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Páginas de la libreta de Santiago Cortés. Cortesía Museo Banco de la República.

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¿Qué esconden las libretas de apuntes de estos artistas, científicos y viajeros?

Por: Revistaarcadia.com

El Museo del Banco de la República y la Biblioteca Luis Ángel Arango reúnen sus colecciones en una sola exposición que revela al público los pensamientos más íntimos de Débora Arango, José Antonio Suárez y Santiago Cortés, entre otros.

Bancos de imágenes, repositorios de frases sueltas, colecciones de impresiones, diálogos entre el viajero y su andar, las primeras miradas de quien se esfuerza por conocer, cajas del tiempo, compañeros de aventuras, resguardo de los más íntimos pensamientos, instrumentos de trabajo o de enseñanza; retazos de vidas. Sobre los papeles de las libretas se han vertido una y otra vez los pensamientos de artistas, viajeros y científicos que se valen de sus páginas para hablar sobre el mundo. Asociada siempre con la portabilidad, a veces en formatos de bolsillo para acompañar al viajero, o más grandes para rondar por el estudio de un artista, la libreta de apuntes es el lugar en donde se halla de manera más libre la expresión de quien la posee, y donde en cada trazo se percibe la sensibilidad del creador.

La exposición Libretas de dibujos, reencuentros de memoria gráfica, curada por Verónica Uribe, directora del programa de Historia del Arte de la Universidad de los Andes, y Beatriz González, una de las más grandes artistas colombianas, reúne las colecciones de libretas del Museo del Banco de la República y la Biblioteca Luis Ángel Arango. En una misma muestra se encuentran las miradas más íntimas de artistas, científicos y viajeros que hicieron parte de diferentes momentos y escenas intelectuales de la historia de nuestro país. Aquellas miradas reunidas le dan, a quien visita la exposición, no solo la sensación de presenciar una mirada conjunta, sino que le muestra cómo la relación del poseedor y la libreta cambia, transformando también la libreta como objeto.

La colección de libretas expuestas incluye una variedad de personajes históricos, entre los que se encuentran Santiago Cortés (1854-1924), ingeniero naturalista, autor de por lo menos una docena de textos sobre ciencias naturales; Débora Arango (1907-2005), reconocida pintora colombiana; José María Espinosa (1796-1883), “la memoria de la patria” y retratista de Simón Bolívar; y José Antonio Suárez Londoño (1955), dibujante y artista que consigna su obra principalmente en libretas. Organizada en tres grupos —libretas científicas, libretas de viaje y libretas de artistas—, la exposición reúne miradas de diferentes contextos y distintas maneras de concebir el dibujo, las libretas mismas y lo que en ellas se guarda. En suma, la exposición es un reencuentro de memoria, colectiva e individual, de personajes que guardaron y crearon el país.

Arcadia habló con sus curadoras.

¿Cuál fue el mayor reto de curar una exposición en torno a un formato de producción, en vez de hacerlo alrededor de un tema o periodo histórico?

González: Una estudiante hizo su tesis de grado sobre la libreta de Alberto Urdaneta, del viaje a Nueva York. Eso nos hizo preguntarnos qué libretas estaban en las colecciones del Banco de la República. Por cosas de trabajo, sabía que se había pedido que algunas pasaran a la colección de la Biblioteca Luis Ángel Arango. Eso nos llamó la atención porque es como decir que no son arte.

Uribe: Es como decir que son solo una encuadernación, un libro que va a la biblioteca.

G: Y eso es cierto, la libreta es pariente del libro.

U: Cuando comenzamos a estudiar las colecciones, nos encontramos con que en varios casos las libretas estaban mal clasificadas, perdidas en el registro.

G:  Sí, eso y haber trabajado con las dos colecciones y unirlas, para que aparecieran como un corpus, fue un reto.

U: Ahora, a la hora de planear la exhibición nos encontramos con otra pregunta: ¿Cómo mostrar un objeto que uno no puede ver completo? ¿Cómo poder sugerirle al visitante de la exposición todo lo que puede haber de riqueza detrás de esas libretas, detrás de la única página que podíamos exhibir?

