PIEDRA SOBRE PIEDRA

Novedosa teoría sobre la forma como los egipcios construyeron las pirámides

20 de julio de 1987


Una de las tradicionales preguntas del millón ha sido la de cómo diablos hicieron los habitantes del antiguo Egipto, para trasladar los inmensos bloques de piedra con los cuales construyeron las pirámides. Ya en el siglo V a.C., Herodoto, en ocasiones historiador y mentiroso ocasional, había especulado al respecto.

Según el historiador griego, la subida de esos bloques de 50 toneladas "era graduada regularmente por lo que algunos llamaban... escalones y otros... altares. Cuando los trabajadores habían terminado la primera grada, subían la piedra a la otra con la ayuda de máquinas construidas con pequeñas piezas de madera; del segundo escalón, las piedras eran elevadas por una máquina similar hacia el tercero, y así hasta la cima". Durante años y años, los arqueólogos asumieron que la versión de Herodoto era un mito, e inclusive algunos sostenían la hipótesis de que los egipcios habían utilizado troncos debajo de unas especies de trineos de madera para subir los bloques de piedra a través de rampas hechas de ladrillo, barro o piedra. Durante la construcción, una red de estas rampas habría cubierto la pirámide a manera de andamio.

Sin embargo, Martin Isler, un escultor e ilustrador técnico norteamericano, ha intentado persuadir a los expertos de que la teoría de las rampas es errónea y la de Herodoto correcta. Cualquier explicación sobre la construcción de las pirámides, sostiene Isler, debe resolver dos aspectos: primero, cómo subir las piedras hasta grandes alturas, y segundo, cómo colocarlas con precisión. Las rampas podrían explicar el primer aspecto, pero tendrían que haber sido tan masivas que hubieran empequeñecido la pirámide o hubieran caído por su propio peso. Aunque se asumiera que los egipcios emplearon rampas, éstas hubieran cubierto completamente una o más caras de la pirámide, haciendo imposible que los constructores vieran lo que estaban haciendo y estuvieran seguros de que los cuatro costados se encontraran con precisión en la cúspide. Como asegura Isler, "los medios para elevar los bloques de piedra se convierten en la clave para la medida exacta de la pirámide".

Isler cree que los constructores trabajaban con cuatro escaleras de suministro relativamente estrechas, una en cada una de las caras de la pirámide. Entonces empezaba el complejo proceso de poner las piedras cortadas al sesgo para hacer la fachada inclinada. El rompecabezas es: si estas piedras eran cortadas al sesgo, ¿cómo podrían haber servido de soporte a la plataforma de trabajo que necesitaron los constructores? Sencillo, responde Isler. No todas las piedras de la cubierta eran angulosas o inclinadas. Cada 2.5 metros más o menos, los trabajadores habrían puesto una hilera de gruesas piedras para el revoque, que sobresalían de la superficie inclinada. Sobre éstas habrían construido una plataforma de trabajo a lo largo de toda una fachada, plataforma que se encontraba en la esquina con la de la otra cara de la pirámide. La platáforma se usaba para colocar las piedras angulosas del revoque que iban encima, y cuando completaban el trabajo en ese nivel, izaban el material de construcción otros 2.5 metros, para construir otra plataforma (ver recuadro). Finalmente, cuando estaban colocadas en su sitio todas las piedras de la cubierta, los bloques de piedra que sobresalían eran recortados para dejar la fachada uniformemente suave e inclinada.

Aunque esto resuelve el problema de cómo los egipcios colocaban las piedras cortadas al sesgo del revoque, no explica cómo las subían por las escaleras. Para explicarlo, Isler retoma su experiencia como escultor; "Me acuerdo de algunas oportuidades cuando levantaba bloques de media tonelada 40 centímetros por encima del suelo. Izaba alternativamente cada lado y ponía debajo listones de madera. A medida que la altura de los listones aumentaba, el bloque subía. Era, sorprendentemente, un procedimiento sencillo, con un hombre elevando el bloque y otro poniendo la madera".

Una solución ingeniosa. Pero parecía destinada a perecer y a renacer más o menos cada dos mil años. Isler señala que Herodoto describió el sistema durante una visita a Egipto hace 2.500 años, en una época en que "las pirámides eran tan antiguas para él como hoy lo son para nosotros".--