PARA VERTE MEJOR

Con el surgimiento de los supertelescopios, los confines del universo se acercan más que nunca.

23 de octubre de 1989

La astronomía está de plácemes. La introducción de los supertelescopios, que incorporan conceptos de tecnología super avanzada, tiene a los astrónomos al borde del éxtasis. No es para menos, pues la frustración de tener que lidiar con esos grandes espejos pesados, difíciles de mover y llenos de imperfecciones de los telescopios tradicionales, dará paso al manejo de espejos de menor grosor, poco peso y excepcionales características tecnológicas que, en conjunto, harán que las dos astronomías, la vieja y la nueva, sean tan distintas como el día y la noche.

El desarrollo tecnológico de los nuevos telescopios no tiene límites geográficos. Tanto en Asia, como en Europa y América, se construyen nuevos aparatos de mayor diámetro y mejores características. Está en marcha un proyecto según el cual el Observatorio Astronómico de Tokio construiría, si todo va bien, un supertelescopio de 7.6 metros de diámetro en Hawai hacia la mitad de la década de los 90. En el otro lado del mundo, los investigadores de la Universidad de Arizona trabajan en un nuevo sistema de espejos "rellenos" para reducir su peso, mientras otro grupo de norteamericanos trabaja en el llamado Telescopio Keck en Hawai, que dispondrá de un espejo de 10 metros de diámetro, compuesto por 36 piezas hexagonales que se mantendrían electrónicamente en foco mediante el uso de motores individuales.

Sin embargo, el desarrollo más impresionante es europeo. Se trata del "Very Large Telescope" (Telescopio Muy Grande), llamado VLT, que el Observatorio Europeo del Sur espera construir en la cumbre de una montaña chilena a más tardar en 1998.

Las características del VLT son impresionantes. El gigantesco complejo no tendrá uno sino cuatro telescopios de 8.2 metros de diámetro, lo que le permitirá recoger una cantidad de luz equivalente a la que obtendría un solo espejo de 16 metros. Mediante el uso conjunto de los cuatro telescopios, los astrónomos esperan ver objetos más distantes detectados jamás, en la regiones más remotas del universo conocido.

El Observatorio Europeo del Sur es un ejemplo clásico de la cooperación intraeuropea. Está conformado por Suecia, Alemania Federal, Bélgica, Francia, los Países Bajos, Dinamarca, Italia y Suiza. Como en otros proyectos europeos de cooperación (caso Aerobús) la mayor ventaja del observatorio es su capacidad para utilizar en la forma más conveniente las habilidades especializadas de los países miembros.

Los espejos del proyecto europea tienen dos novedades fundamentales. Por una parte, son supremamente delgados. Por la otra, están hechos de Zerodur, un material cerámico resistente a la expansión por calor. Los espejos usados actualmente son de vidrio borosilicato, conocido familiarmente como Pyrex. Esos espejos, en las dimensiones requeridas, son demasiado pesados y costosos. Por otra parte, con ellos no es fácil evitar las distorsiones causadas por las expansiones y contracciones producidas por los cambios de temperatura.Sin embargo, los espejos delgados tienen también sus problemas. El principal de ellos es que no es posible mantenerlos en su forma exacta durante el tiempo necesario para fórmar una imagen precisa. Para superar ese escollo, los científicos europeos trabajaron durante 10 años en el desarrollo de un sistema llamado "óptica activa", que mantiene la forma del espejo automáticamente, mediante soportes controlados por computadora.

Ese concepto ha sido probado ya en el observatorio de La Silla, que los europeos operan desde los primeros meses del presente año en Chile. Llamado Observatorio de Nueva Tecnología (NTT por sus iniciales en inglés), el nuevo complejo tiene un espejo de 3.58 metros de diámetro, pero sólo 24 centímetros de espesor, que descansa sobre tres soportes fijos y 75 movibles. Un microcomputador controla un enlace de información entre el espejo y un analizador de imagen. El computador reacciona a una imagen distorsionada y dobla ligeramente el espejo en la forma adecuada, con lo que el NTT es capaz de obtener una imagen tres veces más precisa que los telescopios tradicionales.

La tecnología del VLT estará un paso más adelante. No sólo tendrá "óptica activa", sino una nueva característica llamada "óptica adaptable", que hace lo mismo que la primera, pero en milisegundos en lugar de minutos. El resultado espectacular de esa propiedad es que las imágenes serán similares a las que se hubieran obtenido en un telescopio situado er el exterior de la atmósfera. En ese avance sorprendente tienen mucho que ver los científicos franceses ONERA, un centro militar de investigación situado en Chatillon, desarrolló los circuitos que convertirán las imágenes del espejo primario en pulsaciones electrónicas a ser introducidas en un computador. En el sistema, ese computador instruye a un espejo secundario para que cambie de forma en fracciones de segundo. De esa manera, la imagen es corregida antes de que sea registrada por los detectores electrónicos.

Los conceptos que arranca el nuevo sistema entre los conocedores son impresionantes. Jacques Beckers, uno de los científicos holandeses del programa, afirma que la "óptica adaptable cruza los límites de la tecnología conocida". Sin embargo, esa nueva óptica también tiene sus limitaciones. De lejos, la primera de ellas es que resultaría demasiado costoso aplicarla a todas las ondas de luz visible captadas por el telescopio. Según parece, resultaría más eficiente usar esa tecnología sólo para ondas más largas (invisibles para el ojo humano),especialmente la luz infrarroja. Más aún, la óptica adaptable no puede usarse para observar los objetos más difuminados, pues se requiere un mínimo de luz.

De todas formas, faltan aún algunos años para que el proyecto europeo VLT se termine de construir en Chile, y aún otros para que la tecnología avanzada que lo caracteriza quede probada plenamente. Pero los científicos tienen confianza. Al fin y al cabo, un proyecto de US$196 millones no se emprende sin la mayor seguridad de éxito, y los científicos europeos tienen una gran experiencia en el trabajo de equipo. Si todo sale bien, al comienzo del próximo siglo los astrónomos terrestres serán capaces de ver, desde sus solitarios puestos de observación en remotas montañas, lo que ojo mortal jamás ha visto.-