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La segunda temporada de Orange is the New Black se estrena el 6 de junio

Televisión

El naranja está de vuelta

El 6 de junio se estrena la segunda temporada de Orange is the New Black, la dramática - y cómica- serie con que Jenji Kohan (Weeds) nos sorprendió en 2013.

Lina Vargas
23 de mayo de 2014

 

 

Faltan catorce días para el estreno de la segunda temporada de Orange is the New Black. Será este 6 de junio. El conteo está en cientos de blogs y páginas desde que el rodaje de la nueva entrega empezó en julio del año pasado. Quienes vimos la primera temporada –lanzada en internet por Netflix el 11 de julio del 2013– quedamos de cabeza con la escena final: Piper Chapman, la protagonista, apuñalando con un destornillador a su compañera de cárcel, la insoportable fanática religiosa “Pennsatucky” Dogget. Y nos sorprendió porque habíamos seguido a Chapman, la rubiecita que llegó a la cárcel por haber sido demasiado confiada y enamoradiza en su juventud, desde sus primeros días en prisión asustada, torpe y blanco del acoso de otras reclusas, hasta llegar a la tenebrosa escena. Una de las muchas cualidades de la serie es, justamente, el manejo de los matices de sus personajes. Nadie es bueno ni malo, solo es gente que se va acomodando a las situaciones e intenta sobrevivir.

Tuvimos que esperar casi un año para ver saber qué pasó con “Pennsatucky”.

La historia de Orange is the New Black, que está basada en el libro autobiográfico de Piper Kerman, es la siguiente: Chapman está a punto de casarse con Larry –un Jason Biggs que más o menos hace el mismo papel de American Pie– pero a última hora se entrega a la Policía porque hace diez años fue parte de una red de tráfico de droga. Resulta que mientras estaba en la universidad, Piper, que ahora vende esencias orgánicas con su hermana, fue novia de Alex Vause, interpretada por Laura Prepon. Piper se enamora de Alex y le encanta el riesgo que implica trabajar para ella, pero al final, Vause la delata y todo termina mal. Cuando Piper entra a la cárcel las dos se encuentran y comienzan de nuevo una relación de amor y odio.

Hay otros personajes: las demás reclusas –la cárcel se divide en latinas, negras, blancas, ancianas y fanáticas religiosas–, los guardias y la familia de Piper. Y aunque ella es la protagonista, la serie está realizada de manera coral y la vida de cada una antes de la cárcel es contada a través de fragmentos. Está la historia de Red Reznikov, la rusa encargada del restaurante de la cárcel que llega allí por haberse involucrado con la mafia; la de Dayanara Diaz, una latina que queda embarazada de uno de los guardias y cuya madre también está en la cárcel, y la de “Pennsatucky”, una antigua adicta a la metanfetamina que termina creyendo que Dios le habla. Cada personaje está construido de forma magistral –de nuevo, ninguno es bueno ni malo– y el recurso colectivo hace que la serie, que al principio se muestra como una comedia ligera, se complejice con el tiempo. 

Claro, sin perder el buen humor. Porque Jenji Kohan, la directora y guionista principal de Orange is the New Black y creadora de Weeds, la serie del 2005 sobre una madre viuda que vende marihuana para mantener a su familia, es una maestra para mezclar las dosis justas de drama y comedia y los distintos niveles de esta última. Al lado de una escena de Biggs intentando masturbarse –igual que en American Pie– hay una desoladora sobre la corrupción de las autoridades penitenciarias y lo poco que pueden hacer las reclusas contra ella.

Y quizás lo más asombroso de la serie es que así como es, dramática y cómica, ligera y profunda, va construyendo un muy honesto cuadro de la sexualidad femenina. Desde el dilema de Piper por querer a Larry y Alex a la vez hasta la tremenda inseguridad que le produce tener que escoger entre una apacible vida marital o una de aventuras con el narcotráfico, aunque, desde luego, ninguna de las dos va a ser como se la imagina. Cada personaje es una arista de la feminidad: el de Sophia Burset, por ejemplo, una transexual que lucha para que la dirección de la cárcel no cancele su suministro de hormonas. La crítica ha dicho que Kohan ha sido determinante para la ruptura de estereotipos femeninos y esta es una de las pocas veces que la televisión ha tocado el lesbianismo con tanta naturalidad. De hecho, Jodie Foster dirigió un capítulo y Lauren Morelli, una de las libretistas, dijo que escribiendo la serie se había dado cuenta de que era lesbiana. 

Todo esto porque hace unos días Netflix hizo un lanzamiento para la prensa colombiana de los dos primeros capítulos de la segunda temporada. Y como era de esperarse, cumple todas las expectativas. No hay que perdérsela. A quienes la vemos ya nos hacía falta You’ve Got Time, la canción compuesta por Regina Spektor específicamente para la serie.