Home

Agenda

Artículo

Lanz es defensor y activista LGBTI.

Especial de Víctimas

Lo LGBTI en el centro

"Las marcas del odio y del conflicto nos han hecho fuertes para luchar": el abogado homosexual Alejandro Lanz habla sobre la violencia que ha sufrido la población LGBTI en Colombia para el Especial de Víctimas de 'Arcadia' no. 139.

Alejandro Lanz* Bogotá
26 de abril de 2017

Las geografías emocionales de las personas LGBTI han estado atravesadas por múltiples violencias en Colombia. Nuestras casas, nuestros espacios de formación, la calle y, en general, la escena pública, han sido lugares en donde nuestras identidades se han visto forzadas a callar, resistir y existir en la clandestinidad. Esta discriminación histórica nos ha llevado a que nos construyamos desde la lucha, a que cotidianamente tengamos que reafirmarnos y pelearnos nuestra ciudadanía en todos los escenarios de la sociedad colombiana. Sumado a esto, cuando nos han violentado y discriminado, el Estado nos ha puesto cientos de barreras, nos ha revictimizado y, en general, nos dado la espalda cuando hemos acudido a él exigiendo justicia y reparación.

Pese a este panorama, nuestros cuerpos se han convertido en literales ejemplos de resiliencia: hemos hecho de ellos un lugar para luchar, pelear y gritar desde nuestras más profundas entrañas; hemos transformado el insulto y con humor nos hemos apropiado de las burlas para abrirnos paso a una nueva historia. Las marcas del odio y del conflicto nos han hecho fuertes para luchar. Luchar para contar una mejor historia, una historia de resistencia, una historia que no nos acabó.

Durante décadas y gobiernos, unos más que otros, se ha intentado negar y reconocer que existe el conflicto armado en Colombia. Debemos buscar maneras de solucionarlo. No a través de la violencia y no siendo cómplices con el silencio que muchas veces la acompaña. La paz viene de la mano del reconocimiento tanto de lo que ha sucedido, del por qué ha sucedido y de las estrategias que utilizaremos para que no vuelva a suceder; así como también del reconocimiento de aquellas identidades a quienes la guerra y la violencia les han negado sus derechos y han borrado su existencia.

Dentro de este marco, en donde todo el aparato institucional se está preparando para el posconflicto en aras de materializar los acuerdos pactados en La Habana, el Estado tiene una tarea inmensa para conseguir la paz: materializar la igualdad y la diversidad como dos elementos esenciales de nuestra democracia.

Gran parte de los problemas estructurales que existen en nuestro país radica en una profunda desconfianza de la ciudadanía en el Estado colombiano y sus instituciones. Esta relación ha generado que las poblaciones más vulneradas sientan que las instituciones no las representan ni defienden sus intereses. En la práctica, esto se traduce en que la ciudadanía en general y las poblaciones no confían y no acuden a los servicios del Estado para que garanticen sus derechos fundamentales. Parte del problema de la desconfianza en la institucionalidad colombiana surge de las grandes violencias y discriminaciones que han vivido dichas poblaciones al momento de acercarse a solicitar cualquier servicio, sea de salud, justicia, educación, registro, etcétera. Esta deuda histórica de las instituciones con la comunidad LGBTI debe garantizar nuestra participación y nuestras voces dentro de la reconstrucción del tejido social.

Al día de hoy, el Estado registra una cifra de 1.901 víctimas LGBTI en el marco del conflicto armado. Sin embargo, no se ha hecho el ejercicio aún de analizar esta victimización en razón de la pertenencia a las orientaciones sexuales y las identidades de género no normativas. ¿Cuántas de estas víctimas fueron asesinadas y violentadas en razón de pertenecer a la categoría LGBTI? ¿Cuántas de las más de 8 millones víctimas registradas no se atrevieron a reconocerse como LGBTI por miedo a la revictimización? La vigencia de la categoría debe ser uno de los pilares más importantes dentro de las comisiones de la verdad, así como también los otros dispositivos estatales encargados de dar el giro hacia el posconflicto deben ponerle especial atención. Debemos saber por qué nos asesinaron. Debemos saber qué produjo esta categoría dentro del victimario para entender su violencia y poder superarla. Así como en el año 91 se dio el giro hacia una nación pluriétnica y multicultural, llegó el momento en el que la comunidad LGBTI esté en el centro de la construcción de la paz y demos el giro hacia una nación multidiversa y pluriidentitaria.

*Abogado.