convencido a muchos de que por ahora, hay que cuidarse de lo que pueda caer del cielo. Fue por eso que los franceses ya alistaron una flota de emergencia (seis aviones y 35 helicópteros) para prepararse en caso de que uno de estos dias un satélite se salga de su rumbo y venga a parar con su uranio en el territorio galo. --