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"El humor incisivo, la ironía y, sobre todo, el ángulo romántico de su presentación lo mostraron como lo que es: un maestro de ceremonias, un hipnótico reverendo". | Foto: Diana Rey Melo

Festival Estéreo Picnic

Una celebración policroma: así se vivió el primer día del FEPX

Nuevo hogar, espíritu de congregación, frenetismo multicolor. Una breve mirada a la paleta diversa y potente que dibujó el arranque del décimo aniversario del Festival Estéreo Picnic.

Felipe Sánchez Villarreal*
6 de abril de 2019

Para asimilar lo que sucedió durante el primer día del Festival Estéreo Picnic hay que ponerse lentes cromáticos. No solo mirar en colores, o la forma como esos colores aparecen, sino entender cómo de la improbable mezcla entre los pigmentos resulta algo extraordinario. Porque lo de ayer fue una celebración de lo múltiple, del pastel y el neón, del rojo sangre, de la sobriedad del negro y el azul subacuático. Alegría, espíritu de congregación, frenetismo. El arranque del décimo aniversario del festival —articulado, sobre todo, en torno a los ejes del hip hop, el indie pop y apuestas latinoamericanas híbridas— logró afrontar con potencia la altura de su celebración. Aquí algunos apuntes sobre la jornada.

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Verde, la nueva casa. La apuesta por encontrar un espacio digno para las dimensiones que ha tomado el festival y las expectativas de sus miles de asistentes, más en este, su décimo aniversario, llevaron a los organizadores a trasladar su “mundo distinto” del Parque 222 al campo de golf Briceño 18. Un acierto. El FEP pudo sortear con éxito —con algunos inevitables desperfectos— dos de los lunares que lo habían empañado en ediciones pasadas: los efectos de la lluvia y la insostenible salida. En el primer caso, y en un hábil despliegue técnico, lograron trayectos transitables fuera y dentro del espacio del festival. El campo no solo está rodeado de plataformas que facilitan el paso por las áreas que se empantanan con la lluvia, sino que el sistema de drenaje del campo de golf ayuda a que el terreno no colapse con el barro y el paso masivo de personas. La ubicación del parque permite también mayores vías de acceso y salida. Además, el paisaje es encantador: árboles rodeando el espacio, un lago, espacios cada vez más transitables, spots bien distribuidos. A pesar de que las distancias entre los escenarios son ahora kilométricas, la cualificación de la experiencia general les dio la razón a sus gestores. 

Rojo ceremonia. El rap, el hip hop y sus derivados fueron uno de los ejes vertebrales del primer día del FEP. Tanto las frenéticas presentaciones de Ha$lopablito y Rap Bang Club como el alegre y cromático despliegue de AlcolirykoZ sentaron el tono y aderezaron los ánimos para el inconmensurable poder de Kendrick Lamar. El MC de Compton, de rojo raído, con la solemnidad de un párroco, arrolló con el volumen de un cometa: grueso, ceremonial, vehemente. El humor incisivo, la ironía y, sobre todo, el ángulo romántico de su presentación (dedicaciones insistentes de sus canciones “to those in love”, dos geniales videos intermedios) lo mostraron como lo que es: un maestro de ceremonias, un hipnótico reverendo. Desde “DNA.” y “ELEMENT.”, con las que abrió su presentación, recorrió casi toda su trayectoria de grandes hits (“King Kunta”, “Alright”, “HUMBLE.”), revisitó algunas de g.o.o.d kid, m.a.a.d city, y se despidió con el “All the stars”. Todo, como él mismo lo plantea haciéndose ver como Pulitzer Kenny o Kung Fu Kenny, desde el ángulo de una sátira de sí mismo. 

Carlos Andrés Fonnegra, alias ‘Kaztro‘ de AlcolirykoZ | Foto: Diana Rey Melo

Amarillo y prismático. La franja media del primer día enfrentó al tiempo a dos actos que están reorientando los rumbos de la música híbrida latina de este siglo: Cuco y Mula. El espesor policromo del show del mexicano, que se derramó para volver el escenario Adidas un balneario pastel, le correspondió su exacto opuesto: el frenetismo amarillo del merengue digital de las dominicanas que, aunque tocaron menos de lo esperado, hicieron que nadie pudiera dejar de mover el culo. 

Cuco | Foto: Diana Rey Melo

Del negro al prisma. Interpol fue otro de los highlights del día. En la sobriedad y serenidad que les ha dado su trayectoria, dispusieron su show a una distancia radial. Incólume, limpio. Sin embargo, el absoluto favorito de la crítica (y de esta redacción) fue el trío texano Khruangbin. Bajo, guitarra, batería. Nada más y, aun así, cohesionaron como nadie a una audiencia gigante. Bailar, admirar, estremecer con un tinte subacuático. En un recorrido con un sonido global, de alto groove, sus presencias holográficas enchufaron, cercaron y conquistaron.

"En la sobriedad y serenidad que les ha dado su trayectoria, dispusieron su show a una distancia radial" . Interpol | Foto: Diana Rey Melo

Violeta furia. Aplausos a los artistas que se echaron al hombro el arranque: a The Kitsch, Mabiland y, particularmente, a Usted Señalemelo, que inauguró el festival con altura, enormes invitados (entre ellos, Tweety González) y toda la fuerza.

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*Editor digital de ARCADIA