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Duque y Petro.

MEDIOS Y POLÍTICA

¿Qué implicaciones tiene que los medios apoyen de forma pública a un candidato?

A partir de la editorial “Motivos de respaldo” en la que ‘El Tiempo’ comparte con sus lectores su apoyo a Iván Duque en la segunda vuelta, analizamos de la mano de cuatro expertos qué implican las razones de esa decisión.

Laura Ospina
15 de junio de 2018

La elección de quien gobernará al país por los siguientes cuatro años tiene en vilo a los colombianos: los 4.6 millones de votantes por Fajardo decidirán si vuelve el uribismo al poder o si la opción de izquierda conquista la Casa de Nariño. Ellos y el resto de ciudadanos están, también, consumiendo todo tipo de contenidos periodísticos: informativos, de opinión, investigativos, análisis sobre la segunda vuelta y debates sobre las implicaciones de que quede uno u otro candidato.

Periodistas e intelectuales han hecho pública su intención y razones de voto a nombre propio: María López, directora de Semana Sostenible, publicó en su página de Facebook que votará por Iván Duque, mientras que Carolina Sanín (escritora y columnista de ARCADIA, VICE y Credencial), promueve votar por Petro. Otros, como Andrés Hoyos (fundador de El Malpensante y columnista en El Espectador), prefieren el voto en blanco.

También lo han hecho los medios a través de sus editoriales. El Espectador reiteró en su editorial “La dignidad y la fuerza del voto en blanco” que, como ha hecho desde hace años, no incitará a sus lectores a ir por ningún candidato. En vez de eso, propone derrotar la abstención el 17 de junio y a votar con convicción y sin miedo. La Silla Vacía decidió de forma general que para evitar el proselitismo político y cumplir con el acuerdo de uno de sus patrocinadores, tampoco apoyará de ninguna manera las campañas presidenciales. Por su lado, La República publicó una editorial titulada “¿Por qué Duque es mejor para la economía?” y dejó claro su postura pro Centro Democrático, y El Tiempo compartió en la suya “Motivos de un respaldo” que como casa editorial apoya de forma abierta la candidatura de Duque. Lo cierto es que, en todos los casos, estas apreciaciones calan en la opinión pública y pueden incidir en la intención de voto.

¿Qué implica que los medios continúen con la tradición de presentar públicamente sus simpatías con candidatos a la presidencia? Si bien los medios argumentan que hacerlo no significa dejar de ejercer el oficio con transparencia, se les critica que en realidad al obrar de tal manera podrían comprometer el cubrimiento de la gestión presidencial y que, dependiendo de la forma en la que se presente ese editorial, podría demostrar la existencia de conflicto de intereses.

La conversación frente al tema es, también, añeja y los comentarios sobre su peligrosidad para el bien común son infinitos. Para mirar con perspectiva el tema decidimos mirar con lupa la editorial de El Tiempo de la mano de cuatro expertos: Sinar Alvarado, coordinador de La Liga contra el Silencio y colaborador permanente de The New York Times en español; Pedro Vaca, director ejecutivo de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip); Javier Darío Restrepo, experto en ética periodística de la Fundación para el nuevo periodismo iberoamericano (FNPI), y Carlos Cortés, director creativo de la Mesa de Centro de La Silla Vacía. Todos leyeron dicha editorial y luego escogieron algunos de sus párrafos para interpretar lo que dice entre líneas. Este fue su análisis.

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“Tal como ha sido usual durante décadas, EL TIEMPO opta por hacer conocidas sus preferencias, respetando obviamente el libre albedrío de sus lectores, que ojalá acudan a las urnas para escoger con plena independencia cualquiera de las opciones que ofrece el tarjetón. En consecuencia, esta casa editorial da su respaldo al nombre de Iván Duque, cuyo programa de gobierno es serio y quien representa una esperanza de moderación y cambio generacional, deseable en la coyuntura”.

Pedro Vaca:

Veo que este párrafo tiene un lado positivo de franqueza. Digamos que el medio plantea su posición editorial frente a la contienda electoral y creo que el lado flaco es que es una opinión con dos cosas interesantes: la primera, que deja la pregunta sobre cómo el medio garantiza plenamente el cubrimiento informativo de la campaña en general y de la contienda. En ese caso tendríamos que hacer un análisis completo de contenido. La segunda inquietud es mirar si esa opinión no está mediada por otros conflictos de intereses que pueda tener no solo El Tiempo como medio de comunicación, sino el grupo empresarial al que pertenece con otros sectores de la economía y de la vida pública, política y social.

“El que a lo largo de la campaña Duque no haya emitido una sola opinión desobligante para descalificar a sus adversarios puede parecer un detalle menor, pero no lo es. En una sociedad polarizada, es menester regresar a la controversia civilizada de las ideas y la construcción de consensos. No es fácil, pero solo alguien con poco equipaje será capaz de tender puentes y enterrar odios que entorpecen la marcha hacia un futuro mejor”.

Carlos Cortés:

A mí me parece que ahí hay un argumento muy problemático. Si bien es cierto que Iván Duque es un candidato que ha tenido un tono muy distinto al de Álvaro Uribe, me parece que es muy sacado de contexto no ponerlo a él en el lugar en el que esa candidatura sí ha estado sumergida en una narrativa muy descalificante y agresiva. Si uno mira el discurso del expresidente Uribe, del exprocurador Alejandro Ordoñez, de Maria Fernanda Cabal, uno se da cuenta de que su campaña no ha sido conciliadora. Él sí como individuo, pero es muy claro que dentro de su campaña hay gente que se ocupa de promover un discurso distinto.

