El movimiento cultural en Medellín no se queda quieto ante las decisiones que toma el Estado o sus administraciones locales. Muestra de ello fue la movilización ciudadana y artística en torno al caso sobre la Corporación Centro Plazarte. Ahora, una coyuntura de corte nacional e internacional involucra al Ministerio de Cultura y al sector de la poesía de la capital de Antioquia: el pasado 25 de enero los gestores del Festival Internacional de Poesía de Medellín recibieron un comunicado oficial en el que se rechazaba su participación en una convocatoria del Programa Nacional de Concertación Cultural, que aportaría aproximadamente 270 millones de pesos al desarrollo del evento. Este fue el comunicado que anuncio el rechazo a la convocatoria:


La causa de la eliminación del presupuesto que el Ministerio de Cultura ha aportado durante siete años consecutivos está basada en un incumplimento técnico en la documentación entregada por el Festival. “En vez de llenar una casilla correspondiente, entregamos un anexo con la información. No hay voluntad política de reconocer al Festival y darle el aporte que merece. El Gobierno debe responsabilizarse por los procesos culturales y con la paz, porque es a través de la cultura que vamos a sensibilizar a las personas y a transformar la conciencia”, comentó Fernando Rendón, director del Festival.
Este hecho ha tenido en vilo a los organizadores del evento. Sin embargo, su director sostiene que el 28° Festival Internacional de Poesía de Medellín se llevará a cabo del 14 al 21 de julio, con o sin el aporte del Gobierno. El encuentro fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación, según la Ley 1291 de 2009, y es considerado relevante a nivel mundial y, para muchos, es uno de los encuentros de más impacto en la cultura en Colombia. Aunque sin duda los requisitos formales están allí para ser cumplidos, también lo es que hay excepciones que deben hacerse y pueden subsanarse de una manera expedita.
“Lo del Festival de poesía, más que una falta técnica, es una política de negación de los espacios de lo público, gratuitos y de espectáculos que puedan llegar a gran cantidad de personas. Es un intento para que estos eventos sean sostenibles, que generen recursos para pagarse ellos mismos. Esto comenzó a gestarse cuando se le dio vía libre a las industrias culturales en el marco de la Ley Naranja, que en principio acogimos sin saber lo nos corría pierna arriba, que es precisamente, la privatización de todo lo que significa el accionar cultural” dijo Omar Ortiz, abogado y director de la revista de poesía Luna Nueva en Cali.
Si bien el Festival cuesta alrededor de 1700 millones de pesos, esos 270 millones se iban a utilizar en el pago del hospedaje de los invitados, tiquetes, honorarios, logística, y producción. La descalificación “pone en serio riesgo la continuidad de un encuentro que honra a la ciudad de Medellín y a Colombia, y la proyecta con lazos perdurables a los pueblos del mundo”, expresó la poeta italiana Giovanna Mulas, en el comunicado oficial del Festival.
Lina María Trujillo Mira, poeta colombiana que ha participado en varias ediciones del Festival habla sobre la idea que ha estado calando en el ambiente de poesía de la ciudad: “Es triste que no se cumpla con el reconocimiento de Patrimonio Cultural de la Nación y la necesidad de resistir ante las crisis como esta radica en la necesidad que tenemos los artistas y poetas en general de difundir y alzar la voz. Ahora, si bien estas expresiones se supone deben ser libres, se puede sentir cierta intención que parece represiva, pues no se puede negar que muchas cosas que los artistas y poetas expresamos impactan verdaderamente a la sociedad y ha habido tantas problemáticas en nuestro país que la palabra mediante la poesía manifestada en teatro, humor, incluso música, se han convertido en la única manera de hacerle saber a mucha gente cosas que han sido controversiales, pues la idea es expresar sin miedo”.
A la pregunta de Arcadia sobre la rigidez con la que por imprecisiones técnicas se elimina el presupuesto para un evento de destacado impacto cultural para el país, el Ministerio de Cultura respondió:
“El Ministerio de Cultura reconoce la inmensa importancia que tiene el Festival Internacional de Poesía de Medellín, así como de todas las iniciativas que dan cuenta de la diversidad y la riqueza artística y cultural del país. Sabemos que el Congreso de la República en el año 2009 declaró a este Festival como Patrimonio cultural de la nación, sin embargo, esta declaratoria no tiene efectos frente a la potestad de asignación del presupuesto general de la nación, que es privativa del Gobierno. En ningún caso las declaratorias Festival como Patrimonio cultural de la nación, sin embargo, esta declaratoria no tiene efectos frente a la potestad de asignación del presupuesto general de la nación, que es privativa del Gobierno. En ningún caso las declaratorias patrimoniales obligan al Gobierno a asignar recursos directos. Como lo hemos mencionado, el Ministerio de Cultura entrega recursos al sector a través de la convocatoria pública de Concertación. Así muy bien lo sabe la Corporación de Artes y Poesía Prometeo la cual durante los últimos 7 años ha participado en esta Convocatoria por la que ha recibido más de 1.500 millones. Como se explica en el comunicado enviado, “desde el punto de vista jurídico, el Ministerio de Cultura no puede apoyar proyectos que no hayan cumplido con las condiciones establecidas en los términos de la convocatoria, teniendo en cuenta que son recursos públicos que exigen un proceso transparente en su asignación”, no se trata entonces de una imprecisión técnica, sino de un requisito que debe ser cumplido para que dicho apoyo sea legal y transparente”.