Educación inclusiva

Sea cual fuere el resultado de los diálogos de paz en La Habana, el Grupo Bancolombia tiene la idea corporativa de que los problemas sociales del país no dan espera y que las empresas deben contribuir a solucionarlos. Por eso, esta organización orienta sus esfuerzos institucionales en varias líneas de acción.

Carlos Raúl Yepes, hasta hace pocas semanas presidente de Bancolombia, afirma que la empresa ha construido una agenda con varias acciones para apoyar la paz en el país. Además de participar en el consejo consultivo de la Agencia de Reintegración y Reinserción, en donde se trabaja para que los desmovilizados se reincorporen a la sociedad, el banco diseñó el programa Sueños de Paz, que consiste en becas para participar en el proyecto Utopía, de la Universidad de la Salle, en Yopal (Casanare).

El programa está dirigido a personas de estratos 1 y 2 y población vulnerable que ha sido afectada por el conflicto armado y cuenta con el apoyo de centros educativos de la talla de las universidades Nacional, del Valle, La Salle, Industrial de Santander, entre otras.

Allí 200 jóvenes que proceden de zonas de conflicto reciben formación como ingenieros agrónomos. “Lo más fácil es pagar una matrícula, y ese no es nuestro propósito. La idea es que esos muchachos queden muy bien formados y vuelvan a su región a desarrollar proyectos productivos”.

Ese es el verdadero valor de este programa educativo ya que capacita a los jóvenes de las zonas rurales del país para que retornen a sus tierras y puedan aprovechar el conocimiento adquirido. Por eso, dice Yepes, en la Universidad Utopía, con los programas Sueños de paz, se hace un acompañamiento de los muchachos que viven en zonas de conflicto para que puedan prepararse y luego realicen emprendimientos. El banquero es un convencido de que la educación se debe construir de acuerdo con la vocación comercial de las regiones, desde los territorios y no desde el centro del país.

Otra de las iniciativas que impulsa Bancolombia es el programa BanCO2, que tiene como fin proteger el medioambiente y las especies en vías de extinción. A los campesinos que antes depredaban los bosques para sobrevivir, la empresa les propuso cuidarlos a cambio de una compensación económica, un pago mensual por servicios de guardabosques y protección del hábitat. “Esa es una de las estrategias más importantes en el posconflicto porque estamos llenos de bosques y de campesinos”, dice Yepes.

La iniciativa se desarrolla actualmente en varios municipios de Antioquia gracias al apoyo de Cornare (Corporación Empresarial del Oriente Antioqueño), pero la intención es extender su campo de acción a otras regiones. El proyecto fue reconocido como la mejor iniciativa de sostenibilidad financiera por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).