En medio de la parálisis presupuestaria que mantiene al gobierno federal parcialmente cerrado desde hace más de un mes, Donald Trump optó por mantener la tradición de Halloween en la Casa Blanca.
Entre risas, disfraces y cámaras, el mandatario entregó barras de chocolate gigantes a los pequeños que acudieron a pedir dulces, un gesto que muchos interpretan como un intento de suavizar el clima político y de proyectar estabilidad ente el momento de crisis por el que pasa Estados Unidos.
Más que dulces: un mensaje visual en medio del conflicto federal
La grave parálisis presupuestaria mantiene a miles desempleados federales sin salario y amenaza con afectar programas como SNAP y Head Start, sin embargo, Donald Trump y la primera dama Melania, llevaron un aire de festividad a la escena política, al organizar la tradicional celebración de Halloween en los jardines de la Casa Blanca.
Según reportes de CBS News, el Presidente y la Primera Dama, recibieron a cientos de niños disfrazados, entre los que se encontraban hijos de militares, de policías y de trabajadores del Gobierno.
Todos ellos recibieron grandes barras de chocolate, en lugar de los tradicionales dulces pequeños.
Además, la banda de la Fuerza Aérea acompañó el evento con versiones instrumentales alusivas al evento, como Thriller y Ghostbusters.
Pero no solo fue el gesto festivo lo que captó la atención. Un momento en particular se volvió viral, cuando un niño disfrazado de DJ Marshmello se acercó a pedir dulces, Trump decidió colocar la barra de chocolate directamente sobre su casco, en lugar de ponerla en la bolsa.
El pequeño, desconcertado, levantó la vista y se fue con la barra en equilibrio sobre la cabeza. La escena recordó un episodio similar ocurrido en 2019 y rápidamente inundó las redes sociales.
Un momento festivo con trasfondo político
La imagen del mandatario entregando chocolate en plena crisis no es anecdótica. En un clima político cargado de tensiones.
Para muchos, ese tipo de actos buscan enviar mensajes visuales poderosos en donde la Casa Blanca abierta, sonriente y festiva contrasta con la incertidumbre del país. Trump convierte el dulce en símbolo de control y optimismo, intentando suavizar la percepción pública del conflicto presupuestario.
El medio New Daily publicó en uno de sus artículos una de las críticas que recibió este evento de la Casa Blanca, dado el contexto actual norteamericano:
“Los adornos parecen de mal gusto en medio de un cierre del gobierno que dejará a millones sin alimentos.”, se lee en la publicación.
La escena resume la paradoja de una nación en crisis que celebra Halloween con normalidad aparente, entre dulces, disfraces y cámaras.
Trump y Melania no solo repartieron barras de chocolate, sino también un mensaje: que la política puede esperar, al menos por una noche.
Más allá de los dulces y las sonrisas, la escena en la Casa Blanca recordó que incluso los gestos más simples pueden tener peso político. En tiempos de crisis, ningún acto presidencial es del todo inocente.