En Guachucal (Nariño), Alpina inició en 2007 un proyecto para mejorar la producción de leche y ayudar a los campesinos de la zona.

ALPINA

Leche por amapola

La compañía adelanta un proyecto que promueve la asociatividad entre pequeños campesinos e indígenas productores de leche.

21 de mayo de 2016

En el sur de Nariño, a casi 100 kilómetros de distancia de Pasto, se encuentra Guachucal, en ese territorio Alpina adelanta un proyecto que promueve la asociatividad entre pequeños campesinos e indígenas productores de leche.

La compañía llegó a la región en 2007, cuando compró una fábrica de producción lechera, y se impuso el reto de lograr que la comunidad fuera más productiva, que mejorara las prácticas de ordeño, la calidad de la leche y que pudiera administrar un hato lechero.

Según Cristina de la Vega, ejecutiva de Alpina, la compañía ha procurado mantener la estabilidad en la compra de leche y, gracias a créditos blandos otorgados por entidades como Finagro, ha promovido el establecimiento de centros de acopio y compra de tanques de enfriamiento de leche.

Haber creado este encadenamiento productivo no solo ha permitido que, luego de nueve años, hayan nacido 34 asociaciones que acogen 1.400 familias de Guachucal, sino que ha contribuido al crecimiento del negocio. Las compras de leche a la comunidad han crecido de 32.000 litros en 2007 a 80.000 litros en 2015. Otro de los logros es que el 80 por ciento de las asociaciones cuenta con certificación de hatos libres de brucelosis y tuberculosis.

De la Vega destaca que gracias a este programa, los ingresos de los productores pasaron de 400.000 pesos a 1.650.000 por ganadero. Esto ha generado dinámicas sociales positivas como la bancarización de los 1.400 participantes, el aumento del acceso a servicios públicos (electricidad y gas) y a crédito.

Hoy los productores de la zona venden a la compañía leche de alta calidad. Este modelo se podría replicar en otras regiones del país donde se necesita mayor asociatividad. El éxito del programa mereció que Alpina recibiera recientemente el premio Accenture a la Innovación, en la categoría de responsabilidad social.

La compañía, a través de la fundación Alpina lleva a cabo diversos programas con el fin de aliviar las condiciones de la población en situación de vulnerabilidad. Uno de ellos es el proyecto que busca disminuir la desnutrición en los niños de la población Wayúu y de sus familias en 20 comunidades de Manaure y Uribia. Pero también ejecuta programas en otras regiones de Colombia así como en Ecuador, con el fin de fortalecer las capacidades productivas de las comunidades, mediante alianzas con entidades públicas y privadas.

Adicionalmente, la fundación trabaja en la construcción de una granja agroecológica en El Salado, en los Montes de María.