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Pensiones

Por qué no debe temerle a que suban la edad para pensionarse

Dentro de los factores que se discuten en una reforma pensional, aumentar la edad de pensión es la que más causa escozor político y social, sin embargo, es indispensable.

Paula Moya
4 de julio de 2018

No hay que negar que los tiempos han cambiado. Con el paso de los años las condiciones socioeconómicas y demográficas de un país pueden cambiar estrepitosamente, y no es para menos.

Con el auge de la economía digital, la consolidación de la globalización, la creación de nuevas dinámicas laborales entre la población joven y el aumento de la expectativa de vida de los humanos gracias al desarrollo tecnológico, quedarnos en perspectivas del pasado se hace cada vez más incoherente.

Tal vez usted sea de los que todo este tipo de cambios le generan miedo, inseguridad, incertidumbre y negatividad. ¿Que será de mi vida en un futuro?¿podré lograr algún día pensionarme?¿cómo será mi vejez? Y la preocupación no es gratuita.

El informe de Salud en las Américas 2017, de la Organización Panamericana de la Salud, demuestra que la población de las Américas ha ganado 16 años de vida como promedio en los últimos 45 años, es decir casi 2 años por quinquenio. Ahora una persona que nace en el continente puede aspirar a vivir hasta los 75 años, cuando en Colombia una persona que nacía en 1950 apenas podía aspirar a los 46 años.

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Los avances médicos y tecnológicos, y la evolución de la industria farmacéutica son los responsables. La innovación biomédica y la introducción de nuevos y mejores medicamentos al país alargan la calidad de vida de personas que pueden padecer cualquier tipo de enfermedad.

Un estudio internacional realizado a 37,5 millones de pacientes en 71 países reveló un aumento generalizado de la supervivencia al Cáncer desde el año 2000. Sigue siendo relegado a países y pacientes con ingresos altos, pero hoy en día es mucho más factible sobrevivir enfermedades que antes cobraban el doble de vidas.

Este aumento en la expectativa de vida ha hecho que los sistemas de pensiones en el mundo aumenten su edad de jubilación. Augusto Iglesias, Director de PrimAmerica S.A, consultora en las áreas económica, financiera y previsional, afirma que el cambio debe hacerse gradualmente.

“No hay que moverse rápidamente y a ‘matacaballo’ como decimos en Chile hacía subir la edad, prefiero un sistema donde la edad de pensión sea muy flexible, donde no haya castigo y haya incentivos para el trabajador que quiera y pueda seguir trabajando, y que en la medida en que las condiciones del mercado laboral lo permitan, se vaya moviendo la edad”, afirma.

Esta suele ser una medida que genera bastante rechazo en la sociedad, ya que muchos asocian esto con no poder alcanzar nunca la edad de pensión y trabajar por muchísimo más tiempo. Pero hay que tener en cuenta que esta no es la única variable que entra en juego en un sistema pensional.

El caso de Chile

Para ver qué tipo de lecciones pueden enseñarnos países que siempre han sido referentes, debemos tener en cuenta cómo funciona el sistema pensional en Colombia.

Existen dos tipos de regímenes de los cuales un empleado tiene la libertad de escoger el que quiera. Existe el régimen de prima media gestionado por Colpensiones, en donde los aportes de los trabajadores van a una bolsa común y el Estado subsidia un porcentaje de la pensión que devengue la persona.

La segunda opción es que el trabajador elija alguna de las administradoras de los fondos privados que operan en el régimen de ahorro individual, en el que la pensión depende del monto del ahorro de cada trabajador.

Las personas que tienen muy bajos ingresos les conviene hacer parte del régimen de prima media, y las personas que tienen un mayor ingreso les conviene más hacer parte del régimen de ahorro individual.

El problema es que las personas que tienen ingresos medios o altos se están dando cuenta que lo que recibirán de la tasa de reemplazo será mayor en el fondo público, por lo que entran a competir por los subsidios de las personas más vulnerables. Esto está causando un hueco económico en los recursos del país, que no da abasto para pensionar a una población de adultos mayores en aumento.

