ciencia

Inventos estúpidos

Hay más de los imaginables.

5 de mayo de 2003

La imaginacion no siempre es tan creativa y suele ocurrir que los inventores desinflen al público con sus artefactos. De hecho, sólo unos cuantos de los muchos intentos realizados terminan en productos exitosos y realmente útiles para la vida del hombre. Bueno, lo de útiles para la vida del hombre no tiene que aplicar siempre si pensamos en la tecnología atómica, la pólvora o el televisor; pero lo de exitosos sí. Los historiadores de la tecnología han verificado que la mayoría de los inventos cumplen un ciclo que va desde su origen con fines militares, luego su paso a la explotación industrial o comercial y por último la llegada al gran público. Así ocurrió con Internet, con el computador, la rueda, los viajes espaciales y el helado de vainilla, que lo inventaron los chinos para mejorar el menú en los banquetes imperiales varios siglos antes de Cristo. Pero al lado del papel, la imprenta, la máquina de vapor y el beeper -invenciones que cambiaron la historia del hombre- hay también artefactos y tecnologías que pasaron sin pena ni gloria por los anales del ingenio humano. Por ejemplo, el ingeniero español Eduardo Segura inventó el año pasado el Lavakan, una máquina para lavar perros, que orgullosamente mercadea en Internet. Un tal Jay Schiffman, en Michigan, Estados Unidos, inventó el AutoVision, un proyector que permite conducir auto y ver televisión al mismo tiempo y Buck Weimer, en Colorado, inventó el Under-Ease, un calzoncillo con filtros de carbón que elimina el mal olor de las flatulencias antes de que éstas escapen. De acuerdo, no es un invento tan inútil después de todo. Para mejorar la raza humana a Robert Klark Graham se le ocurrió crear un banco de esperma que sólo recibe donaciones de premios Nobel y medallistas olímpicos. Graham fue uno de los inventores de los lentes de contacto -esos sí muy útiles- y sustenta su Repository for Germinal Choice, que así se llama el banco de esperma de élite, como "una forma de buscar un futuro un poco más creativo". Si su gato tiene la costumbre de caminar sobre el teclado del computador adquiera el PawSense por 19,99 dólares, un programa que bloquea las teclas cuando el gato camina sobre ellas mientras usted va a la cocina por una taza de café. Y si sospecha que su esposo le es infiel puede encargar de Japón un aerosol que detecta trazas de semen en la ropa interior y que una compañía de detectives privados en Tokio vende masivamente por estos días. Revisar los registros de las oficinas de patentes hace que uno se pregunte si los inventores están pasando demasiado tiempo frente al televisor.