Lo otro que me parece problemático es ver al final de la editorial cómo se descalifica la gestión de Petro en Bogotá. Yo creo que alrededor de su gestión es difícil hacer un balance general. No tengo claro si fue un buen alcalde o no, pero sí creo que hay muchísima información de que los medios se comportaron de una manera, que hubo un intento de deslegitimar. Entonces creo que en una editorial decir en una línea que tuvo una desastrosa alcaldía es darlo por sentado.

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“Es importante anotar que nuestro apoyo al proceso de paz con las Farc se mantiene firme y que cualquier intento de dar marcha atrás al reloj de la historia y el espíritu de los acuerdos suscritos será considerado un error garrafal. Tanto la labor del Congreso como de la Corte Constitucional sirvieron para hacer precisiones y llenar vacíos, por lo cual sería inconveniente que la siguiente administración gaste sus energías en revivir la polémica del plebiscito del 2 de octubre de 2016, cuando la opinión considera que la prioridad de la gestión presidencial debe concentrarse en la lucha contra la corrupción, la mejora de la seguridad ciudadana o la salud de la economía, entre otras tareas”.

Pedro Vaca:

Este otro párrafo me parece curioso porque en él el periódico es indulgente con Duque y es implacable con Petro, incluso yo juntaría este párrafo con otro que también habla sobre Petro. Lo leo porque, viendo los hechos, Duque pasó a segunda vuelta con un discurso muy crítico frente al proceso de paz y El Tiempo parece reconocerle su variación hacia solo unos ajustes puntuales al proceso: es decir, Duque se vuelve menos duro con el tema de la paz en segunda vuelta y eso se lo reconoce El Tiempo. Pero, más abajo, a Petro no le reconoce su viraje también hacia el centro. En primera vuelta los proyectos políticos de cada candidato se mostraron radicales y ahora en la recta final los dos candidatos han tenido algunos gestos discursivos para acercarse al centro. Ahora, el problema no está en que el medio exprese su opinión, sino en que no sea claro el tema de conflictos de intereses a la hora de compartir este tipo de editoriales.

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“Dicho lo anterior, no está de más señalar que este periódico no considera el apoyo entregado como una abdicación de su independencia crítica. Si el postulante del Centro Democrático resulta elegido, mantendremos la distancia indispensable para elogiar o cuestionar sus actos de gobierno, según sea el caso”.

Javier Darío Restrepo:

Para el editorialista son de poco peso las objeciones que ha recibido la candidatura Duque: su relación de dependencia con el expresidente Uribe, su juventud e inexperiencia, el ambiente de odio en que se mueve su grupo político. Así como resta importancia a estos factores, enfatiza los que afectan la candidatura Petro: ser "representante de la izquierda", las posturas que chocan con las de El Tiempo sobre la democracia liberal y su gestión como alcalde de Bogotá.

En este contexto, el editorialista quiere dejar claro ante sus lectores que respeta sus posiciones políticas, que de ningún modo renuncia al papel que ellos esperan de un periódico como crítico del poder, que no se convertirá en obsecuente vocero del gobernante y que, al proclamar su apoyo a la candidatura Duque, hace uso del legítimo derecho de cualquier periódico a fijar editorialmente una posición, sin que esto interfiera en el rigor y objetividad necesarios para la información. Este párrafo hace eco al principio registrado en su Manual de Redacción sobre "la libertad que tiene el periódico de acoger y apoyar editorialmente a uno o varios candidatos, cuando lo considere conveniente para el bien común" (Manual de Redacción, a.101.12).

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“No pueden terminar estas líneas sin hacer una referencia a Gustavo Petro, cuya capacidad dialéctica llevó a que por primera vez en la historia del país un representante de la izquierda tenga posibilidades reales de ceñirse la banda tricolor. Aparte de que sus posturas chocan y en algunos casos entran en contradicción con los preceptos de la democracia liberal que defiende EL TIEMPO, es imposible olvidar la pésima calidad de su gestión al frente de la Alcaldía de Bogotá”.

Sinar Alvarado:

En su respaldo a Iván Duque, El Tiempo dice que descartó a Gustavo Petro porque “sus posturas chocan y en algunos casos entran en contradicción con los preceptos de la democracia liberal” que defiende el diario. Esos preceptos clásicos incluyen la limitación de los poderes públicos, la independencia del poder judicial, la igualdad ante la ley, el derecho a la privacidad y la libertad de expresión.

Hoy sabemos que Álvaro Uribe, el "mentor" de Duque, forzó los límites del poder ejecutivo para reelegirse en 2006. Y ahora nos dicen que su partido, el Centro Democrático, impulsará pronto una reforma de las cortes. Sabemos también que bajo su gobierno el DAS espió a muchos, y sobran casos donde el expresidente y sus seguidores han limitado el ejercicio del periodismo independiente.

Frente a estas evidencias, ¿no considera El Tiempo que este grupo político contradice también sus valores de manera flagrante? ¿Cómo escogió entre dos candidatos opuestos a sus ideales? Tal vez la decisión fue simple: apoyar al que garantiza menores amenazas y un trato amigable para el dueño de la casa. Democracia liberal qué.