Odinsa es una de las principales compañías de ingeniería. Ha construido varias vías y hace parte del concesionario que modernizó el aeropuerto El Dorado.

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El nuevo Goliat

A los 23 años de fundada, Odinsa podría tener un nuevo accionista controlante. El Grupo Argos acaba de adquirir un 24 % de las acciones y va por más.

16 de mayo de 2015

A comienzos de las década del noventa, Colombia tenía un gran atraso en la construcción de carreteras. Viajar a cualquier destino era toda una odisea, no había dobles calzadas y el Estado era el encargado de financiar y hacer las obras.

En 1992, el gobierno de César Gaviria lanzó la primera generación de concesiones viales, que permitió a inversionistas privados participar en la construcción de vías. Con ese nuevo esquema, varias compañías vieron una gran oportunidad de hacer negocios. Fue así como un grupo de 40 constructores y firmas de ingeniería nacional decidieron unirse para crear Odinsa, una empresa capaz de competir de igual a igual con los gigantes de la infraestructura mundial que estaban pidiendo pista en el país.

La Organización de Ingeniería Internacional, nombre completo de la sociedad, comenzó a trabajar con solo cuatro empleados. Entre 1994 y 1998 ganó varios de los primeros contratos, entre los que se encontraban la concesión Santa Marta-Paraguachón, las autopistas de los Llanos, las autopistas del Café y Hatovial.

A los pocos años comenzó a internacionalizarse y a diversificar su portafolio de inversiones. En 2000 incursionó en el desarrollo de autopistas en República Dominicana y ganó el primer proyecto férreo, el de Fenoco. Además, participó en la segunda fase de TransMilenio, en internet satelital, adquirió un porcentaje de la Sociedad Portuaria de Santa Marta, comenzó a administrar casetas de peajes y realizó inversiones en el sector energético –tiene plantas de generación térmica en Panamá y Chile–.

Sin embargo, uno de los proyectos que le dio mayor visibilidad fue hacer parte del concesionario Opaín, que llevó a cabo la ampliación y modernización del aeropuerto El Dorado, de Bogotá, una de las obras más importantes de los últimos años. También participó en la remodelación del aeropuerto de Tocumen (Panamá).

¿Cómo logró avanzar tan rápidamente en un sector en el que otras firmas de ingeniería ya tenían una gran trayectoria? Víctor Cruz, presidente del Grupo Odinsa, dice que el éxito obedece a que se concentraron en las concesiones de largo plazo, y en mantener un flujo de caja estable para apalancar nuevos negocios, evitando un alto endeudamiento.

Tras la vinculación del Grupo Argos como accionista, Odinsa está entrando en una nueva era. Este socio tiene mayor músculo financiero y es un competidor de peso en diferentes frentes como el cemento y la energía. Aunque Argos compró por 461.000 millones de pesos el 24,8 por ciento de las acciones de la firma, anunció que realizará una oferta pública de adquisición (opa) para obtener otro 25 por ciento.

Con esta llave maestra, Odinsa pujará fuerte en los proyectos de cuarta generación y en iniciativas privadas –el gobierno ya le adjudicó la construcción de la malla vial del Meta y la vía Pacífico II–. Además, participará en la segunda fase de ampliación del aeropuerto El Dorado que demandará inversiones por 400 millones de dólares. En energía, este año cerró el negocio para construir una planta de energía solar en Chile.

La compañía se fijó una meta ambiciosa de aquí a 2025. Aspira a ser líder en infraestructura, carreteras y aeropuertos en Colombia y una de las más importantes de América Latina.