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La revolución digital

Los canales privados se preguntan en dónde está el negocio de esta nueva tecnología.

Álvaro Montes
2 de junio de 2007

El Canal Caracol ha realizado importantes inversiones en tecnología desde su creación, hace 10 años. Entonces, fueron necesarios 300 millones de dólares para dar comienzo a las operaciones, en 1997. En infraestructura y renovación tecnológica se han invertido a la fecha más de 96 millones de dólares. El moderno complejo de la Floresta en Bogotá demandó inversiones por 30 millones de dólares, y el despliegue de la red de transmisión, para que cubriera completamente el territorio nacional, costó 25 millones más. Los accionistas y directivos han hecho un esfuerzo notable que les permitió construir un canal de televisión de talla internacional y, no obstante, estas inversiones son poco para las que tendrán que realizar una vez se apruebe la introducción en el país de la televisión digital.

Esa red de transmisores que costó 25 millones de dólares habrá que apagarla en algún momento, porque transmite señal análoga, y habrá que desplegar una completamente digital, muy costosa. Caracol cuenta con dos estudios de producción en alta definición (eso incluye salas de edición, cámaras y unidades móviles aptas para dicho estándar). Tendrá que renovar también los otros nueve estudios para convertirlos a alta definición y aprovechar plenamente la nueva tecnología. Una empresa poderosa como Caracol Televisión probablemente no tendrá dificultades para inyectar los capitales que la televisión digital exigirá en breve, pero la pregunta que atormenta a los directivos del canal es: todo eso, ¿para qué?

Mientras la Comisión Nacional de Televisión estudia con entusiasmo las diferentes propuestas tecnológicas para implementar televisión digital en Colombia, los canales privados dan vueltas acerca de cómo se podría recuperar la cuantiosa inversión que se viene encima. No existe un modelo de negocio a la vista, ni siquiera en Estados Unidos y otros países en donde ya está en marcha, y nadie parece entender por qué la urgencia de las autoridades en introducir dicha tecnología en el país. "A la Cntv le parece que eso es urgente, nosotros creemos que es necesario y conveniente, pero no urgente", dice Paulo Laserna, presidente de Caracol Televisión. Para él, no es tan evidente que la televisión digital trae consigo nuevas oportunidades de negocio. Producir en alta definición o HD, que es probablemente el principal sex appeal de la televisión digital, es costoso. De hecho, Caracol ya lo está haciendo y por segunda vez. La primera fue en la producción Amores cruzados, y actualmente en El Zorro, con la que los colombianos han tenido la oportunidad de hacerse una idea de las delicias que vendrán con la televisión digital. Pero producir cada capítulo cuesta el triple que las producciones hechas en definición estándar o SD, las que se venden en el mercado nacional.

Con la televisión digital se podrá transmitir hasta cuatro canales en el mismo ancho de banda en el que hoy se transmite uno, pero los canales todavía no tienen idea qué cosa harán con esas tres autopistas adicionales. Más de lo mismo, seguramente y, en ese caso, tienen razón quienes se preguntan para qué todas esas inversiones.

Hay modelo de negocio para algunos, naturalmente. Para los fabricantes de televisores y de infraestructuras. También para los operadores móviles y los proveedores de Internet, que podrán prestar servicios sobre esas redes digitales y ofrecer televisión en el celular. Pero no es claro si habrá mercado o anunciantes dispuestos a pagar más. En muchos países en donde ya se estableció la televisión digital, las autoridades tuvieron que prolongar el plazo para el "apagón análogo" porque el mercado no estaba listo, es decir, llegó el momento y toda la población todavía no cambió sus televisores por unos nuevos ni compró los decodificadores para recibir la señal digital.

Se ve mejor, se escucha formidable y se pueden hacer cosas muy interesantes con la televisión digital, pero demandará unos gastos enormes. El anterior director de la Comisión Nacional de Televisión, Jorge Figueroa, calculó en 13.000 millones de dólares o 10 puntos del PIB el costo de este cambio tecnológico. Con cifras así, tiene sentido la pregunta de "¿eso para qué?".