La conectividad inalámbrica a Internet y la banda ancha permiten utilizar ‘software’ servido desde la web en computadores de pocas prestaciones

COMPUTACIÓN

El regreso de las terminales tontas

La vieja idea de pagar por el 'software' como se paga por el agua y la energía está de regreso; pero esta vez podría ser en serio.

Álvaro Montes
9 de septiembre de 2006

A finales de los 90 tuvo auge una idea según la cual los programas de computador estarían alojados en servidores a los que el usuario accedería desde terminales 'tontas -se utilizó ese término para referirse a computadoras con casi ningún recurso serio, salvo memoria RAM y una pantalla-, con lo que se ahorraban con ello requerimientos del sistema, costos de licenciamiento y esfuerzos de mantenimiento. El modelo se erguía como una amenaza contra el imperio Wintel (Windows e Intel), establecido sobre el concepto de PC cada vez más poderosas, demandantes y atiborradas de software propietario que había que comprar, instalar y mantener. Durante los días de 'la burbuja punto com' (aquellos dos o tres años en que Estados Unidos hizo creer al mundo que Internet era una mina de oro) gozó de efímera popularidad el modelo ASP (Application Services Providers), que consistía en arrendar programas servidos desde la web. A las empresas se les ofrecía soluciones de gestión y finanzas alojadas en servidores de Internet y no ya en sus propias infraestructuras; se pagaba por el uso y no por las licencias y se ahorraba un montón de dinero, mientras las empresas especialistas en vaticinios de mercado aseguraban indicadores asombrosos para el negocio ASP en los años venideros, es decir, los que acaban de transcurrir.

Nada de eso ocurrió y el siglo XXI comenzó con el imperio Wintel levantando la copa, gracias a asombrosas estadísticas de expansión del computador personal de escritorio, la arquitectura Pentium cada vez más potente y la plataforma Windows cada vez más ubicua. Pero las propuestas 'retro' están de regreso y, bajo nuevas condiciones, la idea de aplicaciones servidas desde la web en lugar de instaladas en el PC promete otra vez un mundo nuevo.

Google, la empresa que hace temblar a sus rivales, lidera la campaña. ¿Por qué tomarlos en serio ahora? El contexto es diferente: Internet es muy importante, la banda ancha se expande rápidamente en todo el mundo y la gente puede conectarse a velocidades que 10 años atrás sonaban a ciencia ficción. Además, Linux y la gente del Software Libre han horadado bastante el modelo de pagar por licencias de software.

Google tiene en fase de pruebas el servicio de hoja de cálculo gratuita en línea y próximamente tendrá una suite completa, con procesador de textos y todo lo demás. Microsoft ya puso en línea su estrategia de respuesta. Por si acaso el mundo va a cambiar y algún día nadie volverá a pagar un dólar por licencias de software, Bill Gates quiere que su empresa esté allí, explotando el nuevo modelo de negocio que lo sustituya, cualquiera que sea. Windows Live es un conjunto de aplicaciones con las que Microsoft hace sus pinitos en esta escuela. No hay que confundirse con el nombre: Windows Live no significa una versión online del sistema operativo, sino varios programas (al parecer 36 en total) que crearán comunidad e interactividad web entre usuarios Microsoft. El viejo MSN Messenger es uno ellos, rebautizado ahora Windows Live Messenger. Hay también una libreta de contactos, programas de seguridad y chequeo de virus, entre otros. Google y Microsoft no están solos; la lista de aplicaciones gratuitas para utilizar desde Internet crece día a día y el censo de procesadores de texto colaborativos online alcanza más de 40 alternativas, entre ellas la suite ofimática gratuita (www.thinkfree.com) y el procesador Writely (http://www.writely.com/).

El modelo de negocio se basará en la publicidad que, según los profesionales del vaticinio moderno, será una mina de oro próximamente (habían vaticinado lo mismo en los días de 'la burbuja punto com'). Así que se podrá utilizar una hoja de cálculo, un procesador de palabras o un programa de edición gráfica sin instalarlo en el PC, sin pagar licencias y sin pagar un solo peso, a cambio de soportar banners y anuncios acuciosos en la pantalla. Pagando algún dinero, el usuario podrá liberarse de la publicidad.