La libreta en sí es un artefacto especial, una serie de páginas encuadernadas que hacen parte del mismo objeto y a la vez son independientes. Comparten, por lo menos, el hecho de que viven en el mismo objeto. ¿Cómo estas características afectan de una u otra manera lo que se produce ahí adentro?

U: Una de las cosas que tiene la libreta es que no suele ser una obra de arte en sí misma, no es un fin en sí; muchas veces es parte de un proceso, de un viaje o de un estudio académico.

G: Si es una libreta de bolsillo, las cosas tienen que ser chiquitas y si tiene textos también. La manera de colocar textos y el sentido del formato, la posición ante el acto de pintar y lo que dentro queda consignado: todo eso lo determina el formato.

U: Además, como es portátil es súper íntima y personal. En principio, en arte contemporáneo es diferente y las libretas sí están hechas para exponerse, pero antes la libreta era un objeto que ni siquiera estaba hecho para ser expuesto; eran los pensamientos más privados de una persona y las equivocaciones. Ahora es obra de arte.  

G: Las libretas eran instrumentos de trabajo en la academia donde los estudiantes tenían que hacer ejercicios, como la plana en dibujos.

U: Y sobre todo, el diario de viaje antes de la popularización de la fotografía.

G: Claro, para ir a Italia te tocaba dibujar.

Me parece que el formato, por ejemplo aquel de la libreta de bolsillo, hace que aquella libreta sea como una extensión del cuerpo y del pensamiento… 

G: Sí, porque hay una cosa muy particular de esa libreta que tienes ahí en el bolsillo. Cuando estás viajando es una cosa muy íntima, de pronto es para recordar y no para difundir. Tú quieres llenarla de dibujos y frases para que no se te vayan a olvidar. La libreta de Santiago Cortés, por ejemplo, incluso tiene pegado el menú de una de sus noches. ¿Tú viste eso? ¡Es divino!

Por la intimidad y la relación tan cercana de las libretas con las personas, se me ocurre que pueden ser similares a los diarios. Cuando en estas libretas pegan cosas es como si quisieran dejar el registro de que lo que pasó de verdad pasó.

G: Claro, es la actitud de Cortés de pegar el menú; y de Urdaneta de pegar en su libreta un artículo sobre la llegada del barco el Labrador a Nueva York. Al mismo tiempo que uno está viajando, está registrando y diciendo "voy a acordarme de esto" y "¡miren esta champaña que me tomé!".

U: También es una manera de avalar: "No solamente estaba dibujando sino que yo estoy demostrando ese viaje". "Yo sí monté en ese barco que iba a Nueva York y aquí está". La libreta como diario es una actitud del día a día y me hace recordar la libreta de Francisco Antonio Cano: ese día a día de sus hijos jugando. Por medio del dibujo, que es un lenguaje, registró a diario lo que sucedía, y de ahí podemos sacar mucha información artística y estética.

¿Cómo determina el tiempo de producción del dibujo o las anotaciones la manera de registrar el viaje en comparación con la instantaneidad de la fotografía?

U: Es una forma producción más lenta y una manera más potente de integrar lo que uno está dibujando.

G: Además con las libretas a veces uno es inconstante, entonces quedan inconclusas. A veces uno vuelve y toma en diferentes partes. Hay fechas diferentes y lugares distintos, es a veces como un revoltijo. En cierta forma no es una cosa ordenada. Así se ve en la libreta de Santiago Cortés: a veces pega cosas, a veces dibuja…

U: Las libretas son una metáfora también de la vida, y de la vida del artista.

G: Puede incluso guardar un recorrido a pie. La libreta te da una libertad que no te da el caballete.

U: Yo me imagino por las noches a Cortés en ese vapor terminando de pulir las acuarelas. Tiene mucho que ver con eso, con lo itinerante, con la portabilidad, con lo de moverse.

Dentro de la exposición me llamó la atención el proyecto de Gutiérrez de Alba. Solo por el formato de sus libretas uno pensaría que es un proyecto diferente.

Página de la libreta de Santiago Cortés, ‘Peces voladores‘ a bordo del vapor Canarias

U: Claro, es un proyecto más editorial. Son como libros hechos a mano.

