A RITMO DIGITAL

Por cuenta de la tecnología del CD-Rom la música también se volvió interactiva.

7 de octubre de 1996

Al principio todo era oscuridad. Y así fue durante varias décadas hasta cuando el viejo y negro disco de acetato empezó a ser reemplazado por los casetes. Luego vino el disco compacto (CD) con su apariencia brillante y reluciente. Pero las modificaciones no se limitaron a la forma. En cuestiones de tecnología los cambios en la apariencia de los objetos están estrechamente asociados a su desempeño. La llegada del CD, desarrollado conjuntamente por Sony y Philips, implicó un nuevo concepto en la calidad del sonido gracias a la incorporación de la tecnología digital. Sin embargo, la incursión del CD en el mercado no fue el final sino el principio de una nueva etapa en el mundo del entretenimiento, pues al cabo de unos años el uso de este disco plateado se había extendido al campo de los computadores en forma de discos para multimedia (CD-Rom) de los más diversos tipos. Enciclopedias, aplicaciones, anuarios periodísticos y sobre todo juegos invadieron el mercado. Y en medio de esa fiebre los grandes sellos discográficos, conscientes de la magnitud del negocio, se lanzaron a la conquista del nuevo mundo del CD-Rom. Los primeros catálogos por su estructura y la pobreza gráfica de sus elementos tenían un aspecto más didáctico que de entretenimiento. Pero con el correr del tiempo y el desarrollo de mejores aparatos de lectura de CD-Rom el panorama cambió radicalmente. La llegada de las estrellas del pop y del rock le dio a este universo un giro radical. De los habituales discos sencillos con la reseña de alguno que otro instrumento se pasó a los títulos que incluyen entrevistas con los músicos, videoclips de los artistas y sus giras, referencias biográficas y, por supuesto, las canciones, en muchos casos con la letra íntegra incluida. En el mercado colombiano el primer paso lo dieron los Rolling Stones. En su disco Stripped, lanzado al mercado el año pasado, la legendaria banda inglesa incluyó un demo grabado en un pequeño sector del disco y que se puede ver en plataforma PC o Macintosh. Ese fue el abrebocas de la versión completa de su CD-Rom Voodoo lounge, disponible desde hace algunos meses, y que fue elaborado en desarrollo de su última gira mundial. A la par con los Stones, otras agrupaciones y personajes, comenzaron a inundar las discotiendas con sus cajas grandes y llenas de colorines con trabajos más completos -y más costosos-. Dependiendo del artista y de la complejidad de los CD-Rom los precios oscilan entre 40.000 y 60.000 pesos, en promedio. Otros intérpretes como B. B. King, Sting, Sound Garden, Prince, The Who, Alice in chains, Peter Gabriel, The Beatles, Aerosmith y Bob Dylan también se han contagiado de la fiebre CD-Rom, con tal auge que las tiendas de discos han tenido que abrir secciones exclusivas para los aficionados a oír y ver la música en computador. Con menor espectacularidad los títulos de música y compositores clásicos también se ven en los estantes. Títulos de Beethoven, Liszt, Chopin y Tchaikovski por ejemplo, están disponibles para todos sus seguidores, con partituras, reseñas de los autores e intérpretes, entre otras cosas. Como si todo esto fuera poco, y para ponerse a tono con las últimas tendencias, David Bowie, veterano del CD-Rom, anunció la semana pasada el lanzamiento de su canción Telling lies para Internet exclusivamente. La pieza musical, que sólo será difundida a través de la red mundial, ya que no será vendida en las tiendas ni transmitida por la radio puede escucharse directamente desde la Internet (www.davidbowie.com) o ser bajada a cualquier computador. En cualquiera de los casos tendrá la misma calidad de cualquier canción en CD. Con estas nuevos adelantos queda en claro que en cuestiones de tecnología no todo pasado fue mejor.