Iglesias, quien estuvo a cargo de la Secretaría de Previsión Social del gobierno de Chile, país que tuvo su reforma pensional en el 2008, afirma que los regímenes de prima media no son sustentables porque las cotizaciones no pueden basarse en que el número de pensionados aumente más que el número de trabajadores activos. Para él, se necesita un sistema que se adapte y ajuste a los parámetros y cambios demográficos y sociales de un país, mas no dos sistemas obligatorios que compitan entre sí.

La FIAP(Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones) reveló un estudio de revisión de reformas pensionales alrededor del mundo en los últimos años, y demostró que todas sin excepción han aumentado la tasa de cotización y la edad, e incluyen elementos para alejarse de las primas medias y acercarse al método de ahorro individual.

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“No es un antojo ideológico, es la fría realidad de los números. Si cada vez tengo menos trabajadores en relación al número de pensionados, no puedo usar como mecanismo de financiamiento un impuesto a los trabajadores. Ese mecanismo es extremadamente caro”, dice.

No hay duda que la mejor manera de asegurar una vejez tranquila es haciendo ahorros voluntarios, práctica que no es muy común en América Latina. En los países de la OCDE(Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), en promedio el 21% de la pensión total que tiene un trabajador viene de su ahorro voluntario y no de su ahorro obligatorio.

“La OIT(Organización Internacional del Trabajo) ha dicho que la tasa de reemplazo a la cual deben aspirar los sistemas obligatorios es de 45%, y no es porque la OIT crea que un trabajador pensionado pueda vivir con la mitad de lo que obtenía en su vida laboral, es porque dice que esa es la meta para un sistema obligatorio, sobre eso el trabajador tiene que construir durante su vida una pensión con otros instrumentos voluntarios”, afirma Iglesias.

Es por esto que hacer un esfuerzo sistemático y sostenido para desarrollar instrumentos de ahorro voluntario especialmente entre los jóvenes, es una tarea que tenemos que afrontar. Siempre hay que tener en cuenta que el ahorro que se hace cuando jóvenes tiene un impacto en la pensión notablemente superior al ahorro que se hace cuando se es mayor.

En la reforma pensional de Chile se estableció un mecanismo llamado las cuentas de afiliación voluntaria, donde las personas pueden incorporar a sus hijos, cuando son incluso bebés de un mes de vida, a una AFP. Todos los meses le pueden hacer un depósito a esa cuenta. “Yo soy abuelo e inscribí a mis nietos a esto. Si a todos los chicos sus papás o abuelos les estuvieran haciendo ese ahorro hasta los 18 años, tendrían su problema de pensiones prácticamente resuelto, aunque no coticen nunca más desde los 18 hasta los 65 años. En lo sistemático y lo temprano que se empiece es donde se hace la diferencia”.

Datos del sistema de pensiones de Chile:

-Tiene 2,8 millones de pensionados.

-El país presenta una tasa de informalidad laboral del 24%, Colombia tiene una de 63%.

- La edad de pensión para las mujeres es de 60 años y de hombres es de 65 años.

-El salario mínimo de Chile es de $440 dólares, aproximadamente $1.200.000.

-La reforma del 2008 que integró un pilar solidario para beneficiar a personas vulnerables con recursos públicos establece que los trabajadores que nunca cotizaron en su vida tienen derecho a una pensión de $170 dólares al mes.

-La pensión es heredable a la pareja y a los hijos menores de 18 años o de 24 años en caso de que estudien o tengan alguna discapacidad.

-La tasa de cotización es cercana al 10%.

-Tiene un impuesto a las pensiones altas.

-Es un sistema unificado.

En los últimos 10 años se han registrado 18 reformas pensionales en la región y según datos de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) entre 2008 y 2017, solo tres países han realizado reformas estructurales a su sistema pensional. Argentina en 2008 y recientemente en 2017; Chile y Bolivia en 2010 con un modelo sustitutivo.

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