JULIO ANDRÉS ROZO
Amazonía aporta más a la reactivación económica como selva que como yacimiento
Con el hundimiento de la disposición que prohibía la explotación de hidrocarburos en la Amazonía, sigue abierta la posibilidad de que en el futuro se generen proyectos petroleros en el territorio amazónico
Me siento escribiendo esta columna como si estuviera en el año 1952, época en la cual las políticas económicas y rurales veían a la selva amazónica como un impedimento al desarrollo.
Pero no, estamos en el 2020, tan sólo a 10 años de soñar con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y me encuentro con la frustración de seguir escuchando propuestas de miope liderazgo orientadas a un desarrollo económico alejado del concepto del crecimiento verde y regenerativo.
Creía que se había generado conciencia sobre la importancia de la Amazonía entre los padres de la Patria cuando el año pasado se mostraron las imágenes de los incendios de la selva en Brasil, Bolivia y Colombia y además, cuando la evidencia científica ha probado la importancia de este ecosistema en la lucha y contención del cambio climático. Hoy, cuando se habla de “descarbonizar la economía”, la insistencia sobre modelos económicos basados en las emisiones de CO2 es totalmente ingenua y arrogante con las futuras generaciones. No podemos esperar a levantar un debate político, económico y social sobre la conservación de la Amazonía cuando ya no haya nada que proteger. Los planes de recuperación económica deben ser verdes.
Con el hundimiento de la disposición que prohibía la explotación de hidrocarburos en la Amazonía, sigue abierta la posibilidad de que en el futuro se generen proyectos petroleros en el territorio amazónico, territorio del cual, a propósito, nos solemos jactar los colombianos, dentro y fuera del país, por “ser el más mega-biodiverso del planeta”.
La Amazonía sí tiene alternativas de desarrollo económico sostenibles
Apoyo lo que dicen Juanita Goebertus, Harry González y Juan Carlos Losada, un trío de congresistas que sí comprenden el concepto de desarrollo económico sostenible. Me sumo, apoyo y doy fe del poder de sus propuestas para proteger nuestro capital natural:
- Es necesario intensificar el debate sobre la importancia de la Amazonía para la construcción de un modelo de desarrollo sostenible para la región. Esto debe partir de una reforma a la Constitución Política sin objeción alguna.
- Fortalecer el desarrollo de emprendimientos y modelos de negocio verdes, regenerativos y orientados hacia la conservación para el millón de habitantes de la región amazónica. Lo económico no compite con lo ambiental y sí existen alternativas para hacerlo:
- Turismo de naturaleza.
- Gestión responsable y planificada de los productos forestales maderables y no maderables del bosque.
- Mercados de carbono para la conservación de los servicios ecosistémicos que ofrece la región (regulación hídrica, climática, captura de carbono, control natural de virus y enfermedades, entre otros).
- Sobre todo: restauración y regeneración de los ecosistemas degradados (ejemplo: el Piedemonte Amazónico, Cartagena del Chairá en Caquetá y fragmentos en varios de los Parques Nacionales Naturales del territorio).
No soy de los que suelen satanizar a los hidrocarburos. Soy consciente de que hoy, en 2020, siguen siendo la principal fuente de energía que motiva el desarrollo productivo y de consumo en nuestro país. Pero si miro hacia el futuro, el cual es ya, porque el 2030 y el 2050 son mañana, concluyo que apostarle a la explotación de hidrocarburos en la Amazonía es un completo despropósito y contradicción con la retórica que hasta el mismo Gobierno pregona: “crecimiento verde y sostenido”. En otras palabras, los combustibles fósiles aún son necesarios hoy, pero su visión NO PUEDE NI DEBE TOCAR AL TERRITORIO AMAZÓNICO.
Un mensaje a los congresistas que no conocen la Amazonía
La Amazonía tiene mucho más por ofrecer en términos de economía verde. ¿Qué tal si las inversiones en exploración de petróleo, las cuales son multimillonarias, se enrutan en fortalecer modelos de turismo de naturaleza en el territorio amazónico o en fortalecer la productividad y los encadenamientos comerciales sostenibles de los productos agropecuarios locales? Ahí señoras y señores está el verdadero motor de crecimiento económico de nuestro país.
Señoras y señores congresistas que tumbaron la propuesta de Juanita, Juan Carlos y Harry, confío en su sapiencia y en su reflexión para tomar la decisión más adecuada: evitar la explotación de petróleo en la región y promover el desarrollo de negocios verdes regenerativos en lo que es nuestra joya de la corona.
Aquí les comparto una columna adicional que les aportará sobre la importancia estratégica y económica de nuestra región: Los colombianos podrían conservar la Amazonía si la conocieran.
Se prohíbe la explotación de petróleo.