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'Rosa enferma (disección real)', 1981-1982, Roberto Obregón. Cortesía FLORA ars+natura.

EXPOSICIÓN

De lo simbólico a lo poético: la obra de Roberto Obregón

La exposición ‘Una estética topológica o de los inconmensurables’ reúne algunas obras del artista venezolano en torno al simbolismo de la rosa. La muestra se realiza en la Fundación FLORA ars+natura hasta el 18 de mayo.

Laura Ospina
20 de marzo de 2018

Durante la inauguración de la exposición Roberto Obregón: una estética topológica o de los inconmensurables, el curador Ariel Jiménez resumió a Obregón como “un grumo extraño para la pureza artística de Venezuela en la década de 1970. Fue alguien que convirtió sus dramas en un verdadero símbolo de los tiempos, y cuyas obras fueron premonitorias sobre el futuro del país”. Todo esto se ve reflejado en su trabajo más maduro: la exploración de la rosa como artilugio simbólico y poético, además de un ícono universal que habla de la singularidad de las cosas. Esa búsqueda protagoniza la primera exposición individual de las obras de Obregón en Colombia, una muestra que estará exhibida en FLORA ars+natura de Bogotá desde el 15 de marzo hasta el 18 de mayo. La exhibición se centra en la producción artística de Obregón entre 1973 y 2003, por lo cual cuenta con ejemplos de sus series Crónicas, Niágaras, Masadas y Disecciones que hablan desexo, la diferencia, los conflictos familiares y la rosa.

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Nacido en Colombia pero criado en Venezuela, Roberto Obregón fue un artista incompatible con los otros de su época. Mientras que Venezuela vivía el esplendor petrolero y otros artistas locales como Jacobo Borges, Jesús Soto y Manuel Cabrera proclamaban en sus pinturas una estética de la esperanza, la militancia y el cambio social (temas propios de movimientos artísticos como el Techo de la Ballena y el Arte Cinético), las obras de Obregón mostraron una postura en contravía del entusiasmo moderno.

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Si bien sus dibujos y pinturas más tempranas, realizadas en la adolescencia, reflejaron sus problemas personales –como tener un padre abusivo y sufrir de bipolaridad tipo I– y el sexo agresivo trazos que hacen alusión a partes del cuerpo como piernas abiertas y al aire, o torsos con forma de pene fue desde la década de 1970 que la rosa se convirtió en la pieza central de su trabajo. Obregón dejó marchitar la flor, la diseccionó y la enumeró para hablar de nociones como el afecto y desafecto, las pulsiones psicológicas y el suicidio. A través de la rosa, Obregón resignificó los procesos humanos: estos no son lineales ni perfectos, sino frágiles e irregulares.

“La potencia gráfica y la iconicidad de sus obras, así como su aparente sencillez, enmascaran la complejidad simbólica y la densidad conceptual de su propuesta. Cada obra de su etapa más madura es un lento proceso de análisis de su sujeto de estudio que se materializa en sus características siluetas que resultan de las disecciones de una rosa única y singular. Representa la irrepetible particularidad de todo ser vivo y resalta la importancia de respetar su diferencia. Así, la rosa es siempre algo más”, dice José Roca, director artístico de FLORA ars+natura, sobre el arte de Obregón, en Cuadernos FLORA.

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¿Por qué una rosa? “La rosa es uno de los símbolos más complejos que existe en el mundo: representa fragilidad, belleza, feminidad aquí y en la China, África, América y Europa. Entonces, para él era un símbolo universal pero que a la vez aportaba a la idea de singularidad. Y eso es algo tremendamente importante cuando queremos pensar las sociedades complejas a las cuales pertenecemos” explica Jiménez.

Mientras los movimientos artísticos de Venezuela en la segunda mitad del siglo XX creían en el progreso acelerado del país y en la democracia, Obregón reiteró, con series como Disecciones, que el futuro no podía ser siempre próspero. Es más, eventualmente tendría que ser al contrario. En varios de sus cuadros, la enumeración los pétalos de una rosa presenta rupturas del orden. Con ello, Obregón introdujo de manera sistemática y pensada la irregularidad para hablar, en una especie de poesía visual, los fenómenos cíclicos que se avecinaron tiempo después y que demostraron que el desarrollo nacional podía quebrarse, así nadie lo esperara.

Según el curador de la muestra, y los funcionarios del espacio de exposiciones FLORA ars+natura, Obregón fue más que un productor de objetos bellos. El artista conceptual se centró en darle la mayor cantidad de usos posibles a la rosa. Se sometió a largas investigaciones para determinar el perfil astrológico de la rosa, a extenuantes sesiones para cortar el contorno exacto de sus pétalos (no de la simple flor común, sino de una rosa silvestre de una especie específica) y a insistir sobre la precisión para hacer de una plantilla de caucho un negativo de varios pétalos que representara la ausencia de los cuerpos. Obregón fue motivado por la necesidad de destacar el respeto por la diferencia: pensó la sociedad como la suma de los individuos, todos particulares, pero que logran vivir en armonía.