G: El trabajo de Gutiérrez de Alba era ver cómo estaban las relaciones de Colombia con España. Eso se le acabó a los tres años, pero se quedó aquí porque le fascinaba la gente. Comenzó entonces a hacer una cantidad de anotaciones con la intención de hacer un libro, Impresiones de un viaje a América. Consiguió muchas cosas acá; cosas originales de Torres Méndez, de Manuel María Paz y de otras personas.

U: Para nosotras era muy útil Alba dentro de la curaduría porque es una bisagra entre ser editor de libros y la libreta. De todas maneras hay un trabajo a mano de recolección y toda una curaduría. Esto nos permitía ampliar el concepto de libreta, que tiene múltiples funciones.

G: Gutiérrez de Alba consiguió algunas de las primeras fotos del salto de Tequendama y además, fotos de los mineros de Muzo. Si vuelven a escribir la historia de la fotografía, esas fotos son importantísimas. También llevó un fotógrafo a la laguna de Guatavita para retratarla en tres fotos para que saliera entera. Bueno, eso en fotos no existe, pero él narra cómo usó la fotografía.

En una sala encontramos la obra de Ramón Torres Méndez. Me llamó la atención que estuviera expuesta como hojas sueltas.

Láminas de tipos, Ramón Torres Mendez.

G: Su obra son tipos, costumbres, oficios de Bogotá que incluso se repiten dentro de la misma colección. Verónica y yo nos dimos cuenta, ya que a las láminas se les ven bordecitos, de que algún día fueron libretas.

U: Posiblemente esto podría ser una libreta muestrario para los viajeros: “Mire, yo tengo esta libreta de tipos. ¿Cuál le gusta?".

G: Eran copias que vendían para los extranjeros.

U: Lo otro que pasa con estos dibujos es que tienen que ver con una idea de vender la nueva república, lo que nos distingue de haber sido españoles: qué es lo típico de acá, cómo se visten las personas, las mujeres con las faldas azul añil… Tiene que ver con el rescate de valores nacionales, con la construcción de una imagen de país.

Ahora, mientras uno recorre la exposición se da cuenta del cambio en la función de las libretas, casi hasta el punto de poder afirmar que la libreta como objeto se transformó. ¿Tiene esto algo que ver con la decisión de integrar a José Antonio Suárez, Mateo López y Nicolás París en la exposición?

U: Queríamos mostrar que la libreta está más presente que nunca y que en el arte contemporáneo se piensa diferente. La libreta azul al final de la exposición no tiene dibujo adentro: es la libreta como objeto de reflexión. Estas obras contemporáneas nos hablan de la especificidad del dibujo y sus elementos: el borrador, el lápiz, la libreta.

G: Además está José Antonio Suárez, que desde que su mamá le dio un cuaderno empezó a dibujar. Él solo hace libretas, su arte es el arte de la libreta como formato libreta.

U: Estas obras traen de nuevo el diálogo sobre la función de la libreta a lo largo de los años. En el siglo XIX, podía ser una herramienta para realizar obras posteriores. Aquí ni siquiera está siendo usada como herramienta, es en sí misma una obra: los lápices de Nicolás, la silla de Mateo. Esto nos muestra que el dibujo es algo milenario que no se agota. Es como reducir el dibujo a su concepto platónico: la libreta es esto, el lápiz es esto y esto compone todo otro universo.

Cuando vi la silla de Mateo al final, pensé que era como un dibujo de alguna de las libretas; como si simplemente la acción de representar el mundo o de imaginarlo fuera suficiente para cambiarlo.

U: En esta silla está presente la ausencia de ese dibujante que está haciendo libretas. Es la silla del dibujante, pero puede ser la silla del que está en el barco o junto al río dibujando.

G: Y la silla de Mateo, la silla del dibujante, también le da una voz a la persona detrás, a quien hizo todas estas libretas.

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Según Sigrid Castañeda, coordinadora curatorial de la exposición, varios amantes del arte han compartido digitalmente sus libretas en el blog de la exhibición.

Dónde y cuándo:

Biblioteca Luis Ángel Arango, Casa republicana, piso 2.

Hasta el 18 de junio de 2018.