Pensando tranquilamente en el futuro político, económico y social de Colombia, es una verdadera preocupación democrática que, a escasos ocho meses de elegir, el 31 de mayo, al próximo presidente o presidenta de la República, todavía tengamos inscritos más de 105 candidatos y candidatas de todos los colores políticos y sociales. Parecen no darse cuenta de que solo se elegirá a una única persona como presidente y a otra como vicepresidente de la República, y que no existe la profesión de excandidato.

Siendo muy realistas, considero que lo anterior significa que la mayoría de las personas que actualmente han manifestado su interés por ser candidatos o candidatas a la Presidencia de la República deben liberarse de sus propios egos personales y tomar la sabia decisión personal y política de contribuir a la búsqueda de esa unidad que permita ganar.

Como no se trata, en mayo del 2026, de dejar constancias históricas, sino de ganar la Presidencia y Vicepresidencia de la República, considero que todas las personas que hasta el momento han manifestado su interés en ser candidatos o candidatas a esos cargos, mucho más los que aparecen como independientes del actual Gobierno, están en mora de romper con sus propias vanidades personales o políticas y procurar un amplio diálogo entre diferentes, a fin de contribuir a escoger las personas más indicadas para ser candidatos y ganar las elecciones tanto a la Presidencia como a la Vicepresidencia de la República.

Esa es, en mi opinión, la gran responsabilidad política y social que tienen ante la historia de Colombia, no solamente los candidatos y candidatas a la Presidencia de la República, sino también todos los partidos, movimientos y grupos de ciudadanos que los respaldan.

En ese orden de ideas, me parecen importantes las iniciativas que han venido promoviendo algunos partidos o movimientos políticos, como el Pacto Histórico y el denominado Frente Amplio, ambos afines al presidente Petro, de procurar realizar el domingo 8 de marzo de 2026 una consulta que les permita definir un solo candidato o candidata a las elecciones presidenciales de mayo de ese mismo año. Igualmente, los pronunciamientos de varios dirigentes y candidatos de otros partidos de oposición política, como el Centro Democrático y el Partido Conservador, respecto a lograr definir un solo candidato por cada agrupación política.

Como no existe tiempo para los ensayos e improvisaciones, con todo respeto, apelo al sentido común de aquellas personas, partidos y movimientos políticos que hasta la fecha no hemos definido por cuál candidato o candidata vamos a votar el 31 de mayo de 2026, para que, unidos en la diferencia, nos atrevamos a trabajar en torno a encontrar las personas más indicadas para ser presidente y vicepresidente de Colombia. Personas con vocación de servicio, que trabajen por el mejoramiento del bienestar y de las condiciones de vida de la población, y que, con sus ejemplos de vida, contribuyan a volver realidad los valores y nortes éticos que siempre deben primar en el Estado.

De modo que, si queremos una Colombia mejor, socialmente más equitativa, sin corrupción, sin tanta violencia, polarización y libre de odios, las personas que podemos votar el 31 de mayo debemos despojarnos de nuestros propios egos sociales y políticos, a fin de saber unirnos en la diferencia en torno a las personas más idóneas y capaces de gobernar democráticamente el país desde la Presidencia y Vicepresidencia de la República.